martes, 21 de mayo de 2019

Introducción a la historia de la filosofía.- Georg W. F. Hegel (1770-1831)


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A.-Noción de la historia de la filosofía
 I.-Determinaciones preliminares

«Estas determinaciones son: Pensamiento, Concepto, Idea o Razón y la evolución de los mismos.
 Son éstas las determinaciones de la evolución y de lo concreto. El producto del pensar, el pensamiento en general es el objeto de la filosofía. El pensamiento se nos aparece, por de pronto, como formal, el concepto como pensamiento determinado (como pensamiento definido); la idea es el pensamiento en su totalidad, el pensamiento determinado en sí y por sí. La idea es, en general, lo verdadero, y lo verdadero solamente. La naturaleza de la idea es ahora desenvolverse (evolucionar).
 
 1.-El pensamiento como concepto e idea
 
 a) El pensamiento
 Por lo tanto, lo primero es el pensamiento.
 La filosofía es activamente pensante; esto lo hemos considerado ya. El pensar es lo más interno de todo, el egomonicón. El pensar filosófico es el pensar de lo universal. El producto del pensar es el pensamiento. Este puede ser subjetivo u objetivo. En la consideración objetiva llamamos al pensamiento lo universal: el noús de Anaxágoras es lo universal. Pero nosotros sabemos que lo universal se diferencia por eso de lo abstracto y de lo particular. Pues lo universal es solamente la forma , y a ella se opone lo particular, el contenido. Si nos detenemos en el pensamiento como universal, no nos detendremos mucho, o tendremos conciencia de que lo abstracto no es suficiente, no basta. De aquí la expresión: son sólo pensamientos. La filosofía tiene que ocuparse con lo universal, el cual tiene su contenido en sí mismo. Pero lo primero es lo universal como tal; éste es abstracto; es el pensamiento, pero como puro pensamiento y pura abstracción: "Ser" o "esencia", "lo uno", etc., son tales pensamientos totalmente abstractos.
 
b) El concepto
 El pensamiento no es nada vacío, abstracto, sino que es determinante y precisamente determinante de sí mismo; o el pensamiento es esencialmente concreto. A este pensamiento concreto lo llamamos concepto. El pensamiento tiene que ser un concepto; por abstracto que pueda parecer, tiene que ser concreto en sí, o tan pronto como el pensamiento es filosófico, es concreto en sí. Por una parte, esto es exacto, si se dice que la filosofía se ocupa de abstracciones; precisamente hasta aquí ha tenido que ver con pensamientos, es decir, con lo llamado concreto, abstraído de lo sensible. Pero, por otra parte, es enteramente falso; las abstracciones pertenecen a la reflexión del entendimiento, no a la filosofía; y precisamente aquellos que hacen ese reproche a la filosofía son los que están más absortos en las determinaciones de la reflexión, aunque ellos crean estar en el contenido más concreto. Reflexionando sobre las cosas, tienen, por una parte, solamente lo sensible y, por otra, el pensamiento subjetivo, es decir, abstracciones.
 En segundo lugar está el concepto. Es otra cosa que el pensamiento puro (en la vida ordinaria el concepto es tomado generalmente sólo como un pensamiento determinado). El concepto es un saber verdadero, no el pensamiento como puro universal; además, el concepto es el pensamiento, el pensamiento en su vitalidad y actividad, o en tanto que se da su contenido a sí mismo. o el concepto es lo universal que se particulariza a sí mismo (por ejemplo, el animal, como mamífero, añade esto a la determinación exterior de animal). Concepto es el pensamiento, el cual devenido activo, puede determinarse, crear, producir; tampoco es mera forma para un contenido, sino que se forma a sí mismo, se da a sí mismo un contenido y se determina la forma (la determinación del mismo ha ocurrido en la historia de la filosofía misma). Esto, que el pensamiento no es ya abstracto, sino determinado al determinarse a sí mismo, lo resumimos con la palabra "concreto". El pensamiento se ha dado un contenido, ha devenido concreto, es decir, se ha unificado al desarrollarse; donde se han concebido y unido inseparablemente varias determinaciones en una unidad, estas distintas determinaciones no han de ser separadas. Las dos determinaciones abstractas que él reduce a unidad, son lo universal y lo particular. Todo lo que es realmente viviente, y verdadero es, así, un compuesto, tiene varias determinaciones en sí. La actividad viviente del espíritu es así concreta. Luego la abstracción del pensamiento es lo universal; el concepto es lo determinante de sí, lo que se particulariza a sí mismo.
 
 c) La idea
 El pensamiento concreto, directamente expresado, es el concepto y, aún más determinado, es la idea. La idea es el concepto en tanto que él se realiza. Para realizarse debe determinarse a sí mismo, y esta determinación no es otra cosa que él mismo. Así es su contenido él mismo. Este es su infinito relacionarse consigo mismo, para que él se determine sólo desde sí mismo.
 La idea o la razón también es concepto; pero así como el pensamiento se determina como concepto, así la razón se determina como pensamiento subjetivo. Cuando nosotros hablamos de un concepto, se determina, aunque sea abstracto. La idea es el concepto lleno, el cual se llena consigo mismo. La razón, o la idea, es libre, rica, plena de contenido en sí mismo; ella es el concepto que se pone a sí mismo pleno de contenido, que se da su realidad. Yo puedo muy bien decir "concepto (o noción) de algo", pero no puedo decir "idea de algo"; porque ésta tiene su contenido en sí misma. La idea es la realidad en su verdad. La razón es el concepto dándose realidad a sí mismo, es decir, se compone de concepto y realidad
 
     [El texto pertenece a la edición en español de Alba Libros, 1998, pp. 39-41. ISBN: 84-89592-50-0.]

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