C.- The whole man must move together [1772-1773]
«-Una de las hermanas tomó el velo, y la otra optó por la bragueta. (πμ*). (C 5) […]
-Vosotros, que con tanto sentimiento podéis hablar del alma de vuestras doncellas, ¡cómo me alegro de vuestra alegría! Mas no creáis que estáis hablando o diciendo algo sublime, ni os tengáis por más nobles que el pueblo, que sin duda no anda muy descaminado al atenerse fundamentalmente al cuerpo. ¡Vaya idea la que un joven lector de recensiones tiene de tan sutil sentimiento! El mozo de labranza mira de reojo la abertura de las enaguas y busca en ellas el cielo que tú buscas en los ojos. ¿Quién tiene razón? No pretendo alegar motivo alguno en esta cuestión, ni mucho menos decidir sobre ella, pero sí quisiera aconsejar de todo corazón a los graduandos sentimentales que, en esto, hagan causa común con el campesino, ya que si no, podrían recalar en prolijas y engorrosas efusividades. (C 23) […]
-En el derecho provincial de Osnabrück se estipula lo siguiente: si una gallina ajena me causara perjuicios y se comiera mi grano, estoy facultado para abrirle el buche y recuperar el grano. (C 94) […]
-"Da fuerza a mis buenos propósitos" es un ruego que podría figurar en el padrenuestro. (C 101) […]
-¿Quién escucha disculpas cuando puede oír acciones? (C 139) […]
-En Neuss, una localidad a orillas del Rhin, los católicos celebran la expectationem partus Mariae, los canónigos se sientan a un lado del coro y gimotean lastimeramente (como si sintieran los dolores del parto), mientras que al otro lado se instalan las monjas y beben cerveza caliente. Cuando el ilustre canónigo Von Wiechs contó esto, el señor consejero Möser hizo notar la similitud existente con una costumbre de ciertos indígenas, entre los que, cuando la mujer da a luz, el hombre se mete en la cama. (C 146) […]
-La joven tenía un par de manos pecaminosamente bellas. (πμ*). (C 162) […]
-Los monjes de Lodève, en Gasconia, declararon santo a un ratón que se había comido una hostia consagrada. (C 169) […]
-Muy a menudo he meditado sobre lo que realmente distingue al gran genio del común de las gentes. He aquí algunas de mis observaciones. El hombre común está siempre conforme con la opinión y la moda imperantes, considera el estado en que todo se encuentra ahora mismo como el único posible, y se comporta pasivamente en cualquier orden de cosas. No se le ocurre pensar que todo, desde la forma de los muebles hasta la más sutil de las hipótesis, se decide en el gran consenso de los hombres, del que él mismo forma parte. Usa zapatos de suela fina aunque las piedras puntiagudas le lastimen los pies y, por seguir la moda, se hace correr las hebillas hasta la altura de los dedos del pie, aunque el zapato se le salga con frecuencia al caminar. No piensa que la forma del zapato depende tanto de él como del loco que por vez primera usó suela delgada sobre un empedrado miserable. El gran genio se pregunta siempre: "¿No podría ser falso eso también?" Nunca da su voto sin reflexionar. He conocido a un hombre talentosísimo cuyo sistema de opiniones, no menos que su mobiliario, se distinguían por un orden y funcionalidad muy especiales. En su casa no aceptaba nada de cuya utilidad no estuviera seguro; resultábale imposible adquirir algo tan sólo porque los otros lo tuvieran. Pensaba: sin mí han decidido que esto debe ser así, pero quizás hubieran decidido otra cosa de haber estado yo presente. Demos gracias a estos hombres que al menos son capaces de desaprobar con la cabeza cuando se quiere imponer algo para lo que nuestro mundo es aún demasiado joven. Todavía no podemos ser chinos. Si las naciones estuvieran aisladas por completo unas de otras, quizás habrían llegado todas, claro que en distintos grados de perfección, al inmovilismo chino. (E 194) […]
-Jacobi, no vayas a creer que tu arte es más importante que el del hombre que barniza mesas de café en Birmingham. [C 221) […]
-Solía hablar muy libremente en lugares donde todo el mundo ponía cara de santo pero, en cambio, predicaba la virtud allí donde a nadie se le ocurría predicarla. (C 266) […]
-Los indios denominan al Ser supremo Pananad o el Inmóvil, porque a ellos mismos les encanta holgazanear. (C 273). […]
-Habla con toda la boca como el francés; con acciones, como el inglés; con los hombros, como el italiano; o con las tres cosas, como el alemán. (C 275) […]
-Al revisar mi diccionario de injurias, no encontré ninguna más acertada que el insulto árabe: ¡Mierda sobre tu barba! (C 285) […]
-Ya Holberg decía (Cartas, vol. V, carta 1): "No es la voluntad, sino el cuerpo el que hace de mí un inconformista". (C 311) […]
-Alcibíades le cortó un día el rabo a su perro. Cuando le preguntaron por qué, respondió que sólo por darles algo de que hablar a los atenienses. (C 314) […]
-Los hombres no pueden decir cómo ha ocurrido una cosa, sino sólo cómo creen que ha ocurrido. (C 375)»
* πμ: las dos letras griegas son las iniciales de pellucidus mons ("monte luminoso", o sea, Lichten-berg) e indican, al igual que sus equivalentes latinas, la participación del autor en la redacción de alguno de los textos, o bien su autoría directa.
[Los fragmentos pertenecen a la edición en español de Editorial Edhasa, 2002, en traducción de Juan del Solar. ISBN: 84-350-9158-9.]
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