jueves, 10 de septiembre de 2020

Correspondencia y escritos.- Juan Gris (1887-1927)

Resultado de imagen de juan gris 

Correspondencia
1916

  «94.- A Léonce Rosenberg (Beaulieu, 1 de septiembre)

  Mi querido amigo: llegamos ayer por la noche. Estamos instalados en la planta baja de una vieja casona, fuera del pueblo y junto a la carretera, cerca del bosque. El paisaje es bonito y pienso trabajar tranquilo. Lejos por fin de la maldad de París y de ese lodo moral que me ahogaba.
 No le respondí a su carta tan amable esperando estar aquí para hacerlo. En cuanto a sus palabras recomendándome discreción no tenga ningún miedo, primero porque soy prudente y después porque no creo tener un amigo en el que pueda tener la suficiente confianza como para contarle mis asuntos. Sobre todo después de todos los desengaños que he tenido últimamente en cuanto a amistades.
 Pronto le escribiré una carta más larga, hoy todavía tengo que ocuparme de instalarme, etc. Reciba, mi querido amigo, con el saludo de mi mujer, la amistad sincera de Juan Gris. […]

1919

251.- A Daniel-Henry Kahnweiler (París, 3 de septiembre)

 Mi querido amigo: su carta, que muestra tanto interés por mí, me ha emocionado mucho. Sin embargo, no puedo enviarle las pinturas que me pide. La explicación es simple: durante los últimos dos años he tenido un contrato en exclusiva con Rosenberg, y no puedo enviar nada a nadie más que a él. Se lleva todo lo que hago tan pronto como lo acabo.
 Lo siento mucho porque me hubiera gustado mucho saber su opinión sobre mi trabajo.
 De todas formas, no debe usted sobrevalorar mi pintura. Si mi pintura a veces resulta bien, eso se debe más a mi conocimiento de los medios plásticos que a mi experiencia como pintor. De hecho, esta falta de experiencia hace que si la medida está bien tanto en mi sentimiento como en mi cabeza, no siempre asoma bien al borde de mi pincel. En esta fase mi pintura puede compararse a esas pinturas de Seurat en la que la severidad y el vacío son el resultado de la inexperiencia y no de la incompetencia. Eso no puede decirse ya de Braque, cuya experiencia empieza a ser considerable y ahora le permite realizar magníficas pinturas (quizá me equivoque al hablar bien de él, porque él no se ha portado bien conmigo). Picasso todavía produce buenas cosas cuando tiene tiempo entre un ballet ruso y un retrato mundano. Por lo que respecta a los demás, nada especialmente estimulante. Léger todavía tiene buenas calidades, pero se inclina cada vez más por los excesos dadaístas. Un nuevo fichaje es Severini, que abandonó el futurismo hace dos o tres años. Y también está Laurens, un escultor amigo de Braque y hasta cierto punto su discípulo. Entre los más jóvenes, el escultor Lipschitz es quizá el más serio y el que tiene mejor carácter. En mi opinión tiene un gran futuro porque se está desarrollando muy bien y ha hecho grandes progresos en muy poco tiempo.
 Lo más sorprendente ha sido la repentina cosecha de poetas. Reverdy es uno de los líderes entre los mejores; ha tenido mucha influencia en los más jóvenes. Hay algunos extraordinarios, como Radiguet, que apenas tiene diecisiete años y escribe cosas deliciosas. Lo que siguen a Reverdy son los que más conexión tienen con nuestra pintura y cada vez se separan más de Cendrars y de Tzara. También hay jóvenes músicos, pero yo no entiendo nada de música. Por ejemplo, está Auric, que tiene veinte años y es muy admirado.
 Deme noticias suyas pronto. Con los mejores deseos de su Juan Gris. Mis respetos a Mme. […]

1921

339.-A Daniel-Henry Kahnweiler (Le Cannet, 23 de junio)

  Mi viejo amigo: el dedo de Josette está mejor y ahora debemos esperar cicatrice en cuestión de días.
No he querido decirle nada hasta ahora acerca de un pequeño asunto que me afecta y que explica por qué he tenido que venir a casa de mi amigo Marmaronne para encontrar un poco de paz. Se trata de lo siguiente:
Correspondencia y escritos | Editorial Acantilado Una de las mujeres a las que hemos visto muy a menudo últimamente -vive con sus padres y usted conoce a su primo- se ha ido infiltrando poco a poco en mí, hasta que me he dado cuenta de que la quiero. Lo descubrí cuando estaba en Montecarlo y ella estaba allí también. En un rapto de locura pensé dejar a Josette y casarme con ella. Mis planes simplemente se retrasaron por el problema del dedo de Josette, al que al principio no dimos importancia. Después, cuando pensé que se lo iban a amputar renuncié a la idea por completo, porque no podía dejar a la pobre Josette en ese estado mutilado. Pero ahora que Josette está mejor he vuelto a mi plan original porque no puedo vivir sin esa mujer. Tiene que creerme, mi querido amigo. Ya sé que está muy mal que deje a Josette después de vivir con ella durante siete años. Es una buena mujer, y no tengo ninguna queja de ella, pero la tentación es demasiado fuerte. Yo amo a esa mujer, ella me ama incluso más, y esta boda puede ser muy beneficiosa para mi vida y para mi futuro. Es una hija única muy rica, y para alguien como yo que nunca ha tenido nada, esto representa la verdadera felicidad y el confort que nunca he poseído.
 Ya ve que ni siquiera escondo ante usted el aspecto venal que me atrae. Le aseguro, querido amigo, que durante más de un mes he estado luchando conmigo mismo y sufriendo más que nunca. El hecho de dejar a Josette y hacerle daño me tortura. Simplemente no puedo aguantar verla llorar, ni tampoco ver llorar a la otra, y por eso me he venido aquí. Ya no tengo que verla llorar, ni ver llorar a la otra, desmayándose y amenazando con suicidarse si no me caso con ella. Mi intención es dar a Josette lo suficiente para que no tenga que pasarlo mal. La he dejado en Bandol para que termine su tratamiento en la clínica de Toulon, pero no sé lo que hará cuando esté mejor. Quizá se vaya con una familia amiga que la ha invitado, o quizá vuelva a París. Estoy esperando a que se marche de Bandol para volver allí y arreglarlo todo. Esta pobre mujer, por cierto, está en un compromiso porque todo Bandol cree que es mi amante y eso no es verdad. Pero de todas formas, incluso si el plan se cancela en el último momento, nunca podré volver a vivir con Josette, después de este lío. Nuestra vida juntos sería un infierno, y una serie de continuos reproches. No, eso no es posible.
 Le estoy contando todo, mi querido amigo, pero no me juzgue demasiado duramente. Me avergüenza lo que estoy haciendo, pero mi cabeza está trastornada por una tentación tan irresistible. Créame, no me atrevo, no puedo rechazar la posibilidad de felicidad y de riqueza cuando llama a mi puerta, más aún cuando amo a esta mujer más de lo que he amado a nadie en mi vida. Por supuesto, para ahorrarle a ella demasiado dolor, le he dicho a Josette que hago esto sólo como un negocio, pero no es verdad porque no podría hacer una cosa así.
 Espero saber pronto de usted, mi viejo amigo. Saludos a todos, Juan Gris. El lunes pasado le envié tres pinturas desde Bandol, una de tamaño 40 y dos de tamaño 31. Las últimas son de 61 x 95 cm.»

   [El texto pertenece a la edición en español de Editorial Acantilado, 2008, en traducción de María Dolores Jiménez Blanco. ISBN: 978-84-96834-48-4.]

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Realiza tu comentario: