sábado, 21 de noviembre de 2015

"Iluminaciones".- Arthur Rimbaud (1854-1891)

 
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Ciudad

 "Soy un efímero y no demasiado descontento ciudadano de una metrópoli que se cree moderna porque todo gusto conocido ha sido eludido en el mobiliario y el exterior de las casas al igual que en la planificación de la ciudad. Aquí no podéis señalar las trazas de ningún monumento de superstición. La moral y la lengua, en fin, están reducidas a su más mínima expresión. Estos millones de gentes que no sienten la necesidad de conocerse, llevan en forma tan pareja la educación, el trabajo y la vejez, que el curso de su vida debe ser muchas veces menos largo que el que una loca estadística señala para los pueblos del continente. Así como desde mi ventana, veo espectros nuevos moviéndose a través de la espesa y eterna humareda de carbón -¡nuestra sombra de los bosques, nuestras noches de verano!-, nuevas Erinias delante mi cottage que es mi patria y todo mi corazón, puesto que aquí todo se parece a esto -la muerte sin llantos, nuestra activa hija y sirvienta, un amor desesperado, y un bonito crimen piando en el cieno de la calle.

 Saldo

 Se vende lo que los judíos no han vendido, lo que ni la nobleza ni el crimen han gustado, lo que ignoran el amor maldito y la honradez infernal de las masas; lo que el tiempo y la ciencia no tienen que reconocer:
 Las voces reconstituidas; el despertar fraterno de todas las energías corales y orquestales y sus aplicaciones instantáneas; ¡la ocasión única para despojar nuestros sentidos!
 ¡Se venden los cuerpos sin precio, ajenos a cualquier raza, a todo el mundo, a todo sexo de cualquier descendencia! ¡Las riquezas emergiendo a cada paso! ¡Saldo de diamantes sin control!
 Se vende la anarquía para las masas; la satisfacción irreprimible para los aficionados superiores; ¡la muerte atroz para los fieles y los amantes!
 Se venden los habitáculos y las migraciones, los sports, las hechicerías y los comforts perfectos, y el barullo, el movimiento y el porvenir que producen.
 Se venden las aplicaciones de cálculo y los saltos de harmonía inauditos. Los hallazgos y los términos insospechados, posesión inmediata.
 Hálito insensato e infinito de esplendores invisibles, de delicias insensibles -y sus secretos enloquecedores para cada vicio y su alegría espantosa para la multitud.
 Se venden los cuerpos, las voces, la inmensa opulencia indisputable, lo que nadie venderá jamás. ¡Los vendedores no han agotado los saldos! ¡Los viajantes no tienen que devolver su comisión enseguida!

Guerra

 Niño aún, ciertos cielos afinaron mi óptica: todos los caracteres matizaron mi fisonomía. Los fenómenos se produjeron. -Actualmente, la inflexión eterna de los momentos y el infinito de las matemáticas me impulsan por este mundo en el que soporto todos los éxitos civiles, el respeto de la infancia extranjera y los afectos anormales.- Pienso en una guerra, de derecho o de fuerza, de lógica muy imprevista.
 Es tan simple como una frase musical".

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