domingo, 11 de octubre de 2020

Más allá del bien y del mal. Experiencias de una psicóloga forense.- Virginia Barber Rioja (1977)

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4.-Peligrosidad

  «En noviembre de 2009 acudí a mi primera reunión en la oficina de la Fiscalía del distrito de Queens. Hacía cuatro meses que me había graduado como doctora en psicología forense, y dos desde que empecé mi primer trabajo como directora clínica del juzgado de salud mental del distrito.
 Queens es uno de los cinco barrios de Nueva York; tiene una población de aproximadamente 2,3 millones de habitantes y es el sitio con más diversidad cultural del mundo. Se hablan alrededor de 138 idiomas, lo que lo convierte en un lugar muy interesante, aunque también muy complejo para ejercer como psicóloga, ya que a veces es casi imposible distinguir los comportamientos patológicos de los que se encuentran normalizados dentro de determinadas culturas, algunas de las cuales son muy distintas entre sí y también de la mía.
 Mientras esperaba en uno de los despachos de la Fiscalía, me preguntaba por qué el fiscal quería hablar conmigo en persona. Una semana antes me había llamado su secretario para informarme de que la reunión sería sobre un detenido, Yusuf, acusado de acosar a un vecino, es decir, un delito menor. […]
 Mi trabajo en el juzgado de salud mental de Queens consistía principalmente en realizar evaluaciones diagnósticas y valoraciones sobre la peligrosidad, que el juez y el fiscal utilizaban después para decidir qué detenidos podían beneficiarse del tratamiento en la comunidad como alternativa a las medidas de privación de libertad. En Estados Unidos, estos juzgados de jurisprudencia especial se crearon en los años noventa bajo el marco teórico de la "justicia terapéutica", con el objetivo de aplicar una perspectiva de carácter más rehabilitador en aquellos casos en los que el detenido sufría un trastorno mental grave (TMG).
 […] La situación era confusa. Mi programa sólo trabajaba con delitos estatales, no federales, y el delito que había llevado a Yusuf a la cárcel era un delito estatal menor. Entonces el fiscal me explicó que, aparte de ese delito, el detenido tenía dos casos abiertos en la Corte federal por acosar a una escritora famosa en otro estado y además el FBI lo había perfilado como un potencial asesino en masa. Llevaban siguiéndolo desde hacía unos tres años, monitoreando todos sus movimientos. "Doctora Barber, necesitamos que nos diga si el detenido es peligroso", dijo el fiscal. Esa fue la primera vez que entendí realmente la responsabilidad que entrañaba el título recibido tan sólo unos meses atrás.
 […] La "peligrosidad" es un concepto jurídico-legal recogido en la legislación penal vigente y basado en el principio de que ciertos individuos son peligrosos para la sociedad. Sin embargo, tiene muy poca utilidad clínica. Decir que alguien es peligroso contribuye poco a determinar cómo prevenir la violencia, o a entender bajo qué circunstancias resulta más probable que la persona sea violenta. Además, no se especifica qué tipo de violencia se predice cuando se asegura que alguien es peligroso; por ejemplo, no es lo mismo predecir la violencia sexual que la violencia de género. […]
 La psicopatología que presentaba Yusuf era complicada. Por un lado, había sido diagnosticado de un trastorno delirante (TD). Éste forma parte del grupo de los trastornos psicóticos y se caracteriza por la presencia de una o más ideas delirantes que se encuentran fuera de la realidad. Las personas con TD creen en tales ideas firmemente y resulta muy difícil, a veces imposible, lograr que cambien de parecer, incluso cuando se los confronta con suficiente evidencia como para contradecir dichas creencias. Estas ideas delirantes son persistentes en el tiempo y, a diferencia de otros trastornos psicóticos, las personas con TD pueden presentar un funcionamiento personal o social inalterado al margen del impacto que los delirios puedan tener en su vida diaria. A menudo, las personas que padecen TD son capaces de mantener sus trabajos o su vida social y sólo en casos extremos requieren ser hospitalizadas. Lo cierto es que no hay demasiada investigación al respecto y se sabe poco con relación a su nosología o tratamiento, debido, en parte, a que las personas que lo sufren raramente buscan ayuda psiquiátrica o psicológica. Sin embargo, en el ámbito forense no resulta infrecuente encontrarse con este diagnóstico, casi siempre relacionado con arrestos por acoso.
 El DSM-5 describe varios tipos de TD en función de la temática. El que mejor describía los delirios de Yusuf era el de tipo erotomaníaco, que se define, entre otros criterios, por la idea de que otra persona está locamente enamorada de uno. Durante años tuvo la certeza de que Vanesa estaba enamorada de él, y esta idea había surgido a partir de una conversación de escasos minutos. Pero además del delirio erotomaníaco, también albergaba algunas ideas delirantes de tipo persecutorio, relacionadas con el hecho de que era gravemente discriminado por no ser blanco. Aunque es muy probable que parte de dicha sospecha estuviera basada en la realidad, la cantidad de tiempo y energía mental que él pasaba pensando en ello, es decir, la obsesión con esta idea, elevaba aquella a un nivel psicótico.
 En definitiva, él aseguraba que todos sus problemas, tanto en el trabajo como con los vecinos y en el amor, se los generaba su origen paquistaní.
Resultado de imagen de mas alla del bien y del mal virginia barber rioja El cuadro clínico que presentaba Yusuf era complejo porque, además de TD, tenía rasgos de personalidad narcisista. Aunque es cierto que se trataba de una persona muy inteligente, poseía una visión desmedida de su valía. Pensaba que era más inteligente que nadie y que, por lo tanto, merecía un trato especial y diferente a los demás. Despreciaba a su familia por no tener formación académica y por trabajar "simplemente cocinando en un restaurante", y trataba con condescendencia a todos los que le rodeaban: médicos, trabajadores sociales, guardias, etcétera. Resultaba difícil determinar con precisión si su grandiosa visión de sí mismo formaba parte de un trastorno narcisista o de otra idea delirante de tipo psicótico.
 Los diagnósticos psiquiátricos se intentan organizar como categorías claras agrupadas en síntomas; sin embargo, es frecuente que se solapen de manera que algunos síntomas aparezcan en más de una categoría diagnóstica. […]
  Al contrario de lo que la mayor parte de la sociedad cree, el trastorno mental grave en sí mismo no aumenta de manera significativa el riesgo de violencia, si bien hay cierto síntomas y aspectos de la enfermedad mental que sí lo hacen. En este caso, los delirios erotomaníacos y las fantasías violentas constituían claros factores de riesgo para Yusuf, además de la personalidad narcisista y la falta de introspección asociada a su enfermedad.
 Yusuf tenía muchas fantasías violentas e ideas homicidas, que representan importantes factores de riesgo. Aunque la medicación antipsicótica no hacía desaparecer los delirios por completo, cuando la tomaba de forma continuada su percepción era más próxima a la realidad, podía entender con mayor claridad las consecuencias de llevar a cabo sus fantasías y los pensamientos obsesivos disminuían, gracias a lo cual experimentaba menos ansiedad. La medicación, sin embargo, no mejoraba nada su personalidad narcisista.»
 
  [El texto pertenece a la edición en español de Penguin Random House, 2019, pp. 77-95. ISBN: 978-84-9992-953-8.]
 

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