IV.- Conocimiento y aprendizaje
2.-Dimensión cognitiva
2.3.5.-Patología de la memoria
«El proceso amnésico (memoria) puede experimentar alteraciones por defecto o por exceso, que configuran una patología específica. Hay sujetos que sufren una pérdida excesiva de recuerdos, mientras que otros pueden sentirse afectados por un exceso anormal de recuerdos.
a) Entre las "enfermedades por defecto" se encuentran:
-La amnesia: que consiste en un olvido total o parcial de un determinado período de la vida o de una cierta categoría de recuerdos.
Puede ser causada por algún traumatismo accidental. Y suele acompañar también a algunas enfermedades mentales, por ejemplo, a los estados de confusión. Hay dos tipos de amnesia:
- amnesia anterógrada: los recuerdos de los acontecimientos se borran a medida que se van produciendo. En realidad lo que falla es la fijación de las imágenes.
- amnesia retrógrada: olvido de sucesos anteriores a la enfermedad.
-La afasia: consiste en la pérdida del lenguaje. Se traduce en "trastornos complejos que alteran el lenguaje en cuanto vehículo de comprensión, de expresión y de elaboración del pensamiento" (Th. Kammerer).
Se producen por lesión cerebral o como consecuencia de una represión neurótica.
Son posibles recuperaciones admirables en los niños.
b) "Enfermedades por exceso":
-La hiperamnesia: es una memoria anormalmente desarrollada. Un exceso de recuerdos, imágenes que el sujeto nunca había evocado, se agolpan en su mente. Suele producirse en estados de fiebre intensa, sonambulismo o en situaciones de peligro de muerte.
-La ecmnesia: es una alucinación en la que el sujeto vive el pasado no como mero recuerdo, sino como un nueva experiencia en el presente. Son "hombres que viven dos veces".
Sin que entre en el campo de lo patológico, se dan también los fenómenos de paramnesia: un falso reconocimiento, ilusión de lo "ya visto" (déjà vu), una falsa certeza de que ya ha sido vista una persona, un objeto o una situación que, en realidad, son nuevos.
2.3.6.- Casos excepcionales de memoria
Es difícil distinguir lo anormal patológico de lo anormal excepcional. Los genios y los prodigios mentales se colocan en una zona que podemos denominar como "psicología de lo excepcional". Ofrecemos algunos casos a título de curiosidad que nos hacen entender una verdad pedagógica que los "modernos" educadores han despreciado con resultados catastróficos en la enseñanza:
Tantus scimus quantum memoriae retinemus ("Tanto sabemos cuanto somos capaces de retener en la memoria").
Si nuestros alumnos no son capaces de repetir aquello que dicen saber, es que no lo saben.
Los genios lo fueron, no porque despreciaran la memoria, sino porque la cultivaron.
a) Memoria de colores y trazos
-El pintor Sartrain realizó una copia absolutamente perfecta de un Murillo destruido por un incendio.
-Alphonse de Legros copió de memoria y a la perfección el "Erasmo" de Holbein, perteneciente a la colección de Lecop de Boisbandian.
-G. Bellenguer realizó ante un jurado, y sin error alguno, la "Laura de Dante" de Tiziano.
b) Memoria de palabras, nombres, números...
-Se dice de Séneca que era capaz de repetir dos mil palabras no relacionadas, después de haberlas oído una vez.
-Desde niño, Pico della Mirandola era capaz de retener todo lo que oía en voz alta. Dicen que a los trece años lograba repetir las palabras de dos páginas después de leerlas un par de veces.
-Paul Lidoreau aprendió en una semana la tabla de logaritmos sin necesidad de dedicar más de unos minutos cada día a su estudio.
-La señorita Osaka era capaz de retener, tras una sola lectura y de manera definitiva, una cifra de cien números y repetirla sin esfuerzo a la inversa.
-Theodule Ribot, en su obra sobre enfermedades de la memoria, habla de un "tonto del pueblo" dotado de una prodigiosa memoria: recordaba el día de cada enterramiento celebrado en su parroquia desde hacía 35 años. Recordaba también el nombre y la edad de los difuntos, e incluso el de los acompañantes en el duelo.
c) Memoria auditiva
-Se cuenta de Mozart que era capaz de acordarse íntegramente del Stabat Mater de Pergolese con una sola audición.
-César Frank transportaba de repente una pieza para piano de gran dificultad en un concurso musical.
-A los doce años, Mendelssohn tocaba sin partituras obras tan difíciles como las Fugas de Bach o las Sonatas de Beethoven.
-Joseph Scaliger aprendió en veintiún días la Ilíada y la Odisea.
-El filósofo alemán Fichte, a los ocho años, repetía de memoria el sermón que acababa de oír al pastor en la parroquia.
-Pierre Benoit memorizaba más de diez mil versos.
-De Ben Gurión se cuenta que sabía la Biblia de memoria y podía citar páginas enteras de Karl Marx, etc.
En conclusión: según el neurofisiólogo W. Penfield, "existe un registro neurónico de la corriente de la conciencia que conserva todo lo que un hombre ha tenido alguna vez en ella... Este registro puede ser activado a veces por estimulación eléctrica del córtex. No obstante, un sujeto no puede recordar voluntariamente más que un número relativamente poco elevado de experiencias pasadas".
Esto quiere decir que todos tendríamos la misma capacidad fantástica de un Séneca o de un Mozart. Tal vez todos conozcamos de memoria, sin saberlo, la tabla de logaritmos que leímos cuando estudiábamos. Un electrodo podría hacérnosla recordar.
Lo que distingue, pues, a los cerebros extraordinarios no parece que sea una capacidad particular, sino el uso que de ella se hace.
"Saber es recordar", decía Platón. Si queremos que nuestros hijos y alumnos sepan, eduquémosles para que recuerden, hagámosles ejercitar su memoria.»
[El texto pertenece a la edición en español de Plaza & Janés Editores, 1993. ISBN: 84-01-37469-3.]
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