lunes, 28 de junio de 2021

Rimas.- Michelangelo Buonarroti (1475-1564)


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LX


  «Sabes que sé que sabes, señor mío,
que vengo por gozarte más cercano,
que soy yo quien te busca; si es mi mano,
¿por qué no saludarnos sin desvío?

Si es cierta la esperanza que te fío
y a mi anhelo respondes soberano,
rómpase el muro entre los dos tirano,
que al ocultarse un mal, dobla su brío.

Si sólo amo de ti, señor querido,
lo que más amas tú, ya condesciende,
pues mi alma es de la tuya compañera.

Lo que en tu bella faz aprendo ardido,
el ingenio del hombre mal comprende:
ha de morir el que saberlo quiera.
[…]

LXXXVII

 Querer quisiera, oh Dios, lo que no quiero
entre el fuego y mi hielo, allí se esconde
un velo por el cual no corresponde
la pluma a mi papel, lo hace embustero.

Te amo con la lengua y desespero,
pues tu amor no me mueve y no sé dónde
abrir paso a la gracia que me inunde
y derrote por fin mi orgullo fiero.

¡Rasga el velo, Señor, rompe ese muro
que con dureza cruel aún retrasa
el gran sol de tu luz, que nos calienta!

La prometida luz, a tu conjuro,
llegue a tu bella esposa, y que su brasa
mi pecho alumbre y sólo a ti te sienta.
[…]

XC

 Me amo más que nunca me había amado
y valgo más desde que tu figura
vive en mi corazón, cual la escultura
más vale aún que el bloque no tallado.

Como algún folio escrito o dibujado
que un trozo vale más sin escritura,
valgo, desde que gozo la ventura
de que tus ojos me hayan señalado.

Con ese signo, firme, donde llego,
Resultado de imagen de michelangelo buonarroti rimascomo quien lleva talismán o espada,
cuidados y peligros tengo a menos.

Con tu señal doy luz a todo ciego,
al fuego venzo yo, y al agua helada
y con mi esputo sano los venenos.
[…]

CIX

 No es siempre a todos apreciable y caro / lo que al sentido tienta
mientras alguien lo sienta / aun si es muy dulce, pésimo y amargo.
El buen gusto es tan raro / que a la opinión del vulgo errante cede
quien a solas lo goza sin embargo. / Así yo pierdo, avaro,
a quien saber no puede / de un alma triste ayes y dolores.
El mundo es ciego y da lauros y honores / a aquel que menos digno se revele,
cual látigo que al par enseña y duele.
[…]

CCXLVII

 Me place el sueño, y más ser piedra inerte / mientras el daño y la ignominia duran.
No ver, nada sentir, me es gran ventura. / ¡Baja la voz! Que nadie me despierte.
[…]


CCLXIX


 Bien puede, al par de mi ardiente deseo
la esperanza brotar, y no engañosa;
si nuestra ansia al cielo es enojosa,
¿por qué Dios creó el mundo cual lo veo?

 Y ¿qué ocasión mejor, a lo que creo,
de amarte hay que gloriar la paz dichosa
que torna en ti divina toda cosa
y del alma piadosa es el recreo?

Falsa esperanza es la de amor que acaba
con la beldad que mengua a cada instante,
y adora faz que cambia de improviso.

Y es dulce aquella que en pudor se graba,
que ante arrugas y muerte es más constante
siempre, y aquí promete el paraíso.»

  [Los textos pertenecen a la edición en español de Editorial Pre-Textos, 2012, en selección y versión de Manuel J. Santayana, pp. 53, 77, 81, 105, 155 y 163. ISBN: 978-84-15297-68-0.]

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