martes, 21 de agosto de 2018

Sonetos y canciones.- Petrarca (1304-1374)

Resultado de imagen de petrarca 
Primera parte: En vida de Laura
1 (Soneto I)
«Los que, en mis rimas sueltas, el sonido
oís del suspirar que alimentaba
al joven corazón que desvariaba
cuando era otro hombre del que luego he sido:

del vario estilo con que me he dolido
cuando a esperanzas vanas me entregaba,
si alguno de saber de amor se alaba,
tanta piedad como perdón le pido.

Que anduve en boca de la gente siento
mucho tiempo y, así, frecuentemente
me advierto avergonzado y me confundo:

y que es vergüenza y loco sentimiento,
el fruto de mi amor sé claramente
y breve sueño cuanto place al mundo.

5 (Soneto XII)
Si del tormento áspero mi vida
puede guardarse, y de los desengaños,
tanto que vea en los postreros años
la luz de vuestros ojos extinguida,

la áurea melena en plata convertida,
dejar guirnaldas y vistosos paños,
y ajarse el bello rostro que, en mis daños,
me hace lento el lamento y me intimida:

al fin me dará Amor tanta osadía
que podré de mis penas descubriros
cuáles fueron el año y hora y día;

y aunque la edad me impida conseguiros,
que llegue al menos a la angustia mía
un socorro de ya tardos suspiros.

20 (Soneto LXI)
Benditos sean el año, el mes, el día,
la estación, la hora, el tiempo y el instante,
y el país y el lugar en que delante
de los ojos que me atan me veía;

y el dulce afán primero que sentía
cuando me ataba Amor y aquel tirante
arco, y sus flechas, y, en mi pecho amante,
las profundas heridas que me abría.

Bendito sea el incesante acento
que llamando a mi dama he difundido,
y el llanto y el deseo y el lamento,

y bendito el papel con que he solido
ganarle fama y, ¡ay!, mi pensamiento,
que parte en él tan sólo ella ha tenido.

42 (Soneto CXXII)
Diecisiete años ha girado el cielo
desde que ardo y jamás me he apagado;
mas cuando pienso en mi presente estado
en medio de las llamas siento un hielo.

Cierto es el dicho, que uno cambia el pelo
mas no el vicio; y si el cuerpo está cansado,
no está el afecto humano atenuado:
causa es la sombra del humano velo.

¡Ay, triste!, ¿llegará el día dichoso
en que, mirando huir a la edad mía,
salga del fuego, libre ya de enojos?

¿Podré mirar cuanto desee un día
ese aire dulce de su rostro hermoso
y un sensato placer dar a mis ojos?

49 (Soneto CXXXII)
Si no es amor, ¿qué es esto que yo siento?
Mas si es amor, por Dios, ¿qué cosa y cuál?
Si es buena, ¿por qué es áspera y mortal?
Si mala, ¿por qué es dulce su tormento?

Si ardo por gusto, ¿por qué me lamento?
Si a mi pesar, ¿qué vale un llanto tal?
Oh viva muerte, oh deleitoso mal
¿por qué puedes en mí, si no consiento?

Y si consiento, error grave es quejarme.
Entre contrarios vientos va mi nave
-que en altamar me encuentro sin gobierno-

tan leve de saber, de error tan grave,
que no sé lo que quiero aconsejarme
y, si tiemblo en verano, ardo en invierno. »

 [Los poemas pertenecen a la edición en español de Ediciones Orbis y Editorial Origen, en traducción de Ángel Crespo. ISBN: 84-7530-160-6.]

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Realiza tu comentario: