miércoles, 20 de marzo de 2019

Avicena o la ruta de Isfahán.- Gilbert Sinoué (1947)


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Vigesimosegunda maqama

«Gazna, 1019
 Queridísimo hijo de Sina, te saludo.
 Hace mucho tiempo que no me has escrito y que no recibo noticias tuyas. Nuestras misivas se han extraviado, cruzado y extraviado de nuevo. Te creía en Raiy, estabas en Qazvin, te escribí a Qazvin, estabas en Hamadhan y eras, además, visir. Por mi parte, he vivido más en la India que en la corte del Gaznawí. Hoy se reinicia nuestro diálogo y me hace feliz que el Altísimo, en su gran bondad, nos haya permitido encontrarnos de nuevo.
 Tengo ante los ojos el Canon concluido. Te lo agradezco, es un monumento. Y te agradezco también la copia de alguna de tus obras que has tenido la bondad de hacerme llegar. Devoré tu Esencial de filosofía y tu Compendio de la pulsación me ha fascinado. Cuando pienso en nuestra discusión en la morada de tu padre y recuerdo tus escrúpulos en querer lanzarte a la escritura, no puedo evitar una sonrisa. He sentido también gran interés por tu compendio de astronomía. A este respecto, tal vez te interese saber que, a petición del rey, he comenzado a construir un instrumento al que he llamado -tradición obliga- Yamin el-Dawla*. Me permitirá medir con gran precisión la latitud de Gazna. A decir verdad, no es la primera vez que intento este tipo de experiencia. Hace dos años, cuando estaba en Kabul, sin instrumentos, bastante deprimido, lo confieso, y en miserables condiciones, conseguí fabricar un cuadrante improvisado trazando un arco graduado  en el dorso de una tabla de cálculo y utilizando una plomada. Sobre la base de los resultados obtenidos, que te comunicaré si lo deseas, conseguí elaborar con precisión la latitud de la localidad. Pienso, además, establecer progresivamente una tabla de las longitudes y latitudes de las ciudades y regiones más importantes del mundo islámico**.
 Refiriéndome también a la astronomía, llamo tu atención sobre la obra del gran astrónomo indio Brahmagupta, y sobre los cuadernos de Tabahafara. Lo que en ellos se aprende no carece de interés.
 Algunos sabios hindúes sostienen que la Tierra se desplaza y los cielos están fijos. Otros niegan este aserto alegando que, si así fuera, las rocas y los árboles caerían de la Tierra. Brahmagupta no es de esta opinión y afirma que la teoría no implica semejante consecuencia, aparentemente porque piensa que todas las cosas pesadas son atraídas por el centro de la Tierra. Por mi parte, estimo que los más eminentes astrónomos, tanto los antiguos como los modernos, han estudiado asiduamente la cuestión del movimiento de la Tierra y han intentado negarlo. Así, compuse hace seis meses una obra sobre el tema a la que llamé: Las claves de la astronomía. Con toda modestia, pienso haber llegado más lejos que quienes nos precedieron, si no en la expresión, sí al menos en el examen de todos los datos del tema.
 Pero creo que lo que despertará, sobre todo, tu interés es la noticia que voy a darte: he conseguido establecer la circunferencia de la Tierra.
 He aquí los hechos. Hace dos años, me hallaba en el fuerte de Nandana***. Comencé midiendo la altitud de un monte vecino que se perfilaba por detrás del fuerte; determiné luego, a partir de esta montaña, la inclinación del horizonte visible. El resultado: 6.338,80 kms. para el radio terrestre****.
 Por otra parte, durante mis desplazamientos a la India, me interesé mucho por los eclipses y por el modo de medir las partes iluminadas de la Luna. Me empeñé en hacer una clasificación de los cuerpos celestes según su tamaño (de hecho según su luminosidad). Y clasifiqué mil veintinueve estrellas.
 En un campo muy distinto, cuento con profundizar mi observación de las capas estratificadas de las rocas, pues estoy cada vez más convencido de que todos los cambios se produjeron hace mucho, mucho tiempo, en condiciones de frío y calor que ahora desconocemos.
 Pero debo dejar de hablar continuamente de mis proyectos o mis realizaciones. Podría parecerte pretencioso. Acabaré pues esta carta limitándome a comunicarte las últimas noticias de la región. Tal vez lo ignores, pero el sultán Ibn Ma'mun y su esposa (que, me permito recordártelo, era la hermana del rey de Gazna) perecieron en una revuelta de palacio. Mahmud se apresuró a vengar la muerte marchando sobre Jwarizm. Sofocó la rebelión y designó como sucesor de Ibn Ma'mun a uno de los oficiales de su séquito. Hoy por hoy, el reino de Gaznawí está en el punto álgido de su expansión.
 En lo referente a mis relaciones con el soberano, no te sorprenderé demasiado si te confío que no son demasiado armoniosas. Es, indiscutiblemente, un tirano sanguinario, sediento de poder. Sospecho que sueña en un gran imperio comparable al del gran Iskandar. Ciertamente te preguntas las razones que me impulsan a permanecer en su corte. Se resumen en pocas palabras: mi pasión por la India.»
 
*La mano derecha del Estado. Era uno de los títulos que el califa de Bagdad había otorgado a Mahmud. El instrumento monumental que el-Biruni construyó se designaba, según la costumbre, con el nombre del protector real. (N. del T.)
**El-Biruni estableció, en efecto, esa tabla que contenía más de seiscientos puntos y permitió determinar científicamente la dirección de La Meca. (N. del T.)
*** El fuerte de Nandana, del que quedan ciertos vestigios, se levantaba en una región de pequeños valles a un centenar de kilómetros al sur de Islamabad, actual capital de Pakistán. (N. del T.) 
****Sus resultados (que se citan en kilómetros para mayor claridad) son de sorprendente exactitud. Comparados con las cifras actuales: 6.370,98 kms ó 6.353,41 kms. en la latitud de Nandana, representan sólo una diferencia de 17,57 kms. (N. del T.)
 
    [El texto pertenece a la edición en español de Ediciones B, 2006, en traducción de Manuel Serrat Crespo. ISBN: 84-96581-45-4.]

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