Teatro imposible
Manifiesto 1970
«EL PRECIO DE LA EXISTENCIA
La obra de arte careció siempre de derechos.
Su infundada existencia suscitó numerosos problemas. Pronto se descubrió
que podía ser óptimamente utilizada.
¡Se plantearon exigencias! ¡Fueron satisfechas! Así en la Tierra como en el Cielo.
A cambio se exigieron pruebas irrefutables de su utilidad y lealtad.
La defensa no escatimó esfuerzos para levantar una construcción primorosa de
explicaciones,
justificaciones,
teorías,
dogmas, que
abogaban por
su APROBACIÓN.
El gigantesco aparato puesto en marcha en este singular proceso ejecutaba sus interpretaciones y SENTENCIAS inapelables en nombre de razones e instancias superiores.
La defensa fue ejercida por sabios, por la Historia y por los acusados.
La defensa afirma:
¡LA OBRA DE ARTE ES ÚTIL!
Eso era, precisamente, lo que había que demostrar. El relato de hechos y pruebas podría alcanzar dimensiones descomunales.
En efecto, la obra de arte fue útil durante largos siglos; además desempeñó esa función con una eficacia y una versatilidad tal que pronto la utilidad pareció consustancial a ella.
¡LA OBRA DE ARTE DA TESTIMONIO!
Y así ha sido, ha dado testimonio:
de los tiempos,
del Cielo y de la Tierra,
de las costumbres,
de las guerras,
de la vanidad,
y, a veces, de la verdad.
Después llegaron los argumentos científicos.
¡LA OBRA DE ARTE COMO CONOCIMIENTO DE LA REALIDAD!
¡En efecto, la obra de arte
ofrecía conocimientos sobre la realidad,
la investigaba,
exploraba sus posibilidades
ópticas, físicas y espaciales,
la reflejaba
en el Yo,
en el Sueño,
en las Alucinaciones
y en la Imaginación!
¡LA OBRA DE ARTE COMO UN MODELO PERFECTO!
DE LA CORRECCIÓN,
LA CONSTRUCCIÓN,
LA FUNCIONALIDAD,
LA ECONOMÍA
Y LA TÉCNICA.
Y así ha sido, pues no se puede negar su contribución en absoluto desdeñable a la creación de un "NUEVO MUNDO MARAVILLOSO".
Y llegamos ahora a la última etapa, triunfal, de esta defensa "victoriosa":
¡LA OBRA DE ARTE ES UN OBJETO DE CONSUMO!
LA ÚNICA COMPENSACIÓN
¡La única compensación consistía en comprobar que, en el momento exclusivo e íntimo de la CREACIÓN, todo este proceso interminable de imposiciones irrefutables de la Historia, de valores prefabricados y aplastantes prestigios se volvía completamente impotente y grotesco! Desgraciadamente, aparte de los artistas, nadie reparaba en este hecho.
ADVERTENCIA
Por falta de tiempo y espacio, no entraremos en la cuestión de saber cuántos esfuerzos hicieron en vano los artistas para liberarse de esa situación pretendidamente natural, y cuál fue el papel que, en esa gigantesca desvirtuación del acto creador, representaban las diversas ideologías, y más recientemente el mecanismo colosal del mercado, así como la SANTA INFORMACIÓN que todo lo engulle y todo lo expulsa en una orgía propia de Gargantúa.
CONSUMO
El proceso caricaturesco de consumo desvergonzado de obras de arte, ese CANIBALISMO ESPIRITUAL, practicado en privado y masivamente con creciente apetito ya desde hace algún tiempo, inspiraba como REVANCHA,
UNA BURLA CÍNICA Y MORDAZ,
ESCÁNDALOS pérfidos
que ignoraban todos los principios del autodenominado
buen gusto, lo que tuvo un efecto fulminante sobre
ese ÓRGANO DE DIGESTIÓN patológicamente sobredimensionado.
Así acababa esa absurda BATALLA.
EL MECANISMO DEL MERCADO cuando se pone en marcha, funciona automáticamente
y destapa a plena luz el CONSUMO insolente,
que se manifiesta por miserables y estériles REFLEJOS del
¡SENTIDO DEL GUSTO
desencadenado en el pasado!»
[El texto pertenece a la edición en español de Alba Editorial, 2010, en traducción de Katarzyna Olszewska Sonnenberg y Fernando Bravo García. ISBN: 978-84-8428-563-2.]
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