domingo, 7 de julio de 2019

Canciones.- Beatriz de Día o Condesa de Día (c. 1140-1212)


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Me nutro de gozo y juventud

«I.-Me nutro de gozo y juventud y gozo y juventud me nutren y, pues mi amigo es el más alegre, yo soy graciosilla y alegre; y, ya que yo le soy veraz, justo es que él me sea verdadero, pues nunca me aparté de amarlo ni tengo intención de apartarme.
 II.-Mucho me agrada saber que aquél que tanto deseo que me posea es el que más vale; y ruego a Dios que atraiga mucha felicidad sobre aquel que primero lo atrajo hacia mí. No crea él a nadie que le reproche de algún mal, salvo si soy yo quien se lo reprocha; pues a veces uno mismo coge el látigo con que se azota.
 III.-La dama aficionada al buen mérito debe poner su afición en noble caballero valiente; en cuanto conozca su valor debe atreverse a amarlo abiertamente. De una dama que ama ostensiblemente, los nobles y los generosos no dirán más que elogios. 
 IV.-Yo he escogido a uno, noble y gentil, en quien el mérito mejora y se embellece, liberal, diestro y discreto, lleno de juicio y de discreción. Le ruego que tenga confianza en mí y que nadie pueda hacerle creer que yo le he faltado, pues en él no hallo falta alguna.
 V.-Floris, los nobles y los generosos conocen vuestra valía; por lo que yo ahora os pido, si ello os place, vuestra protección.

La alegría me produce sincero gozo

 I.-La alegría me produce sincero gozo; por ello canto más gozosamente y no me causa pesadumbre ni preocupación alguna saber que me son hostiles los maldicientes falsos y villanos, ni me atemorizan sus maledicencias, antes bien estoy dos veces más contenta.
 II.-En mí no hallan ninguna confianza los murmuradores maldicientes, pues no puede ser persona honrada quien está de acuerdo con ellos, porque tienen gran parecido a la nube que se extiende y vela los rayos del sol, por lo que yo no amo a la gente vil.
 III.- Y vosotros, celosos maldicientes, no os imaginéis que voy titubeando y que alegría y juventud no me placen para que el dolor os derribe.

He estado en grave cuita

 I.-He estado en grave cuita, por un caballero que he tenido, y quiero que para siempre se sepa cuán excesivamente lo he amado. Ahora veo que soy traicionada, porque no le di mi amor; y por esto he estado en gran congoja en el lecho y cuando estoy vestida.
 II.-Quisiera tener a mi caballero, una noche, desnudo en mis brazos, y que él se tuviera por dichoso sólo con que yo le hiciese de almohada. Pues estoy más enamorada que Floris lo estuvo de Blancaflor: le entrego mi corazón, mi amor, mi juicio, mis ojos y mi vida.
 III.-Hermoso amigo, amable y bueno: ¿cuándo os tendré en mi poder? ¡Ojalá pudiese dormir con vos una noche y daros un beso amoroso! Sabed que gran deseo tendría de teneros en el lugar del marido, con tal que me hubieseis jurado hacer cuanto yo quisiera.

Debo cantar de lo que no querría

 I.-Debo cantar de lo que no querría, tanto me duelo de aquél de quien soy amiga, pues lo quiero más que a ninguna cosa que exista. Con él de nada me sirven la piedad ni la cortesía, ni mi hermosura, ni mi mérito, ni mi juicio, pue soy engañada y traicionada como debería serlo si fuera esquiva.
 II.-Amigo: me consuela que nunca en ningún comportamiento mío cometí ninguna falta contra vos, pues os amo más de lo que Seguís amó a Valensa. Y mucho me agrada venceros en amar, amigo mío, pues sois el más valioso; conmigo os mostráis altivo en palabras y en el trato, y sois amable con todos los demás.
 III.-Amigo: me asombra que vuestra persona se enorgullezca conmigo, por lo que tengo razón para lamentarme. No es justo que otro amor os hurte a mí, por nada que os diga o que os consienta. Acordaos de cómo empezó nuestro amor. ¡Quiera Nuestro Señor que nuestra separación no sea por mi culpa!
 IV.-Me inquietan la gran gallardía que se abriga en vuestra persona y el excelente mérito que poseéis; pues no sé de ninguna, ni lejana ni vecina, que, si se dispone a amar, no se rinda a vos. Pero vos, amigo, sois lo suficiente perspicaz para conocer a la más leal. ¡Acordaos de nuestros pactos!
 V.-De algo me tienen que servir mi mérito, mi nobleza, mi hermosura y, más todavía, mi fiel corazón. Por ello os envío allí donde está vuestra morada esta canción, como mensajero mío. Quiero saber, mi hermoso y gentil amigo, por qué sois tan duro y tan esquivo conmigo, pues no sé si ello s debe a altivez o a mala voluntad.
 VI.-Pero también quiero que le digas, mensajero, que demasiada altivez ha acarreado grandes males a muchos.»
 
   [El texto pertenece a la edición en español de Editorial Ariel, 1983, en traducción de Martín de Riquer. ISBN: 84-344-8364-5 (tomo II).]

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