Cartas del saco
«Cuando la película Pequeña Vera fue estrenada en los cines de la Unión Soviética, en los tres primeros meses de exhibición la vieron cuarenta y tres millones de espectadores. Una pequeña parte de esos millones se sentó a escribir cartas al Comité Estatal de Cinematografía, a organismos jurídicos, a estudios de cine, a redacciones de periódicos y de revistas, tanto de aquellos que tenían algo que ver con el cine como de los que no, a los artistas que habían participado en el reparto de la película, a su director, a mí.
Las cartas dirigidas a mi nombre llegaron a llenar poco a poco un gran saco de celofán. En casa no había sitio para él y lo tuve que meter detrás del armario. De ese saco he escogido las cartas más típicas; algunas otras me fueron enviadas por los intérpretes de los papeles protagonistas y por el director de los estudios cinematográficos.
Se diría que las habían escrito mis personajes: los padres de Vera, indignados por la amoralidad; sus compañeros, algunos de los cuales se atormentan tratando de descubrir su sitio en la vida y otros que, por el contrario, están perfectamente seguros de sí mismos; la propia Vera, Serguei y, naturalmente, los vecinos, todos aquellos que viven en la misma casa de cinco pisos que Vera, en los mismos apartamentos-panales: obreros, jubilados, maestras eméritas, médicos, veteranos cubiertos de condecoraciones, chóferes y amas de casa. Incluso ese aficionado al yoga, el amigo fuerte de Chistiakova, también me ha mandado una carta.
Al leer todas esas misivas me di cuenta de la terrible soledad de muchos de ellos. No tienen absolutamente a nadie con quien compartir sus vivencias, nadie hace caso a nadie, y ellos no cesan de escribir a gente desconocida y lejana, procurándose de esta manera un desahogo... Aparte de eso, resulta sobrecogedor el analfabetismo general. Unos giros lingüísticos del todo inimaginables, una ortografía... Así, por ejemplo, el autor de una carta en lugar de los puntos ponía guiones. En otra, por el contrario, no había ni un solo punto, sólo comas. Hasta donde era posible, he procurado conservar la ortografía y la puntuación originales, confío en que las cartas sean publicadas y en que el traductor conserve el estilo de cada una de ellas.
[...]FISCALIA GENERAL DE LA URSS
Copia: Estudios Cinematográficos Centrales de Películas Infantiles y Juveniles M. Gorki
AL DIRECTOR
Se recomienda que en las escenas cargadas del barato sensacionalismo de la patología sexual presentada de una forma perversa, participen personalmente el director y la guionista (y mejor sería que hiciesen una película sobre sí mismos, ya que para ellos no existe nada sagrado, y que la divulguen por el mundo entero, sin meter en juegos de esta índole a una principiante).
En resumen, por lo que tienen de publicidad indisimulada de la pornografía y de las aberraciones sexuales, deben ser juzgados como culpables de complicidad e incitación a la reincidencia criminal.
Es obligación de la Fiscalía General de la U.R.S.S., como organismo dedicado a la vigilancia del cumplimiento de las leyes, promover una querella criminal contra los autores de la película con arreglo al art. 120 del CP de la RSFSR, ya que la víctima del crimen (publicidad abierta del libertinaje) no es un espectador en particular, sino toda la Sociedad Soviética.
A.I., coronel en reserva. Moscú.
Somos mujeres casadas, hemos vivido de treinta y cinco a cuarenta años de vida matrimonial, somos de la ciudad de Gorki. Hemos ido a ver su película "P.V." y queremos que sepa que es una vergüenza, una obscenidad, que condenamos su film y que condenamos todo su estudio cinematográfico. No sólo es deshonrosa para el director sino también para el que había autorizado su rodaje. Nos daba vergüenza mirarla, así que dijimos al diablo con las entradas y nos marchamos en la primera parte. Nunca antes en nuestro país se había visto semejante porquería.
Hemos sabido que los autores nacieron en el sesenta y uno, así que todavía no han tenido tiempo de comprender la vida en profundidad, no se han enterado todavía a quién, durante el acto sexual, le corresponde estar abajo y arriba, y qué es lo que mejor resulta, por lo que no se han parado en barras al representar a la pequeña Vera (una prostituta) montándole a él, mientras que él, un auténtico gandul, está tumbado, y que ella lo folle.
Así que déjense ustedes de distorsiones y de ponzoñas, ¡no nos corrompan a nuestra juventud! Que ya de por sí lo está suficientemente... pero allá ella, la juventud. Nosotras, como mujeres mayores, nos avergonzamos del pasado de nuestro país...
Siete firmas
[...]
Os escribo en nombre de tres personas. Hoy hemos ido a ver la película "P.V." Por cierto, todos hemos rebasado la cincuentena, tenemos hijos que ya son mayores e incluso nietos en edad preescolar. Al salir del cine, a mi marido la película le había gustado porque la película representa una borrachera continua, pero yo y mi amiga no encontramos palabras que dirigiros, y si vosotros dos hubieseis sido mis hijos, os habría estrangulado o envenenado, tan asquerosa, vacía y depravada es la porquería que habéis filmado. Y encima se encontraron botarates que han consentido en que tamaña sinvergonzonería llegase a las pantallas. Vosotros seguro que lo que os proponíais con esa película era ganar un pastón, embaucar al mayor número posible de espectadores tontos. Pero muchos, al salir del cine, os ponen a parir, nadie va a escribiros. Ahora se está combatiendo el alcoholismo, mientras que en vuestra película no hay más que cogorzas y broncas, y eso que de broncas ya tenemos suficientes sin que os metáis vosotros. Hay broncas en Karabaj, hay broncas en Crimea, en Lituania, en Letonia, en Estonia y, en general, en toda la Unión Soviética no hay más que broncas, drogas y prostitución. No parece que se debe luchar con todo eso y que sólo se ha de mostrar los lados buenos y si alguien da un paso en falso, pues entonces se debe enseñar cómo se castiga a esa persona por todos los medios, o cómo le ocurre algo trágico, para que el espectador lo vea y reflexione sobre las consecuencias que pueda tener para él.
Si sois jóvenes los dos, es que sois ambas personas vacías y perversas, y si sois viejos, pues estáis desvariando. Tendríais que haber pensado en que también la gente seria podía ir a ver vuestro film, además de los alcohólicos y las prostitutas.
Yo personalmente hacía muchos años que no iba al cine, ni yo ni mi marido y ¿cómo creéis, por qué? Pues porque una vez fuimos a ver Un hombre y una mujer y el final de la película lo encontramos repulsivo. Y aquí nos tiene, hoy hemos visto esta película vuestra, que incluso es "mejor", así que hemos tomado la resolución de no gastar más dinero en vano.
En resumen, tal como yo me imagino, vais con los morros sin afeitar, los ojos os miran cada uno por su lado, uno hacia el vaso y el otro debajo de la falda, vais con melenas largas y desgreñadas, tan contentos con vosotros mismos por haber sido capaces de un numerito así. En resumen, esperamos veros un día en la pantalla de la televisión. Hasta la vista,
Sin firma. Provincia de Crimea, Feodosia.»
[El texto pertenece a la edición en español de Círculo de Lectores, 1990, en traducción de Elena Panteleeva. ISBN: 84-226-3353-1.]
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