Eclesiástico
Primera parte
1.- Elogio de la sabiduría
«Toda sabiduría viene del Señor y con Él está siempre.
Las arenas del mar, las gotas de la lluvia y los días del pasado, ¿quién podrá contarlos?
La altura de los cielos, la anchura de la tierra, la profundidad del abismo y la sabiduría, ¿quién podrá explorarlos?
Antes que todo fue creada la sabiduría y la luz de la inteligencia existe desde la eternidad.
La fuente de la sabiduría es la palabra de Dios en las alturas y sus caminos, los mandatos eternos.
¿A quién fue dada a conocer la raíz de la sabiduría y quién conoció sus artificios?
¿A quién fue manifestada la ciencia de la sabiduría y quién entendió sus planes?
Sólo uno es el sabio y el grandemente terrible, que se sienta sobre su trono.
Es el Señor quien la creo y la vio y la distribuyó.
La derramó sobre todas sus obras y sobre toda carne, según su liberalidad, y la otorgó a los que la aman.
[…]
3.- Deberes para con los padres
Escuchad, hijos míos, que soy vuestro padre y obrad de modo que alcancéis la salud,
Pues Dios honra al padre en los hijos y confirma en ellos el juicio de la madre.
El que honra al padre expía sus pecados.
Y como el que atesora es el que honra a su madre.
El que honra a su padre se regocijará en sus hijos y será escuchado en el día de su oración.
El que honra a su padre tendrá larga vida,
Y el que obedece al Señor es consuelo de su madre.
El que teme al Señor honra a su padre y sirve como a señores a los que le engendraron.
De obra y de palabra honra a tu padre
Para que venga sobre ti su bendición,
Porque bendición de padre afianza la casa del hijo y maldición de madre la destruye desde sus cimientos.
No te glories con la deshonra de tu padre, que no es gloria tuya su deshonra
Porque la gloria del hombre procede de la honra de su padre y es infamia de los hijos la madre deshonrada.
Hijo, acoge a tu padre en su ancianidad y no le des pesares en su vida.
Si llega a perder la razón, muéstrate con él indulgente y no le afrentes porque estés tú en la plenitud de tu fuerza; que la piedad con el padre no será echada en olvido.
Y en vez del castigo por los pecados tendrás prosperidad.
En el día de la tribulación, el Señor se acordará de ti y como se derrite el hielo en día templado, así se derretirán tus pecados.
Como un blasfemo es quien abandona a su padre y será maldito del Señor quien irrita a su madre.
[…]
4.- La buena y la mala confusión
Espera tu tiempo y guárdate del mal
Y no tendrás que avergonzarte de ti mismo
No tengas respetos que sean en perjuicio de tu alma
Y no te avergüences en perjuicio tuyo.
No retengas la palabra salvadora y no ocultes tu sabiduría,
Pues en el hablar se da a conocer la sabiduría y la doctrina en las palabras de la lengua.
No contradigas a la verdad, pero avergüénzate en tu falta de instrucción.
No te avergüences de confesar tus pecados
Y no nades contra la corriente. No te sometas al hombre necio y no tengas acepción por la persona del poderoso.
Lucha por la verdad hasta la muerte y el Señor Dios combatirá por ti.
No seas áspero en tu lengua ni remiso ni perezoso en tus obras.
No seas como león en tu casa ni te muestres caprichoso con tus servidores.
No sea tu mano abierta para recibir y cerrada para dar.
[…]
5.-Moderación de la lengua
No te dejes llevar de todo viento y no camines por una senda cualquiera, que así es como obra el pecador de doble corazón.
Sé firme en tus juicios y no tengas más que una palabra.
Sé pronto para oír y lento para responder.
Si tienes que responder, responde; si no, pon la mano a la boca.
En el hablar está la gloria o la deshonra, y la lengua del hombre es su ruina.
Que nadie te llame chismoso y no tiendas lazos con tu lengua
Porque sobre el ladrón vendrá la confusión y la condenación sobre el de corazón doble.
No ofendas a nadie ni en mucho ni en poco.
Y no te hagas enemigo para con el amigo porque mala fama trae como herencia vergüenza y oprobio; tal es lo que le espera al pecador de lengua doble.»
[El texto pertenece a la edición en español de Biblioteca de Autores Cristianos, 1977, en versión de Eloino Nácar Fuster y Alberto Colunga Cueto, pp. 884-888. ISBN: 84-220-0258-2.]
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