sábado, 25 de mayo de 2019

El camino de la sabiduría.- Deepak Chopra (1946)


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Lección 14
Vivir con la lección

«La muerte es un acontecimiento último, pero antes de que ocurra se sufren muchas pérdidas de menor importancia durante nuestra andadura. Si dedicas un momento a pensar en ella, puedes ver fácilmente la pauta de ganancias y pérdidas que se observa durante toda tu vida. Mientras están ocurriendo, las pérdidas parecen dolorosas y el ego reacciona inevitablemente a la pérdida queriendo aferrarse a lo que está a punto de perder. Sin embargo, pasar de la infancia a la adolescencia significa una pérdida desde una perspectiva y una ganancia desde otra; casarse representa perder la vida en solitario y ganar una pareja. Las ganancias y las pérdidas son dos caras de lo mismo. La única cosa de la vida que trae consigo una ganancia absoluta es la adquisición de conciencia, que es el objetivo de la búsqueda.
 -¿Alguna vez se te ha ocurrido pensar que no puedes perder nada -preguntó Merlín- porque, para empezar, nunca lo tuviste? Lo único que realmente has tenido alguna vez eres tú mismo. Este yo puede pasar algún tiempo en una casa o un empleo, puede pasar tiempo en presencia de ciertas cosas o con cierta cantidad de dinero, pero con el tiempo todo eso cambiará. Entonces todo lo que tendrás es un recuerdo, una imagen, un concepto. Estas cosas no son reales; son invenciones de la mente. Los pensamientos son como los huéspedes de un hotel: se inscriben y se marchan mientras que tú sigues allí. Considera los objetos y las posesiones de la misma manera. Vienen y se van. Lo que queda eres tú mismo.
 La vida está llena de adversidades pequeñas o grandes. El ego ha echado sobre sí la carga de proteger tu vida. Te defiende de pérdidas y desastres y rechaza el concepto de la muerte durante tanto tiempo como le es posible. Pero el mago acoge con los brazos abiertos cualquier adversidad, cualquier pérdida, por la siguiente razón, que tú puedes aplicar a tu propia vida: todo lo que hay en la creación está hecho de energía. Después de ser creada, cualquier forma de energía dada debe mantenerse durante cierto tiempo. Después de un período de estabilidad, la fuerza de vida quiere hacer que algo nuevo salga a escena. A tal efecto, las pautas viejas, gastadas, deben disolverse.
 Esta disolución todavía tiene lugar en nombre de la vida, pues nada más que vida hay a nuestro alrededor. Sin embargo, el ego se une a ciertas formas de energía que no quiere ver disueltas. Una gran cantidad de dinero, una casa, una relación, un gobierno... a su manera, cada una de estas cosas es una forma de energía que tratamos de proteger del flujo del tiempo. La gente lucha a muerte, como suele decirse, lo cual significa que defenderá algo hasta que la disolución sea la única salida.
 En verdad, semejantes luchas no son necesarias. No puedes luchar para hacer que una rosa florezca. No puedes luchar para que un embrión evolucione hasta convertirse en un bebé: son cosas que sencillamente suceden, siguiendo sus ritmos propios. Tu ego acepta fácilmente este hecho relativo a las rosas y los bebés, pero no cuando se refiere al dinero, la casa, las relaciones y otras cosas a las que cobra apego. Mas el mago considera que las mismas leyes universales gobiernan la totalidad de la vida. Después de todo, el ego no luchó por ponerte en este mundo.
 La lucha del ego es una forma de oposición a la vida, porque pretende imponer vida artificial.
 -La naturaleza quita cosas por sus propias razones y en el momento que ella juzga más oportuno -dijo Merlín-. Si quieres flores cuando no es la temporada, puedes bordar flores que durarán eternamente, pero ¿quién podría pretender que realmente estaban vivas?
 De modo parecido, siempre que sientes la necesidad de controlar y luchar, de impedir que las personas, el dinero o las cosas se alejen de ti, te estás oponiendo a la fuerza universal que lo mantiene todo en equilibrio.
 -Tendrás que adquirir confianza antes de que puedas renunciar a tu control. Tu condicionamiento conduce a la desconfianza, porque los mortales queréis desesperadamente creer que sois inmunes a los ciclos de la naturaleza -dijo Merlín con cierto regocijo-. Mientras vuestro cuerpo nace, envejece y muere, tejéis fantasías en las que dejáis detrás de vosotros edificios y estatuas inmortales, reputaciones y arcas repletas de riqueza. Haz lo que quieras, pero si deseas librarte del dolor y la muerte, primero debes deshacerte de esta creencia errónea de que estás más allá de la naturaleza.
 Cuando puedas empezar a ver las semillas de la oportunidad en las cenizas del desastre, entonces es que la confianza está empezando a crecer. Esta confianza llega en etapas. En primer lugar, empieza por ver que los juicios del ego sobre la pérdida son falsos.
 -El dolor no es la verdad -dijo Merlín-. Es lo que los mortales experimentan para encontrar la verdad.
 En segundo lugar, busca la otra faz del desastre o la pérdida, la minúscula semilla de lo nuevo que quiere nacer.
 -Cuando mires en las cenizas -aconsejó Merlín-, mira bien.
 En tercer lugar, sustituye la culpa y las quejas por el conocimiento sereno y seguro de que estás protegido en el plan de la naturaleza: lo que hayas perdido es temporal e irreal. Tenía que desaparecer, no porque la naturaleza sea cruel e indiferente, sino porque cada paso que das hacia lo real es precioso. Bajo esta luz empezarás a ver que las pérdidas y las ganancias son sólo una máscara. Debajo de ella está la luz constante de lo eterno, que brilla a través de todo y teje unidad a partir del caos.»
 
     [El texto pertenece a la edición en español de Ediciones Martínez Roca, 1999, en traducción de Jordi Beltrán. ISBN: 84-270-2438-X.]

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