«5.- La materia —sea aquella
que está en el cielo o la que está en la tierra— es imparcial con todas las criaturas,
sean plantas, animales o personas; a pesar de esto, es un sostén para todos.
De la misma manera, la persona sabia es
imparcial con los demás. El espacio sobre la tierra está vacío y libre, así como
el espacio dentro de un fuelle o una flauta. Y cuanto más espacio existe para
una actividad, más eficiente esta actividad puede ser.
Quien interfiere en asuntos ajenos y encima
habla demasiado se vuelve insoportable para los demás.
Por lo tanto, es mejor siempre seguir el
principio de la no interferencia y mantener la tranquilidad. […]
9.- No hay que verter agua
en un vaso lleno. Y no tiene ningún sentido afilar demasiado la hoja del cuchillo.
Y si la sala entera está repleta de oro y jaspe, ¿quién podrá resguardarla?
El exceso en todo provoca la desgracia.
Cuando el trabajo ha sido terminado, hay que retirarse.
Estas son las leyes de la armonía sugeridas
por Tao. […]
23.- ¡Habla menos y sé más
sencillo!
El viento fuerte no sopla toda la mañana; la
lluvia intensa no dura todo el día. ¿De quién depende esto? Del cielo y de la
tierra.
El cielo y la tierra, aunque son grandes, no
pueden engendrar nada eterno, mucho menos el hombre. Por eso es mejor servir al Tao Eterno.
Y el que con sus obras sirve a Tao obtiene el derecho
a alcanzar la Unión con Éste.
Quien se ha refinado hasta el estado de Te (virtud) se vuelve
idéntico a Te (virtud).
Quien se ha refinado hasta el estado de Tao se
vuelve idéntico a Tao.
Quien es idéntico a Te (virtud) obtiene el éxtasis de
Te (virtud).
Quien es idéntico a Tao obtiene el éxtasis de Tao.
Pero una persona indigna no tiene tal
posibilidad.
¡Es irrazonable
dudarlo! […]
27.- Quien conoce el Camino encontrará la dirección correcta
aun sin una senda bien marcada por las pisadas. Quien sabe hablar no se
equivoca. Quien sabe contar no comete errores en la cuenta. El mejor tesoro no
tiene cerradura, pero nadie puede abrirlo. Los mejores lazos son aquellos que
no se mantienen con nada material, pero es imposible romperlos.
La persona sabia es capaz de salvar a los
seres humanos y los salva constantemente. Ella sabe ayudar y no los deja sin
apoyo en la desgracia. ¡Así actúa la sabiduría profunda!
Ella también aconseja a las personas de mal y ellas,
con su ayuda, pueden encontrar el Soporte.
Sin embargo, si las personas de mal no valoran
su ayuda ni aman al Soporte,
la persona
sabia las deja, pues no aprecia la comunicación con tales personas.
¡Esto es muy
importante y profundo!
Otra versión-traducción de los mismos fragmentos:
V.-El universo no tiene sentimientos; todas las cosas son para él
como perros de paja.
El sabio no tiene sentimientos; el pueblo es
para él como un perro de paja.
El universo es como un fuelle, vacío, pero
nunca agotado.
Cuanto más se mueve, más produce.
Quien más habla menos le comprende.
Es mejor incluirse en él. […]
IX.-
Más vale renunciar antes
que sostener en la mano un vaso lleno sin derramarlo.
La
espada que usamos y afilamos continuamente no conservará mucho tiempo su hoja.
Una sala llena de oro y jade nadie la puede guardar.
Quien
se enorgullece de sus riquezas atrae su propia desgracia.
Retirarse
de la obra acabada, del renombre conseguido, esa es la ley del cielo. […]
XXIII.-
Hablar poco es lo
natural. Un huracán no dura toda la mañana. Un aguacero no dura todo el día.
¿Quién
hace estas cosas? El cielo y la tierra.
Si
las cosas del cielo y la tierra no pueden durar eternamente, ¿cómo las cosas
del hombre?
