martes, 4 de agosto de 2015

"La tierra de Jauja".- Lope de Rueda (1510-1565)

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 "Panarizo: Mucho mejor sería, si tú lo pudieses acabar, que la hiciesen obispesa de la tierra de Jauja.
 Mendrugo: ¡Cómo! ¿Qué tierra es ésa?
 Honcigera: Muy extremada, a do pagan soldada a los hombres por dormir.
 Mendrugo: ¿Por su vida?
 Panarizo: Sí, de verdad.
 Honcigera: Ven acá, asiéntate un poco y contarte hemos las maravillas de la tierra de Jauja.
 Mendrugo: ¿De dónde, señor?
 Panarizo: De la tierra en que azotan a los hombres porque trabajan.
 Mendrugo: ¡Oh, qué buena tierra! Cuénteme las maravillas de esa tierra, por vida suya.
 Honcigera: ¡Sus! ven acá, asiéntate aquí en medio de los dos. Mira...
 Mendrugo: Ya miro, señor.
 Honcigera: Mira: en la tierra de Jauja, hay un río de miel; y junto a él, otro de leche; y entre río y río, hay un puente de mantequillas encadenada de requesones y caen en aquel río de la miel, que no parece sino que están diciendo: "Comedme, comedme".
 Mendrugo: Mas, ¡pardiez!, no era de menester a mí convidarme tantas veces.
 Panarizo: ¡Escucha aquí, necio!
 Mendrugo: Ya escucho, señor.
 Panarizo: Mira: en la tierra de Jauja hay unos árboles que los troncos son de tocino.
 Mendrugo: ¡Oh, benditos árboles! ¡Dios os bendiga, amén!
 Panarizo: Y las hojas son hojuelas, y el fruto de estos árboles son buñuelos y caen en aquel río de la miel, que ellos mismos están diciendo: "Mascadme, mascadme"
 Honcigera. ¡Vuélvete acá!
 Mendrugo: Ya me vuelvo.
 Honcigera: Mira: en la tierra de Jauja, las calles están empedradas con yemas de huevos; y entre yema y yema un pastel con lonjas de tocino.
 Mendrugo: ¿Y asadas?
 Honcigera: Y asadas, que ellas mismas dicen: "Tragadme, tragadme".
 Mendrugo: Ya parece que las trago.
 Panarizo: ¡Entiende, bobazo!
 Mendrugo: Diga, que ya entiendo.
 Panarizo: Mira: en la tierra  de Jauja hay unos asadores de trescientos pasos de largo, con muchas gallinas y capones, perdices, conejos, francolines...
 Mendrugo: ¡Oh, cómo los como yo ésos!
 Panarizo: Y junto a cada ave, un cuchillo, que no es de menester más que cortar; que ello mismo dice: "Engollidme, engollidme".
 Mendrugo: ¿Qué? ¿Las aves hablan?
 Honcigera: ¡Óyeme!
 Mendrugo: Que ya oigo, pecador de mí: estarme hía todo el día oyendo cosas de comer.
 Honcigera: Mira: en la tierra de Jauja hay muchas cajas de confitura, mucho calabazate, mucho diacitrón, muchos mazapanes, muchos confites.
 Mendrugo: Dígalo más pausado, señor, eso.
 Honcigera: Hay ragea y unas limetas de vino que él mismo se está diciendo: "Bebedme, comedme, bebedme, comedme".
 Panarizo: ¡Ten cuenta!
 Mendrugo: Harta cuenta me tengo yo, señor, que me parece que engulo y bebo.
 Panarizo: Mira. en la tierra de Jauja hay muchas cazuelas con arroz y huevos y queso.
 Mendrugo: ¿Cómo ésta que yo traigo?
 Panarizo: ¡Que vienen llenas! ¡Y ofrezco al diablo la cosa que vuelven!
 Mendrugo: ¡Válalos el diablo! ¡Dios les guarde! ¿Y qué se han hecho estos mis contadores de la tierra de Jauja? ¡Ofrecidos seáis a cincuenta aviones! ¿Y qué es de mi cazuela? Juro a mí que ha sido bellaquísimamente hecho. ¡Oh, válalos el de las patas luengas! Si había tanto que comer en su tierra, ¿para qué me comían mi cazuela? Pues yo juro a mí, que juro a bueno, que tengo de enviar tras ellos cuatro o cinco dineros de hermandades para que los traigan a su costa. Pero primero quiero decir a vuesas mercedes lo que me han encomendado".

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