Sin título (26 de junio de 1943)
«Aquí la voz de Europa. Habla Ezra Pound.
Una idea es coloreada por lo que contiene. Tomemos, por ejemplo, la más o menos teutónica idea del materialismo. Marx y Engels se divirtieron jugando con la filosofía de Hegel y desarrollaron lo que se ha dado en llamar materialismo marxista. Esto ha sido apresuradamente introducido en Rusia y, tras veinticinco años, ¿qué tenemos?
Tenemos que aquellos esclavos aullantes se han lanzado a una cruzada puramente metafísica, típicamente rusa, locos como en los excesos medievales, absolutamente olvidados de las cuestiones materiales.
Yo creo que todos admitiremos que el trabajador alemán, materialmente, está mucho mejor que su colega ruso. Materialmente hablando, la reforma industrial propuesta por Robert Owen y otros, como Sir John Hobhouse, aprobada por Marx, en sustancia, todas las metas británicas que indujeron a Marx a escribir su décimo capítulo, primer capítulo del "Capital", por lo que a mí concierne, bien, todas las metas tendentes a conseguir que el trabajador sea nutrido, vestido y alojado decentemente y tenga unas condiciones de vida y unos horarios de trabajo decentes, han sido alcanzadas más en Alemania que en Rusia, a pesar de las etiquetas y de los programas.
Bien; una cierta propaganda enemiga afirma que Alemania se ha hecho comunista. Pero nadie puede acusar a Europa de haberse hecho rusa o acusar a Alemania de haberse hecho rusa.
Marx observó a Inglaterra, razonó sobre Alemania, pero divagó sobre Rusia, país en el cual la investigación era imposible. Durante años nadie observó lo que realmente sucedía. Todo era metafísica: grandes programas y escasos resultados. Los rusos ignoraban ciertamente las condiciones de vida de los trabajadores extranjeros.
¿Qué ha producido todo esto? Acaso sea la naturaleza material del animal eslavo o del fanático tártaro. Sea como fuere, consideremos algunas de las palabras del programa.
"Materialismo": ¿qué significa?
¿Lo mantenéis?
¿Lo mantenéis, sea lo que fuera lo que signifique? ¿O sois materialistas sólo a condición de que signifique alguna cosa en particular, alguna cosa preferible a otra?
El viejo George Santayana se definía como materialista. Este hecho dejó estupefacto a William James. El viejo William le dijo al joven George que su filosofía, la filosofía de Santayana quiero decir, era corrupción organizada. No puedo concordar con el diagnóstico de James. Me parece que Santayana concuerda sustancialmente con Tomás de Aquino; quiero decir que el materialista Santayana terminó escribiendo un libro titulado "El Reino del Espíritu". De vez en cuando me dedico a su lectura, para aplacar la mente abrasada, cuando no me vuelvo hacia San Francisco o a Mencken.
Y Tomás de Aquino afirma, en un cierto punto, que el alma es el primer acto de un cuerpo orgánico. Bien, le pregunté a Santayana qué quería decir y me dijo: "mentalidad". Me parece que se esconde detrás de un dedo. De cualquier modo, la definición materialista del alma parece ser que se trata del primer acto o de la primera acción, o de la primera condición de un cuerpo orgánico.
¡No me lo pregunte a mí!
Yo estoy simplemente tratando de demostrar hasta qué punto una palabra, una idea, la palabra "materialista", puede ser regateada por personas que juegan con abstracciones. Aparentemente, todas estas cosas tienen valor metafísico.
Pero volvamos a los grandes hechos materiales.
Un materialista marxista, ¿prefiere las condiciones humanas al trabajo y el trabajo a las condiciones inhumanas?
¿Cuentan algo los progresos auténticos de las condiciones de los trabajadores alemanes, en un universo materialista?
¿O el materialista marxista prefiere al ruso trampeado en un estado metafísico, en el que nadie tiene un cuarto verdaderamente suyo?
Pienso que esto cuenta. Pienso que es una cuestión de administración, de administración material.
Soy favorable al control local.
El principio del control local ha alcanzado algunos progresos en las últimas ocho semanas, en los periódicos y en las discusiones radiofónicas. Sobre el papel y en el éter, el Komitern se ha declarado favorable al control local de la administración.
No se trata de una cuestión material ni de una cuestión metafísica. Pienso que importa muchísimo quien administra. Pienso que el futuro de cualquier partido, comunista o no, en los Estados Unidos, depende muchísimo de los hombres, de la personalidad de los hombres que la controlan.
Estoy absolutamente a favor de la responsabilidad, de la responsabilidad personal.
No logro comprender qué tiene que ver el principio del materialismo o de la metafísica con el fusilamiento de niños de tres años. No logro comprender la invasión de un país por otro (...) ¿el programa de todo grupo de idealistas, sean moscovitas o democráticos o, por mejor decir, plutocráticos, lleva a la disolución de esa nación o raza? Sería un campo de investigación muy interesante.»
[El texto pertenece a la edición en español de Ediciones de Nuevo Arte Thor, 1984, en traducción de Joaquín Bochaca. ISBN: 84-7327-079-7.]
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