miércoles, 4 de diciembre de 2019

Sé lo que estás pensando.- John Verdon (1942)

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22.-Dejar las cosas claras

«-No hace falta que les diga que un caso de homicidio de perfil alto ha caído en nuestras manos. Estamos aquí para asegurarnos de que estamos aquí. -Hizo una pausa, como para comprobar quien era capaz de apreciar su ingenio zen. Luego lo tradujo para las mentes obtusas-. Estamos aquí para asegurarnos de que estamos todos en la misma longitud de onda desde el primer día en este caso.
 -Segundo día -murmuró Hardwick.
 -¿Disculpa? -dijo Rodríguez.
 Los gemelos Cruise intercambiaron expresiones de confusión equivalentes.
 -Hoy es el segundo día, señor. Ayer fue el primer día y fue un día de perros.
 -Obviamente, estaba utilizando una figura retórica. A lo que me refiero es a que tenemos que estar en la misma onda desde el principio de este caso. Hemos de marchar todos al mismo paso. ¿Me estoy explicando?
 Hardwick asintió inocentemente. Rodríguez le dio la espalda de un modo teatral para dirigir sus comentarios a las personas más serias de la mesa.
 -Por lo poco que sabemos en este punto, el caso promete ser difícil, complejo, sensible y potencialmente escandaloso. Me han dicho que la víctima era un autor y conferenciante de éxito. La familia de su esposa tiene fama de ser inmensamente rica. Entre la clientela del Instituto Mellery se cuentan personajes ricos, obstinados y que suelen dar problemas. Cualquiera de estos factores podría crear un circo mediático. Si juntamos lo tres nos encontramos con un enorme reto. Las cuatro claves para el éxito serán organización, disciplina, comunicación y más comunicación. Lo que vean, lo que oigan, lo que concluyan es inútil si no queda registrado e informado de manera adecuada. Comunicación y más comunicación.
 Miró a su alrededor. Sus ojos se entretuvieron más tiempo en Hardwick, identificándolo de manera no demasiado sutil como el principal infractor de las normas de registrar e informar. Hardwick estaba examinándose una peca en el dorso de su mano derecha.
 -No me gusta la gente que dobla las normas -continuó Rodríguez-. A largo plazo, quienes doblan las normas causan más problemas que aquellos que las rompen. Quienes doblan las normas siempre aseguran que lo hacen para cumplir con el trabajo. La realidad es que lo hacen por su propia conveniencia. Lo hacen porque carecen de disciplina y la falta de disciplina destruye las organizaciones. Así que escúchenme, alto y claro: en este caso vamos a seguir las normas. Usaremos nuestras listas de verificación. Rellenaremos los informes con detalle. Los entregaremos a tiempo. Todo irá por los canales adecuados. Todas las cuestiones legales se dirigirán a la oficina del fiscal del distrito Kline antes (repito, antes) de acometer ninguna acción cuestionable. Comunicación, comunicación, comunicación.
 Lanzó las palabras como una serie de obuses de artillería a una posición enemiga. Como pensó que había sofocado toda resistencia, se volvió con empalagosa deferencia al fiscal del distrito, quien se había mostrado cada vez más inquieto durante la arenga, y dijo:
 -Sheridan, sé que quieres implicarte en este caso de un modo muy personal. ¿Hay algo que quieras decirle a nuestro equipo?
 Kline sonrió ampliamente, con lo que, a gran distancia, podía tomarse equivocadamente por cariño. De cerca, lo que se percibía era el narcisismo radiante de un político.
 -Lo único que quiero decir es que estoy aquí para ayudar. Ayudar en lo que pueda. Ustedes son los profesionales. Profesionales formados, experimentados y de talento. Ustedes conocen su trabajo. Es su función.
 El atisbo de una risa alcanzó el oído de Gurney. Rodríguez pestañeó. ¿Era posible que sintonizara tan bien la frecuencia de Hardwick?
 -Pero estoy de acuerdo con Rod. Puede ser un gran espectáculo, un espectáculo muy difícil de manejar. No cabe la menor duda de que saldrá por la tele y va a haber mucha gente observando. Prepárense para los titulares sensacionalistas: "Sangriento asesinato de un gurú New Age". Nos guste o no, caballeros, es un candidato para los diarios sensacionalistas. No quiero que parezcamos capullos como los que jodieron el caso JonBenét en Colorado o como los capullos que jodieron el caso Simpson. Vamos a tener muchas bolas en el aire en esta investigación , y si empiezan a caer, vamos a tener un buen lío en las manos. Esas bolas...
 La curiosidad de Gurney sobre su disposición final quedó insastifecha. Kline se calló por la intrusión de la llamada de un teléfono móvil, que atrajo la atención de todos y diversos grados de irritación. Rodríguez miró mientras Hardwick buscaba en su bolsillo, sacaba el aparato ofensivo y recitaba con seriedad el mantra del capitán:
 -Comunicación, comunicación, comunicación.
 Luego pulsó el botón y habló al teléfono.»

   [El texto pertenece a la edición en español de Roca Editorial de Libros, 2016, en traducción de Javier Guerrero. ISBN: 978-8492833-39-9.]

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