Así,
quien sigue el Tao se une al Tao. Quien sigue la virtud, se une a la virtud.
Quien sigue el defecto, se une al defecto.
Quien
se identifica con una de estas cosas, por ella es acogido.
Pero
a esto no se da suficiente crédito. […]
XXVII.-
Un buen caminante no
deja huellas. Un buen orador no se equivoca ni ofende. Un buen contable no
necesita útiles de cálculo. Un buen cerrajero no usa barrotes ni cerrojos, y
nadie puede abrir lo que ha cerrado. Quien ata bien no utiliza cuerdas ni nudos,
y nadie puede desatar lo que ha atado.
Así,
el sabio que siempre ayuda a los hombres, no los rechaza. El sabio que siempre
conserva las cosas, no las abandona. De él se dice que está deslumbrado por la
luz.
Por
esto, el hombre bueno no se considera maestro de los hombres; y el hombre que
no es bueno estima como buenas las cosas de los hombres.
No
amar el magisterio ni la materia de los hombres, y aparentar ignorancia, siendo
iluminado, éste es el secreto de toda maravilla.
Otra versión-traducción de los mismos fragmentos:
5.-El cielo y la tierra no tienen benevolencia alguna. Para ellos todos
los seres son como peleles.
El sabio tampoco
es benevolente. Para él todos los seres son como peleles.
El espacio entre
cielo y tierra es semejante a un fuelle, está vacío, pero no se hunde; cuanto
más se mueve, más sale de él.
Hablar nos deja
vacíos.
Más vale conservar lo esencial. […]
9.-Si quieres
conservar un bien, añadiéndole más y más, malgastas tu energía.
Una sala llena de oro y jade no podrá ser protegida
eternamente.
Quien se enorgullece de sus riquezas y méritos atrae sobre
sí la desgracia.
Retirarse una vez acabada la obra, he ahí el Tao del
Cielo. […]
23.-Economizar
las palabras es lo natural. Un ciclón no dura una mañana. Ni un aguacero se
prolonga todo el día.
¿Quién los origina? El cielo y la tierra.
Si ni siquiera cielo y tierra consiguen algo permanente, ¿cómo
podría lograrlo el ser humano?
Si tu conducta busca el Tao, te harás uno con el Tao.
Si tu conducta busca la virtud, experimentarás la virtud.
Si tu conducta busca la renuncia, experimentarás la
renuncia.
Si te haces uno con el Tao, el Tao te dará la bienvenida.
Si experimentas la virtud, la virtud te acogerá.
Si abrazas la renuncia, la renuncia no te abandonará. […]
27.- El buen caminante no deja huellas.
El buen orador no
necesita desmentir.
El que sabe
calcular no necesita ábaco.
Quien sabe cerrar
no necesita candado ni llaves, y sin embargo, nadie puede abrir lo que él
cierra.
Quien sabe atar
no precisa cuerdas ni nudos, y sin embargo, nadie puede desatar lo que él ata.
El sabio siempre
conoce el modo de salvar a las personas; por eso para él no existen hombres
reprobables.
Sabe cuidar todas
las cosas; por eso no hay cosas viles para él.
A esto se le
llama clarividencia.
¿Qué es un hombre
bueno? Es el maestro de un hombre no-bueno.
¿Qué es un hombre
no-bueno? Es la materia de un hombre bueno.
Quien no aprecia
a su maestro, quien no ama a su materia, aunque cumpla su tarea perderá el
tiempo.
Ésa es la clave del misterio.»
[El texto de la 1ª versión pertenece a la edición en español de Vladimir Antonov, 2008, en traducción de Anton Teplyy, pp. 5, 7 y 15-18. El texto de la 2ª versión pertenece a la edición en español de tipsdefengshui.com, pp. 5-7, 14 y 16-17. El texto de la 3ª versión pertenece a la edición en español de librodot.com, pp. 27, 33, 51 y 56.]
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