martes, 17 de noviembre de 2015

"Filosofía a mano armada".- Tibor Fischer (1959)


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El Universo y yo
 
 "Con todo, nueve de cada diez veces los representantes del Cielo pueden tomar a los muchachos de la Razón cuando llega el momento de aislar la mente, y hacer pruebas contra el miedo, pruebas contra las pruebas. Admitamos que Dios elige encarnarse en el año 0 d.C. en una familia de carpinteros de Judea, o que pasar información a unos comerciantes de camellos no es más absurdo que las bromas subatómicas de los bosones z.
 Desde el descubrimiento de la civilización, cuando la gente perdió los sabañones de la edad de hielo y una vez descortezado el lenguaje refinado durante la era holocénica, ¿qué zeta está sucediendo y qué podemos hacer al respecto?
 ¿Somos algo más que trucos del polvo? ¿Primates de primera? Quiero decir que el universo parece ser una espantosa montaña de problemas para tratarse de una broma pesada.
 Y nosotros, los jockeys de las ideas, ¿qué podemos ofrecer de todo nuestro largo exprimir de conceptos? Son los productos derivados de la filosofía, la matemática, la astronomía y la biología los que han cubierto algún terreno, los que han proporcionado cierto bienestar. La sabiduría nunca ha sido capaz de extenderse más allá del lapso de tiempo de una vida. Los hechos actúan como bolas de nieve. Tenemos 1083. De acuerdo con los que llenan las bañeras, ése es el número de electrones en el universo. Supongamos que estén equivocados, elevemos la cifra a 10100. Un googol. ¿Puede el negocio producir una figura, un garabato tan poderoso, tan abarcador como ése? Tan verdadero. Tan bien formado. Pero tenemos más cómos de los que sabemos usar; nuestras colonias de porqués persisten vacías. Y si Zubiri tiene razón al afirmar que los profesionales de la física, los diseccionadores del pescado y los promotores de partículas nos dejan metafísicamente sedientos, no puedo coincidir con él cuando afirma que los refrescos los proporciona el negocio.
 Se me ha pagado para examinar todo esto, a diferencia de aquéllos que hurgan en el forro del mundo después de la desgracia, la pérdida, el fracaso. Me alegro de que nadie esté en posición de pedir que le devuelvan el dinero. No tengo mucho que mostrar: una pila de libros, el más viejo de los tópicos: ¿qué estamos haciendo aquí? Pero lo cierto es que los tópicos suelen ser verdades de las que estamos aburridos.
 Uno puede luchar con eso hasta que su mente explota; es como tratar de levantar un balde dentro del cual uno está de pie.
 Descubrimos.
 Estoy sentado en este bar lleno de gente desgraciada, que se comporta como si fuera feliz. Afirmará que este momento es tan fuerte que podría cansar a la eternidad. La gente me dice que no lo haría. Quizá todo sea un gran truco. Quizá, de pronto, todo el mundo se volverá hacia mí y dirá: ¡sorpresa, Eddie! Sólo estamos bromeando sobre tu condición de mortal. Sólo estamos poniendo una venda en los ojos de tu inmortalidad. [...]

