3.-Avisos que tenía la Madre Magdalena del Espíritu Santo
«159 (1).- El que con puro amor obra por Dios, no solamente no se le da de que lo sepan los hombres, pero ni lo hace porque lo sepa el mismo Dios; el cual, aunque nunca lo hubiese de saber, no cesaría de hacer los mismos servicios y con la misma alegría y amor.
160 (2).- (Otro para vencer los apetitos). Traer un ordinario apetito de imitar a Jesucristo en todas sus obras, conformándose con su vida, la cual debe considerar para saberla imitar y haberse en todas las cosas como él se hubiera.
161 (3).- Para poder hacer esto, es necesario que cualquier apetito o gusto, si no fuere puramente por honra y gloria de Dios, renunciarlo y quedarse en vacío por amor del que en esta vida no tuvo ni quiso más de hacer la voluntad de su Padre, la cual llamaba su comida y manjar.
162 (4).- (Para mortificar las cuatro pasiones naturales, que son gozo, tristeza, temor y esperanza, aprovecha lo siguiente). Procurar siempre inclinarse no a lo más fácil sino a lo más dificultoso; no a lo más sabroso, sino a lo más desabrido; no a lo más gustoso, sino a lo que no da gusto; no inclinarse a lo que es descanso, sino a lo más trabajoso; no a lo que es consuelo, sino a lo que no es consuelo; no a lo más sino a lo menos; no a lo más alto y precioso, sino a lo más bajo y despreciado; no a lo que es querer algo, sino a lo que es no querer nada; no andar buscando lo mejor de las cosas, sino lo peor, y traer desnudez y vacío y pobreza por Jesucristo de cuanto hay en el mundo.
163 (5).- (Para la concupiscencia). Procurar obrar en desnudez y desear que los otros lo hagan; procurar hablar en desprecio y desear que todos lo hagan; procurar pensar bajamente de sí y desear que los otros lo hagan.
164 (6).- Tenga fortaleza en el corazón contra todas las cosas que le movieron a lo que no es Dios y sea amiga de las pasiones por Cristo.
165 (7).- Prontitud en la obediencia, gozo en el padecer, mortificar la vista, no querer saber nada, silencio y esperanza.
166 (8).- Refrene mucho la lengua y el pensamiento y traiga de ordinario el afecto en Dios, y calentársele ha el espíritu divino mucho. Léale muchas veces.
4.-Otros avisos (Antequera)
167 (1).- Cuanto más te apartas de las cosas terrenas, tanto más te acercas a las celestiales y más hallas a Dios.
168 (2).- Quien supiere morir a todo, tendrá vida en todo.
170 (4).- Quien se queja o murmura ni es perfecto ni aun buen cristiano.
171 (5).- Humilde es el que se esconde en su propia nada y se sabe dejar a Dios.
172 (6).- Manso es el que sabe sufrir al prójimo y sufrirse a sí mismo.
173 (7).- Si quieres ser perfecto, vende tu voluntad y dala a los pobres de espíritu, y ven a Cristo por mansedumbre y humildad y síguele hasta el Calvario y sepulcro.
174 (8).- Quien de sí propio se fía, peor es que el demonio.
175 (9).- Quien a su prójimo no ama, a Dios aborrece.
176 (10).- Quien obra con tibieza, cerca está de la caída.
177 (11).- Quien huye de la oración, huye de todo lo bueno.
178 (12).- Mejor es vencerse en la lengua que ayunar a pan y agua.
179 (13).- Mejor es sufrir por Dios que hacer milagros.
180 (14).- ¡Oh, qué bienes serán aquellos que gozaremos con la vista de la Santísima Trinidad!»
[El texto pertenece a la edición en español de Ediciones Júcar, 1973, en edición de José Luis López Aranguren, pp. 175-177. ISBN: 84-334-0020-7.]
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