III.-Poesías diversas
II.-Balada (de los proverbios)
«Tanto se rasca la cabra, que se daña; / tanto va el cántaro a la fuente, que se rompe;
tanto se calienta el hierro, que se pone al rojo, / tanto se golpea, que se parte;
tanto vale el hombre cuanto se le precia, / tanto se aleja, que lo olvidan,
tan malo es, que se le desprecia, / tanto se invoca la Navidad, que al fin llega.
Tanto habla uno, que se contradice; / tanto vale buena fama como un favor conseguido;
tanto promete uno, que se desdice; / tanto se suplica, que la cosa se adquiere,
tanto es más querida cuanto es más buscada, / tanto se busca que se encuentra,
tanto es más frecuente cuanto menos deseada, / tanto se invoca la Navidad, que al fin llega.
Tanto se quiere al perro, que se le da de comer; / tanto corre la canción, que la aprenden;
tanto se guarda la fruta, que se pudre; / tanto se hostiga una plaza, que es conquistada;
tanto se tarda, que fracasa la empresa; / tanto se precipita, que sobreviene un mal;
tanto se aprieta que cae la presa, / tanto se invoca la Navidad, que al fin llega.
Tanto se bromea, que ya no se causa risa; / tanto se gasta, que no se tiene camisa;
tanto es uno generoso, que todo se lo gasta; / tanto vale toma, como una cosa prometida;
tanto se ama a Dios, que se sigue a la Iglesia; / tanto se da, que conviene pedir prestado;
tanto se vuelve el viento, que se hace cierzo; / tanto se invoca la Navidad, que al fin llega.
Príncipe, tanto vive loco, que sana, / tanto va, que al fin vuelve,
tanto se le golpea que muda de parecer, / tanto se invoca la Navidad, que al fin llega.
III.-Balada (de las cosas sin importancia)
Reconozco sin dificultad las moscas en la leche; / reconozco al hombre por el vestido;
reconozco el buen tiempo y el malo; / reconozco la manzana en el manzano;
reconozco el árbol al ver la resina; / conozco cuándo es todo igual;
conozco quién trabaja o descansa; / conozco todo, excepto a mí mismo.
Reconozco el jubón por el cuello; / reconozco al monje por el hábito;
reconozco al señor por el vasallo; / reconozco por el velo a la monja;
reconozco cuándo un tramposo habla en su jerga; / reconozco al loco alimentado de nata;
reconozco el vino por el tonel; / conozco todo, excepto a mí mismo.
Conozco al caballo y a la mula, / conozco su carga y su fardo;
conozco a Beatriz y a Isabelita; / conozco la ficha que se cuenta y suma;
reconozco la visión y el sueño; / conozco el pecado de los bohemios;
conozco el poder de Roma; / conozco todo, excepto a mí mismo.
Príncipe, en definitiva, lo conozco todo; / conozco a los de buen color y a los pálidos;
conozco a la Muerte que todo lo consume, / conozco todo, excepto a mí mismo.
[…]
VII.-Balada de Villon (del concurso de Blois)
Estoy muriendo de sed junto a la fuente; / caliente como fuego, tirito de frío;
en mi país estoy en tierra lejana; / junto a un brasero tiemblo, aunque ardo;
desnudo como un gusano, vestido como presidente, / río entre llanto y espero sin esperanza;
me reconforto en triste desesperación; / me divierto y no hallo ningún gozo;
soy poderoso sin fuerza ni poder; / bien acogido, de todos rechazado.
Nada me resulta seguro, sino lo incierto; / ni oscuro, sino lo que es muy evidente;
no tengo dudas, salvo en cosa cierta; / considero la ciencia como accidente repentino;
todo lo gano y sigo siendo el perdedor; / al amanecer digo: "Dios os dé buena noche".
Tumbado de espaldas, tengo miedo de caer; / tengo riqueza y no poseo nada;
espero una herencia y no soy heredero de nadie; / bien acogido, de todos rechazado.
Nada me preocupa y pongo mi esfuerzo / en adquirir bienes que no me interesan;
quien mejores palabras me dice, es quien más me hiere, / y quien más me dice la verdad, más me engaña;
mi amigo es quien me hace saber / de un cisne blanco que es un cuervo negro;
y quien me hace daño, creo que me ayuda; / mentira, verdad, hoy me es todo uno;
lo recuerdo todo, no sé expresar nada; / bien acogido, de todos rechazado.
¡Príncipe clemente! Plúgaos saber ahora / que oigo mucho y no tengo sentido ni conocimiento:
soy de una facción y me someto a todas las leyes. / ¿Qué más sé? ¿Qué? Recuperar mis bienes,
bien acogido, de todos rechazado.»
[El texto pertenece a la edición en español de Ediciones Orbis, 1982, en traducción de Carlos Alvar, pp. 108-110 y 112-113. ISBN: 84-7530-117-7.]
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Realiza tu comentario: