El Universo y yo
"Con todo, nueve de cada diez veces los
representantes del Cielo pueden tomar a los muchachos de la Razón cuando llega
el momento de aislar la mente, y hacer pruebas contra el miedo, pruebas contra
las pruebas. Admitamos que Dios elige encarnarse en el año 0 d.C. en una
familia de carpinteros de Judea, o que pasar información a unos comerciantes de
camellos no es más absurdo que las bromas subatómicas de los bosones z.
Desde el descubrimiento de la civilización,
cuando la gente perdió los sabañones de la edad de hielo y una vez descortezado
el lenguaje refinado durante la era holocénica, ¿qué zeta está sucediendo y qué
podemos hacer al respecto?
¿Somos algo más que trucos del polvo?
¿Primates de primera? Quiero decir que el universo parece ser una espantosa
montaña de problemas para tratarse de una broma pesada.
Y
nosotros, los jockeys de las ideas, ¿qué podemos ofrecer de todo nuestro largo
exprimir de conceptos? Son los productos derivados de la filosofía, la
matemática, la astronomía y la biología los que han cubierto algún terreno, los
que han proporcionado cierto bienestar. La sabiduría nunca ha sido capaz de
extenderse más allá del lapso de tiempo de una vida. Los hechos actúan como
bolas de nieve. Tenemos 1083. De acuerdo con los que llenan las bañeras,
ése es el número de electrones en el universo. Supongamos que estén
equivocados, elevemos la cifra a 10100. Un googol. ¿Puede el negocio
producir una figura, un garabato tan poderoso, tan abarcador como ése? Tan
verdadero. Tan bien formado. Pero tenemos más cómos de los que sabemos usar;
nuestras colonias de porqués persisten vacías. Y si Zubiri tiene razón al
afirmar que los profesionales de la física, los diseccionadores del pescado y
los promotores de partículas nos dejan metafísicamente sedientos, no puedo
coincidir con él cuando afirma que los refrescos los proporciona el negocio.
Se
me ha pagado para examinar todo esto, a diferencia de aquéllos que hurgan en el
forro del mundo después de la desgracia, la pérdida, el fracaso. Me alegro de
que nadie esté en posición de pedir que le devuelvan el dinero. No tengo mucho
que mostrar: una pila de libros, el más viejo de los tópicos: ¿qué estamos
haciendo aquí? Pero lo cierto es que los tópicos suelen ser verdades de las que
estamos aburridos.
Uno puede luchar con eso hasta que su mente
explota; es como tratar de levantar un balde dentro del cual uno está de pie.
Descubrimos.
Estoy sentado en este bar lleno de gente
desgraciada, que se comporta como si fuera feliz. Afirmará que este momento es
tan fuerte que podría cansar a la eternidad. La gente me dice que no lo haría.
Quizá todo sea un gran truco. Quizá, de pronto, todo el mundo se volverá hacia
mí y dirá: ¡sorpresa, Eddie! Sólo estamos bromeando sobre tu condición de
mortal. Sólo estamos poniendo una venda en los ojos de tu inmortalidad. [...]
Los diez peores
1.-La receta de Johannes Van Helmont para hacer un ratón. (Admiro la modestia de la escala.)
2.-La noción de Fourier de que en la nueva era
de la justicia los mares se convertirán en naranjada.
3.-La condena que hizo Voltaire de Buffon
(convirtiéndose él mismo en un bufón, por lo tanto) argumentando éste que las
conchas de mar descubiertas sobre las montañas fueron dejadas allí por los que
iban de picnic y no por las lluvias antediluvianas.
4.-Aristóteles
y su idea de que el pecho es el asiento del intelecto.
5.-Los árboles anatíferos de Duret.
6.-La receta del alquimista Paracelso para
hacer crecer a un hombre. (Coges un zapallo, lo dejas que se pudra, y obtienes
tu homúnculo.)
7.-Gorgias el supersofista declara que nada
existe y luego se erige a sí mismo una estatua en oro.
