domingo, 6 de junio de 2021

Poesía lírica.- Sor Juana Inés de la Cruz (1648-1695)


Resultado de imagen de sor juana ines de la cruz[1]  Prólogo al lector


  «Estos versos, lector mío, / que a tu deleite consagro, / y sólo tienen de buenos / conocer yo que son malos,
ni disputártelos quiero / ni quiero recomendarlos, / porque eso fuera querer / hacer de ellos mucho caso.
No agradecido te busco: / pues no debes, bien mirado, / estimar lo que yo nunca / juzgué que fuera a tus manos.
En tu libertad te pongo / si quieres censurarlos; / pues de que, al cabo, te estás / en ella, estoy muy al cabo.
 No hay cosa más libre que / el entendimiento humano: / pues lo que Dios no violenta, / ¿por qué he de yo violentarlo?
 Di cuanto quisieres de ellos, / que, cuando más inhumano / me los mordieres, entonces / me quedas más obligado,
pues le debes a mi musa / el más sazonado plato, / que es el murmurar, según / un adagio cortesano.
Y siempre te sirvo, pues / o te agrado, o no te agrado: / si te agrado, te diviertes; / murmuras, si no te cuadro.
Bien pudiera yo decirte, / por disculpa, que no ha dado / lugar para corregirlos / la prisa de los traslados;
que van de diversas letras, / y que algunas, de muchachos, / matan de suerte el sentido / que es cadáver el vocablo;
y que, cuando los he hecho, / ha sido en el corto espacio / que ferian al ocio las / precisiones de mi estado;
que tengo poca salud / y continuos embarazos, / tales, que aun diciendo esto, / llevo la pluma trotando.
Pero todo eso no sirve, / pues pensarás que me jacto / de que quizá fueran buenos / a haberlos hecho despacio;
y no quiero que tal creas, / sino sólo que es el darlos / a la luz tan sólo por / obedecer un mandato.
Esto es si gustas creerlo, / que sobre eso no me mato, / pues al cabo harás lo que / se te pusiere en los cascos.
Y adiós, que esto no es más de  / darte la muestra del paño: / si no te agrada la pieza, / no desenvuelvas el fardo.
[…] 

[3] Soneto [de Poesía amorosa]
(Resuelve la cuestión de cuál sea pesar más molesto en encontradas correspondencias, amar o aborrecer)

 Que no me quiera Fabio, al verse amado, / es dolor sin igual en mí sentido;
mas, que me quiera Silvio aborrecido, / es menor mal, mas no menor enfado.
¿Qué sufrimiento no estará cansado / si siempre le resuenan al oído,
tras la vana arrogancia de un querido, / el cansado gemir de un desdeñado?
Si de Silvio me cansa el rendimiento, / a Fabio canso con estar rendida;
si de éste busco el agradecimiento, / a mí me busca el otro agradecida:
por activa y pasiva es mi tormento, / pues padezco en querer y en ser querida.


[4] Soneto [de Poesía amorosa]
(Prosigue el mismo asunto y determina que prevalezca la razón contra el gusto.)

 Al que ingrato me deja, busco amante; / al que amante me sigue, dejo ingrata;
constante adoro a quien mi amor maltrata; / maltrato a quien mi amor busca constante.
Al que trato de amor, hallo diamante, / y soy diamante al que de amor me trata;
triunfante quiero ver al que me mata, / y mato a quien me quiere ver triunfante.
Si a éste pago, padece mi deseo; / si ruego a aquél, mi pundonor enojo:
de entrambos modos infeliz me veo. / Pero yo por mejor partido escojo,
de quien no quiero, ser violento empleo, / que de quien no me quiere, vil despojo.


[5] Soneto [de Poesía amorosa]
(Continúa el asunto y aun le expresa con más viva elegancia.)

 Feliciano me adora, y le aborrezco; / Lisardo me aborrece, y yo le adoro;
por quien no me apetece ingrato, lloro, / y al que me llora tierno, no apetezco.
A quien más me desdora, el alma ofrezco; / a quien me ofrece víctimas, desdoro;
desprecio al que enriquece mi decoro, / y al que le hace desprecios, enriquezco.
Si con mi ofensa al uno reconvengo, / me reconviene el otro a mí, ofendido,
y a padecer de todos modos vengo, / pues ambos atormentan mi sentido:
aquéste con pedir lo que no tengo, / y aquél con no tener lo que pido.
[…]


[13] Soneto [de Poesía amorosa]
(Que consuela a un celoso, epilogando la serie de los amores)

 Amor empieza por desasosiego, / solicitud, ardores y desvelos;
crece con riesgos, lances y recelos, / susténtase de llantos y de ruego.
Doctrínanle tibiezas y despego, / conserva el ser entre engañosos velos,
hasta que con agravios o con celos / apaga con sus lágrimas su fuego.
Su principio, su medio y fin es éste; / pues ¿por qué, Alcino, sientes el desvío
de Celia que otro tiempo bien te quiso? / ¿Qué razón hay de que dolor te cueste,
pues no te engañó Amor, Alcino mío, / sino que llegó el término preciso?
[…] 


[22] Soneto [de Poesía amorosa]
(Que da medio para amar sin mucha pena.)

