martes, 21 de enero de 2020

Por qué ser escéptico.- Sexto Empírico (ca. 160 - ca. 210)

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I.-¿Qué era el escepticismo antiguo?
11.-El criterio de la conducta escéptica: atenernos a lo que aparece

«[1.21] Que nos atenemos a lo que aparece es claro por lo que decimos acerca del criterio de la conducta escéptica.
 La palabra "criterio" se emplea de dos maneras: el criterio para saber si algo existe o no existe -de éste hablaremos en la parte de la refutación-, y el criterio para actuar, el que seguimos para hacer unas cosas y otras no a lo largo de la vida; sobre éste hablaremos ahora.
 [1.22] Pues bien, el criterio de la conducta escéptica decimos que es "lo que aparece", llamando así a la posible aparición de lo que aparece.
 Pues no hay investigación posible en "la aparición", ya que ésta descansa en la afección y en lo que se siente involuntariamente. Por esta razón nadie discute, quizá, si lo que subyace a las sensaciones aparece de esta o aquella manera, sino que se investiga sobre si una cosa es tal como aparece.

12.-Qué obligaciones acepta el escéptico

 [1.23] Ateniéndonos, pues, a lo que aparece, vivimos sin dogmatizar de acuerdo con una serie de obligaciones en nuestra vida, pues no podemos permanecer enteramente inactivos.
 Y parece que estas obligaciones en nuestra vida son cuatro: una se encuentra en el plan de la naturaleza, otra en el apremio de lo que sentimos, otra en la tradición de leyes y costumbres y otra en la instrucción de las artes.
 [1.24] En el plan de la naturaleza: conforme al cual estamos naturalmente dotados de sentidos y pensamiento.
 En el apremio de lo que sentimos: conforme al cual el hambre y la sed nos conducen al alimento y a la bebida.
 En la tradición de costumbres y leyes: conforme al cual heredamos tener piedad como bueno y no tenerla como malo, según el uso de la vida ordinaria.
 En la instrucción de las artes: conforme al cual no estamos inactivos en las artes que heredamos.
 Y todo esto lo decimos sin dogmatizar.

13.-¿Cuál es el fin o motivo de la conducta escéptica?

 [1.25] Sería consecuente con estas cosas tratar también sobre el fin de la conducta escéptica.
 Un fin es aquello en virtud de lo cual todo se hace o se considera, pero él mismo por causa de nada; o bien un fin es la última de las cosas deseadas.
 Venimos diciendo hasta ahora que el fin del escéptico es la imperturbabilidad en las cosas sujetas a opinión y la moderación en los sentimientos que aparecen forzosamente.
 [1.26] Pues comenzando a filosofar para decidir sobre las apariencias y comprender cuáles son verdaderas y cuáles falsas, de modo que alcanzara la imperturbabilidad, el escéptico cayó en un desacuerdo irreconciliable y, no pudiendo decidir sobre él, suspendió el juicio.
 Y la imperturbabilidad en las cosas sujetas a opinión fue una consecuencia fortuita para el escéptico que suspendía el juicio.

14.-Que nada es bueno o malo por naturaleza

 [1.27] Pues el que opina que algo es bueno o malo por naturaleza está siempre perturbado.
 Cuando no están a su disposición las cosas que le parecen ser buenas, piensa que es perseguido por las cosas que son malas por naturaleza y corre detrás de las que él considera buenas.
 Y cuando se procura las buenas cae en más perturbaciones, ya que se exalta de modo irracional y sin medida, y temiendo un cambio de situación hace lo que sea para no perder las cosas que le parecen ser buenas.

15.-Cómo llega la imperturbabilidad al escéptico

 [1.28] Pero el que no se define con respecto a cosas buenas o malas según la naturaleza, ni huye de nada ni persigue algo con esfuerzo, por eso precisamente queda imperturbable.
 Al escéptico le sucedió lo mismo que se cuenta del pintor Apeles. Dicen que pintando un caballo y pretendiendo imitar en la pintura su baba espumosa, tenía tan poco éxito que desistió, lanzando la esponja con la que limpiaba los colores del pincel contra la imagen. Y al tocarla produjo la imitación de la baba espumosa del caballo.
 [1.29] Los escépticos esperaban recibir la imperturbabilidad decidiendo sobre la diversidad de lo que aparece y lo que se piensa, pero no siendo capaces de hacerlo suspendieron el juicio. Y al suspender el juicio, la imperturbabilidad, como por azar, les acompañó como la sombra acompaña al cuerpo.
 No pensamos, sin embargo, que de ningún modo se pueda inquietar al escéptico, sino que decimos que al escéptico le inquietan las cosas que se experimentan forzadas por su aparición. Reconocemos, en efecto, que de vez en cuando siente frío o tiene sed y padece cosas de ese tipo.
 [1.30] Pero, incluso en esto, la gente corriente se ve afligida por dos circunstancias: por las cosas mismas que se padecen y -no menos que lo anterior- por pensar que tales circunstancias son malas por naturaleza.
 Y el escéptico, al suprimir la creencia añadida de que cada una de estas cosas es mala por naturaleza, sale también mejor librado en esto.
 Por ello decimos, en consecuencia, que el fin del escéptico es la imperturbabilidad en las cosas sujetas a opinión, y la moderación en los sentimientos que aparecen forzosamente. Y algunos escépticos notables añadieron también la suspensión del juicio en las investigaciones.»
   
  [El texto pertenece a la edición en español de Editorial Tecnos, 2009, en traducción de Martín Sevilla Rodríguez. ISBN: 978-84-309-4893-2.]

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