8.-Condorcet: Esquisse d'un tableau historique des progrés de l'esprit humain
(1794). Su novísima idea de la décima época (1789-), la abolición de la
estupidez. (Ya casi llegamos, está justo a la vuelta de la esquina.)
9.-El Projet de paix perpétuelle de
Saint-Pierre (1713). No más guerras en Europa. (El cheque está en el correo.)
10.-La vida: solitaria, pobre, espantosa,
brutal y corta. No. Algunas veces el cheque está en el correo. La vida no fue
así para Hobbes; anduvo a tortas con Galileo, Descartes, Harvey. Tuvo una linda
pensión. Llegó a vivir noventa y un años. De hecho, si hay algo que puede
decirse en favor de la filosofía es que parece promover la longevidad.
¿Con cuáles de nuestras creencias o prácticas
se van a partir de risa en el futuro? Quizás el futuro no dé oportunidad. Quizá
nosotros no le demos oportunidad al futuro. Tenemos a la vista una estupenda
catástrofe. Para todas las palizas que ha recibido, este siglo ha sido bastante
generoso con un montón de gente. La primera mitad fue belicosa, pero mientras
hay montones de guerras, desastres, enfermedades, zadrugas dedicados a
descuartizar zadrugas (las disputas más crueles siempre se producen entre
aquellos que resultan imposibles distinguir para los de fuera), los gorgojos
del mal en cualquiera de sus innumerables formas se hacen más populares en los
países que carecen de restaurantes franceses de nota, y por lo tanto no tienen
mucho peso; las cosas se han aligerado en el frente del apocalipsis, lo cual es
siempre una mala señal. Oliuqnart odaisamed átse odot, atsug em on. [...]
Nunca es demasiado temprano para almorzar
¿Qué otra cosa podíamos hacer más que volver
luego al restaurante de pescados? Si funciona una vez, hazlo otra vez y otra
vez. Y otra vez, hasta que te veas obligado a pensar.
Wilbur se mostraba enérgicamente hostil a todo
tipo de rutina o modelo. Solía caminar hasta la facultad cada día por una ruta
diferente (por fidelidad a tal programa se vio obligado a desvíos de media hora
para cubrir una distancia de cinco o diez minutos hasta el collége). "La
mente está lista para quedarse ciega en cualquier momento." Se negaba a
enseñar dos veces la misma lección, lo que causaba miedo y consternación en el
comercio de ideas, no fuera a ser que su política se convirtiera en un
precedente o costumbre no muy bien recibida. Cada año se mudaba de casa y, además
de pasarse todo el tiempo metiendo y sacando libros de las cajas, siempre
estaba estudiando idiomas nuevos, aficiones nuevas. "La mente cuelga los
guantes en cuanto se le da media oportunidad. Si es fácil, no tiene sentido
hacerlo." Para mí, ser un ser ya es bastante agotador.
Tuve un instante de elevación y medité
introspectivamente acerca de tantos otros grupos de deshonestidad y perjuicio
que eluden la atención policial: agentes inmobiliarios, políticos, albañiles,
presidentes de organizaciones internacionales, dentistas: los sospechosos más
obvios. Es indudable que, por ejemplo, si reunidos en una pradera se acordonara
a todos los vendedores de autos usados y se los ametrallara debidamente, el
mundo sería un lugar más habitable. Una conducta como ésa está relativamente
mal vista en los círculos académicos, pero no deja de ser un mejoramiento de lo
más efectivo si uno ametralla a la gente apropiada.
El
robo de bancos, si se lleva adelante filosóficamente, no hace daño a nadie.
Emocionamos. Entretenemos. Estimulamos la economía. Aceleramos los corazones.
Provocamos pensamiento. Y además incuestionablemente, es una mera ilusión. Uno
se lleva el dinero, pero ¿dónde va a parar? A un banco. Como el agua, el dinero
está atrapado en un ciclo, se mueve de banco en banco. Sólo lo sacamos fuera
para que le dé un poco el aire fresco".
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