 Yo no puedo tenerte ni dejarte, / ni sé por qué, al dejarte o al tenerte,
se encuentra un no sé qué para quererte / y muchos si sé qué para olvidarte.
Pues ni quieres dejarme ni enmendarte / yo templaré mi corazón de suerte
que la mitad se incline a aborrecerte, / aunque la otra mitad se incline a amarte.
Si ello es fuerza querernos, haya modo, / que es morir el estar siempre riñendo:
no se hable más en celo y en sospecha, / y quien da la mitad, no quiera el todo;
y cuando me la estás allá haciendo, / sabe que estoy haciendo la deshecha.
[…]


[56] Redondillas [de Poemas satíricos y jocosos]
(Arguye de inconsecuentes el gusto y la censura de los hombres, que en las mujeres acusan lo que causan.)

Resultado de imagen de sor juana ines de la cruz poesia lirica catedra Hombres necios que acusáis / a la mujer sin razón, / sin ver que sois la ocasión / de lo mismo que culpáis;
si con ansia sin igual / solicitáis su desden, / ¿por qué queréis que obren bien, / si las incitáis al mal?
Combatís su resistencia, / y luego con gravedad, / decís que fue liviandad / lo que hizo la diligencia.
Parecer quiere el denuedo / de vuestro parecer loco, / al niño que pone el coco / y luego le tiene miedo.
Queréis, con presunción necia, / hallar a la que buscáis, / para pretendida, Tais, / y en la posesión, Lucrecia.
¿Qué humor puede ser más raro / que el que falto de consejo, / él mismo empaña el espejo, / y siente que no esté claro?
Con el favor y el desdén / tenéis condición igual, / quejándoos, si os tratan mal, / burlándoos, si os quieren bien.
Opinión ninguna gana, / pues la que más se recata, / si no os admite, es ingrata, / y si os admite, es liviana.
Siempre tan necios andáis / que, con desigual nivel, / a una culpáis por cruel, / y a otra por fácil culpáis.
¿Pues cómo ha de estar templada / la que vuestro amor pretende, / si la que es ingrata, ofende, / y la que es fácil, enfada?
Mas entre el enfado y pena / que vuestro gusto refiere, / bien haya la que no os quiere, / y quejaos en hora buena.
Dan vuestras amantes penas / a sus libertades alas, / y después de hacerlas malas, / las queréis hallar muy buenas.
¿Cuál mayor culpa ha tenido / en una pasión errada, / la que cae de rogada, / o el que ruega de caído?
¿O cuál es más de culpar, / aunque cualquiera mal haga, / la que peca por la paga, / o el que paga por pecar?
¿Pues para qué os espantáis / de la culpa que tenéis? / Queredlas cual las hacéis, / o hacedlas cual las buscáis.
Dejad de solicitar, / y después con más razón, / acusaréis la afición / de la que os fuere a rogar.
Bien con muchas armas fundo / que lidia vuestra arrogancia, / pues en promesa e instancia, / juntáis diablo, carne y mundo.
[…]


[70] Soneto [de Poesía filosófico-moral]
(Quéjase de la suerte: insinúa su aversión a los vicios y justifica su divertimento a las Musas.)

 En perseguirme, mundo, ¿qué interesas? / ¿En qué te ofendo, cuando sólo intento
poner bellezas en mi entendimiento, / y no mi entendimiento en las bellezas?
Yo no estimo tesoros ni riquezas; / y así, siempre me causa más contento
poner riquezas en mi entendimiento, / que no mi entendimiento en las riquezas.
Yo no estimo hermosura que, vencida, / es despojo civil de las edades,
ni riqueza me agrada fementida, / teniendo por mejor en mis verdades,
consumir vanidades de la vida / que consumir la vida en vanidades.

[…]


[75] Romance
(Acusa la hidropesía de mucha ciencia, que teme inútil aun para saber, y nociva para vivir.)

