martes, 15 de octubre de 2019

Dolor.- Vladimír Holan (1905-1980)

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Cuando llueve en domingo

«Cuando llueve en domingo y tú estás solo, completamente solo,
abierto a todo, pero no llega ni el ladrón
y no llama a la puerta ni el borracho ni el enemigo;
cuando llueve en domingo mientras tú estás abandonado
y no comprendes cómo vivir sin cuerpo
y cómo no vivir puesto que tienes cuerpo;
cuando llueve en domingo y, solo, no eres más que tú,
¡no esperes ni hablar contigo mismo!
Entonces el ángel es el único que sabe lo que hay encima de él,
entonces el diablo es el único que sabe lo que hay debajo de él.
El libro sostenido, el poema al caer...

Belleza sin alegría

Nuestro ser mortal es incesante. No hay momento
que nos desmienta
que continuamente sufrimos tentaciones y que siempre sucumbimos,
de modo que incluso la belleza carece de sentido
ya que es una belleza sin alegría...
Somos malos... ¿lo seríamos también
si no tuviéramos testigos?

El sol en Candelaria

Tempestad de nieve... El sol por algún lado en Turingia...
Aparte de eso, nada, ni un amago de semejanza...
Los sueños, los signos, las imágenes, hasta la humedad de los muros
podría salvarlos sólo una ayuda sobrenatural...
He amado y en cambio no me acuerdo ya.
En la vida, por la vida, venía a mi encuentro la muerte
siempre en el mismo sitio,
pero ni siquiera la ignorancia significa felicidad...
Terrible es mi soledad cuando muda me ordena
ser más impersonal pero no para todo el mundo... Un poema
es un don... Sí, pero lo hablado vale más que lo escrito...
¡Qué daría por un amigo!

Resurrección

¿Qué después de esta vida tengamos que despertarnos un día aquí
al estruendo terrible de trompetas y clarines?
Perdona, Dios, pero me consuelo
pensando que el principio de nuestra resurrección, la de todos los difuntos,
lo anunciará el simple canto de un gallo...
Entonces nos quedaremos aún tendidos un momento...
La primera en levantarse
será mamá... La oiremos
encender silenciosamente el fuego,
poner silenciosamente el agua sobre el fogón
y coger con sigilo del armario el molinillo del café.
Estaremos de nuevo en casa.

Hacia la poesía

No sabes de dónde viene este camino
que a ningún sitio te conduce.
Pero te importa poco, ya que estuvo lleno de hechizos,
mujeres, milagros y ansias de libertad.
Viste como si hubieran dado muerte a un caballo bajo un ángel
y el ángel continuara a pie; éste es el camino del olvido de sí mismo;
sólo después conociste el sufrimiento humano
y el de Dios que también va en busca de la felicidad,
Dios, ese amante no correspondido...»

    [Los textos pertenecen a la edición en español de Ediciones Hiperión, 2001, en traducción de Clara Janés. ISBN: 84-7517-193-1.]

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