Los diez peores

 1.-La receta de Johannes Van Helmont para hacer un ratón. (Admiro la modestia de la escala.)
 2.-La noción de Fourier de que en la nueva era de la justicia los mares se convertirán en naranjada.
 3.-La condena que hizo Voltaire de Buffon (convirtiéndose él mismo en un bufón, por lo tanto) argumentando éste que las conchas de mar descubiertas sobre las montañas fueron dejadas allí por los que iban de picnic y no por las lluvias antediluvianas.
 4.-Aristóteles y su idea de que el pecho es el asiento del intelecto.
 5.-Los árboles anatíferos de Duret.
 6.-La receta del alquimista Paracelso para hacer crecer a un hombre. (Coges un zapallo, lo dejas que se pudra, y obtienes tu homúnculo.)
 7.-Gorgias el supersofista declara que nada existe y luego se erige a sí mismo una estatua en oro.
 8.-Condorcet: Esquisse d'un tableau historique des progrés de l'esprit humain (1794). Su novísima idea de la décima época (1789-), la abolición de la estupidez. (Ya casi llegamos, está justo a la vuelta de la esquina.)
 9.-El Projet de paix perpétuelle de Saint-Pierre (1713). No más guerras en Europa. (El cheque está en el correo.)
 10.-La vida: solitaria, pobre, espantosa, brutal y corta. No. Algunas veces el cheque está en el correo. La vida no fue así para Hobbes; anduvo a tortas con Galileo, Descartes, Harvey. Tuvo una linda pensión. Llegó a vivir noventa y un años. De hecho, si hay algo que puede decirse en favor de la filosofía es que parece promover la longevidad.
 ¿Con cuáles de nuestras creencias o prácticas se van a partir de risa en el futuro? Quizás el futuro no dé oportunidad. Quizá nosotros no le demos oportunidad al futuro. Tenemos a la vista una estupenda catástrofe. Para todas las palizas que ha recibido, este siglo ha sido bastante generoso con un montón de gente. La primera mitad fue belicosa, pero mientras hay montones de guerras, desastres, enfermedades, zadrugas dedicados a descuartizar zadrugas (las disputas más crueles siempre se producen entre aquellos que resultan imposibles distinguir para los de fuera), los gorgojos del mal en cualquiera de sus innumerables formas se hacen más populares en los países que carecen de restaurantes franceses de nota, y por lo tanto no tienen mucho peso; las cosas se han aligerado en el frente del apocalipsis, lo cual es siempre una mala señal. Oliuqnart odaisamed átse odot, atsug em on. [...]
Nunca es demasiado temprano para almorzar
 ¿Qué otra cosa podíamos hacer más que volver luego al restaurante de pescados? Si funciona una vez, hazlo otra vez y otra vez. Y otra vez, hasta que te veas obligado a pensar.
 Wilbur se mostraba enérgicamente hostil a todo tipo de rutina o modelo. Solía caminar hasta la facultad cada día por una ruta diferente (por fidelidad a tal programa se vio obligado a desvíos de media hora para cubrir una distancia de cinco o diez minutos hasta el collége). "La mente está lista para quedarse ciega en cualquier momento." Se negaba a enseñar dos veces la misma lección, lo que causaba miedo y consternación en el comercio de ideas, no fuera a ser que su política se convirtiera en un precedente o costumbre no muy bien recibida. Cada año se mudaba de casa y, además de pasarse todo el tiempo metiendo y sacando libros de las cajas, siempre estaba estudiando idiomas nuevos, aficiones nuevas. "La mente cuelga los guantes en cuanto se le da media oportunidad. Si es fácil, no tiene sentido hacerlo." Para mí, ser un ser ya es bastante agotador.
 Tuve un instante de elevación y medité introspectivamente acerca de tantos otros grupos de deshonestidad y perjuicio que eluden la atención policial: agentes inmobiliarios, políticos, albañiles, presidentes de organizaciones internacionales, dentistas: los sospechosos más obvios. Es indudable que, por ejemplo, si reunidos en una pradera se acordonara a todos los vendedores de autos usados y se los ametrallara debidamente, el mundo sería un lugar más habitable. Una conducta como ésa está relativamente mal vista en los círculos académicos, pero no deja de ser un mejoramiento de lo más efectivo si uno ametralla a la gente apropiada.
 El robo de bancos, si se lleva adelante filosóficamente, no hace daño a nadie. Emocionamos. Entretenemos. Estimulamos la economía. Aceleramos los corazones. Provocamos pensamiento. Y además incuestionablemente, es una mera ilusión. Uno se lleva el dinero, pero ¿dónde va a parar? A un banco. Como el agua, el dinero está atrapado en un ciclo, se mueve de banco en banco. Sólo lo sacamos fuera para que le dé un poco el aire fresco".

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