 Finjamos que soy feliz, / triste Pensamiento, un rato; / quizá podréis persuadirme, / aunque yo sé lo contrario:
que pues solo en la aprehensión / dicen que estriban los daños, / si os imagináis dichoso, / no seréis tan desdichado.
Sírvame el entendimiento / alguna vez de descanso, / y no siempre esté el ingenio / con el provecho encontrado.
Todo el mundo es opiniones / de pareceres tan varios, / que lo que el uno que es negro,/ el otro prueba que es blanco.
A unos sirve de atractivo / lo que otro concibe enfado, / y lo que éste por alivio, / aquél tiene por trabajo.
El que está triste censura / al alegre de liviano, / y el que está alegre se burla / de ver al triste penando.
Los dos filósofos griegos / bien esta verdad probaron, / pues lo que en el uno risa, / causaba en el otro llanto.
Célebre su oposición / ha sido por siglos tantos, / sin que cuál acertó, esté / hasta agora averiguado;
antes en sus dos banderas / el mundo todo alistado, / conforme el humor le dicta / sigue cada cual el bando.
Uno dice que de risa / sólo es digno el mundo vario; / y otro que sus infortunios / son sólo para llorarlos.
Para todo se halla prueba / y razón en qué fundarlo, / y no hay razón para nada, / de haber razón para tanto.
Todos son iguales jueces, / y siendo iguales y varios, / no hay quien pueda decidir / cuál es lo más acertado.
Pues si no hay quien lo sentencie, / ¿por qué pensáis, vos, errado, / que os cometió Dios a vos / la decisión de los casos?
¿O por qué, contra vos mismo, / severamente inhumano, / entre lo amargo y lo dulce, / queréis elegir lo amargo?
Si es mío mi entendimiento, / ¿por qué siempre he de encontrarlo / tan torpe para el alivio, / tan agudo para el daño?
El discurso es un acero / que sirve por ambos cabos: / de dar muerte, por la punta, / por el pomo, de resguardo.
Si vos, sabiendo el peligro, / queréis por la punta usarlo, / ¿qué culpa tiene el acero / del mal uso de la mano?
No es saber, saber hacer / discursos sutiles, vanos; / que el saber consiste sólo / en elegir lo más sano.
Especular las desdichas / y examinar los presagios, / sólo sirve de que el mal / crezca con anticiparlo.
En los trabajos futuros, / la atención sutilizando, / más formidable que el riesgo, / suele fingir el amago.
¡Qué feliz es la ignorancia / del que, indoctamente sabio, / halla de lo que padece, / en lo que ignora, sagrado!
No siempre suben seguros, / vuelos del ingenio osados / que buscan trueno en el fuego / y hallan sepulcro en el llanto.
También es vicio el saber, / que si no se va atajando, / cuanto menos se conoce / es más nocivo el estrago,
y si el vuelo no le abaten / en sutilezas cebado, / por cuidar de lo curioso, / olvida lo necesario.
Si culta mano no impide / crecer al árbol copado, / quitan la substancia al fruto / la locura de los ramos.
Si andar a nave ligera / no estorba lastre pesado, / sirve el vuelo de que sea / el precipicio más alto.
En amenidad inútil, / ¿qué importa al florido campo / si no halla fruto el otoño, / que ostente frutos el mayo?
¿De qué le sirve al ingenio / el producir muchos partos, / si a la multitud se sigue / el malogro de abortarlos?
Y a esta desdicha, por fuerza / ha de seguirse el fracaso / de quedar el que produce, / si no muerto, lastimado.
El ingenio es como el fuego / que, con la materia ingrato, / tanto la consume más, / cuanto él se ostenta más claro.
Es de su propio señor / tan rebelado vasallo, / que convierte en sus ofensas / las armas de su resguardo.
Este pésimo ejercicio, / este duro afán pesado, / a los hijos de los hombres / dio Dios para ejercitarlos.
¿Qué loca ambición nos lleva / de nosotros olvidados? / ¿Si es para vivir tan poco, / de qué sirve saber tanto?
¡Oh, si como hay de saber, / hubiera algún seminario / o escuela donde a ignorar / se enseñaran los trabajos!
¡Qué felizmente viviera / el que flojamente cauto / burlara las amenazas / del influjo de los astros!
Aprendamos a ignorar, / Pensamiento, pues hallamos / que cuando añado el discurso / tanto le usurpo a los años.»

   [El texto pertenece a la edición en español de Ediciones Cátedra, 2003, en edición de José Carlos González Boixo, pp. 71-73, 77-79, 84, 113-114, 222-224, 254 y 258-262. ISBN: 84-376-1104-0.]

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Realiza tu comentario: