viernes, 13 de septiembre de 2019

Adiós a la razón.- Paul Feyerabend (1924-1994)

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Ciencia como arte
 6.-Resumen

«Ahora podemos formular las siguientes tesis sobre la naturaleza de las artes y las ciencias y sobre la relación entre unas y otras.
 1.-Riegl tiene razón al decir que las artes han desarrollado una serie de formas estilísticas y que estas formas existen en igualdad de derechos, a no ser que se las enjuicie desde el punto de vista arbitrariamente elegido de una determinada forma de estilo. Incluso cuando se elige con motivos un punto de vista de este tipo, existe para cada grupo de motivos otros grupos, es decir, en la fundamentación o se llega a una elección o a intuiciones, o sea, a acción automática y, así, de nuevo a una elección, aunque sea esta vez no reflexionada.
 2.-La afirmación de Riegl afecta asimismo a las ciencias. También éstas han desarrollado una serie de estilos, incluyendo estilos de comprobación, y el desarrollo de un estilo a otro es, decimos nosotros, totalmente análogo al desarrollo desde la Antigüedad al estilo gótico.
 3.-Tantos artistas como científicos, cuando elaboran un estilo, con frecuencia trabajan con la segunda intención de que se trata de la presentación de la verdad, o de "la" realidad.
 4.-Esta segunda intención no lleva más allá de la concepción de Riegl. Sólo es una parte de la voluntad artística que Riegl ha dejado muy imprecisa y sólo muestra que los estilos artísticos están estrechamente enlazados a estilos de pensamiento: hemos insertado un cuadro, o una estatua, o una tragedia, insertos en una obra de arte verbal (por lo demás, apenas excitante).
 5.-Esto se muestra en los muchos significados de la palabra "verdad" o "realidad". Pues, si se investiga lo que un determinado estilo de pensamiento comprende bajo estas cosas, no se encuentra algo más del mismo estilo de pensar, sino sus propias presuposiciones: verdad es lo que afirma el estilo de pensar que es verdad. Así es como en un tiempo fue verdad que existían los dioses griegos, pero hoy esto es un absurdo para muchas personas.
 6.-El éxito sólo puede distinguir a un estilo de pensar cuando se poseen ya criterios que determinan lo que es éxito. Para el gnóstico, el mundo material es apariencia, el alma real, y el éxito es sólo lo que acontece a la última. De nuevo se oculta tras la aceptación de un estilo, no algo "objetivo", sino un elemento más del estilo.
 7.-Por ejemplo, muchas personas se atienen hoy al estilo de pensar de las ciencias, por haber perdido su interés por cosas sobrenaturales, porque les parece mucho más importante la fama terrena que la salud del alma, porque uno quiere mantenerse alejado de otras personas (éste es el motivo objetivo del deseo de objetividad) y porque se cree -y, por cierto, no basándose en investigaciones más precisas- que las ciencias pueden aumentar y mejorar los bienes terrenos.
 8.-La elección de un estilo, de una realidad, de una forma de verdad, incluyendo criterios de realidad y de racionalidad, es la elección de un producto humano. Es un acto social, depende de la situación histórica, ocasionalmente es un proceso relativamente consciente -se reflexiona sobre distintas posibilidades y se decide una por una-, mucho más frecuentemente es acción directa basándose en intuiciones más fuertes. Es "objetiva" esta elección sólo en el sentido condicionado por la situación histórica: también la objetividad es una característica de estilo (compárese, por ejemplo, el puntillismo con el realismo o el naturalismo). Así, pues, uno se decide en favor o en contra de las ciencias exactamente como uno se decide por el punk rock o en contra de él, por lo demás con la diferencia de que la actual inserción social de las ciencias rodea a la decisión del primer caso con mucha más palabrería y también con mucho más ruido.
 9.-Y, dado que hasta ahora se creía que sólo las artes se encuentran en esta situación; dado que, por tanto, la situación sólo se ha conocido, hasta cierto punto, en las artes, la conclusión es que la mejor manera de describir la situación análoga en las ciencias y los muchos recubrimientos existentes ahí, y de los que yo sólo he mencionado una pequeña porción, se dice que las ciencias son artes en el sentido de esta comprensión progresiva del arte.
 (Si viviéramos en un tiempo en que se creyera ingenuamente en el poder curativo y en la "objetividad" de las artes, si no se separa arte y Estado, si las artes se sustituyeran con medios fiscales, si se las aprendiera en las escuelas como disciplinas obligatorias, mientras que las ciencias serían consideradas como colecciones de juguetes, de las que los jugadores una vez elegirían un juego y otra vez otro, entonces, como es natural, sería igualmente indicado recordar que las artes son ciencias. Pero, desgraciadamente, no vivimos en un tiempo así).»

   [El texto pertenece a la edición en español de Ediciones Altaya, 1995, en traducción de José R. de Rivera. ISBN: 84-487-0209-3.]

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