viernes, 14 de agosto de 2020

El origen de las especies.- Charles Darwin (1809-1882)

Resultado de imagen de darwin 

IV.-Selección natural, o la supervivencia de los más aptos

  «Puede decirse metafóricamente que la selección natural está haciendo diariamente, y hasta por horas en todo el mundo, el escrutinio de las variaciones más pequeñas; desechando las que son malas, conservando y acumulando las que son buenas, trabajando insensible y silenciosamente donde y cuando se presenta una oportunidad en el mejoramiento de todo ser orgánico, en relación con sus condiciones orgánicas e inorgánicas de vida. Nada vemos de estos pequeños cambios en progreso, hasta que la mano del tiempo haya marcado el sello de las edades, y aun entonces tan imperfecta es nuestra vista para alcanzar a las épocas geológicas remotas, que lo único que vemos es que no son hoy las formas de vida lo que en otro tiempo fueran.
 Para que una especie pase por una gran cantidad de modificación, es preciso que una variedad ya formada quizás, después de un largo intervalo de tiempo, siga variando o presentando diferencias individuales de la misma naturaleza favorable que antes; es necesario también que estas diferencias se conserven, y así sucesivamente, paso por paso. Apenas puede considerarse como inverosímil esta suposición, puesto que vemos que continuamente vuelven a ocurrir diferencias individuales de la misma clase; pero si es verdadera, sólo lo podemos juzgar viendo cuán de acuerdo está la hipótesis  con los fenómenos generales de la naturaleza, y de qué  modo los explica. Por otra parte, la opinión ordinaria de que la suma de variación posible es una cantidad estrictamente limitada, es asimismo una simple aseveración.
 Aunque la selección natural pueda solamente obrar por y para el bien de cada ser, los caracteres y las estructuras que estamos dispuestos a considerar de importancia muy secundaria, pueden ser de este modo influidos por ella. Cuando vemos coloreados de verde a los insectos que se alimentan de hojas, y moteados en gris a los que se alimentan de cortezas; al ptarmigan de los Alpes blanco en invierno, la gallina silvestre del color del brezo, tenemos que creer que estos tintes son útiles para dichos pájaros o insectos, porque los preservan de peligros. Las gallinas silvestres llegarían a ser innumerables, si no se destruyeran en algún período de sus vidas: ya se sabe que sufren mucho por las aves de rapiña, que se guían por su vista para hacer su presa, de tal modo que, en algunas partes del continente, se aconseja a la gente que no tenga palomas blancas, porque son las que están más expuestas. Se comprende que la selección natural produzca efectos, al dar a cada gallina silvestre el color conveniente, y al conservar ese color constante y verdadero una vez adquirido. No debemos creer tampoco que la destrucción accidental de un animal de un color particular produciría un efecto pequeño: recordemos cuán esencial es en un rebaño de carneros blancos destruir el carnero que presente la mancha negra más insignificante. Hemos visto cómo el color de los cerdos que se alimentan de la raíz de la pintura en Virginia, determina si vivirán o no. En las plantas, la pelusa que tienen ciertas frutas, el color de su carne, son considerados por los botánicos como caracteres de una importancia muy insignificante; sin embargo, sabemos por un excelente horticultor, Downing, que en Estados Unidos las frutas de piel lisa son mucho más atacadas por una especie de gusano que las que la tienen vellosa; que las ciruelas de color púrpura sufren más de cierta enfermedad que las amarillas, mientras que otra enfermedad ataca más a los melocotones de carne amarilla que a los que la tienen de otro color. Si con todos los auxilios del arte estas pequeñas diferencias hacen una gran diferencia al cultivar las diversas variedades, seguramente en el estado silvestre en que los árboles tienen que luchar con otros árboles y con una caterva de enemigos, esas diferencias acabarán por fijar qué variedad ha de obtener el triunfo, si la piel lisa o vellosa, si la fruta de carne amarilla o color de púrpura.
 Al considerar muchos puntos pequeños de diferencia entre las especies que, en cuanto nuestra ignorancia nos permite formar juicio, parecen no tener importancia alguna, no debemos de olvidar que el clima, el alimento, etc., han producido sin duda algún efecto directo. También es necesario tener presente que, por la ley de correlación, cuando varía una parte y se acumulan las variaciones por medio de la selección natural, tienen que seguirse a menudo otras modificaciones de la naturaleza más inesperada.
El origen de las especies: Amazon.es: Darwin, Charles: Libros Así como vemos que aquellas variaciones que en la domesticidad aparecen en cualquier período particular de la vida tienden a reaparecer en los descendientes en la misma época; por ejemplo: la forma, tamaño y sabor de las semillas de las muchas variedades de nuestras plantas culinarias y agrícolas; en los períodos de oruga y capullo de las variedades del gusano de seda, en los huevos de corral y en el color de la pluma de los pollos; en los cuernos de nuestros carneros y vacas cuando van a llegar a la edad adulta; del mismo modo en el estado silvestre la selección natural podrá ejercer su acción y modificar seres orgánicos en cualquier edad acumulando las variaciones ventajosas en dicha edad y por medio de la herencia, en una que sea correspondiente. Si conviene a una planta que el viento disemine más y más extensamente sus semillas, no veo mayor dificultad en que esto se efectúe por medio de la selección natural que la que tiene el plantador de algodón en aumentar y mejorar por medio de la selección el vello en las vainas de sus algodoneros. La selección natural puede modificar y adaptar la larva de un insecto a una porción de contingencias completamente distintas de las que conciernen al insecto ya maduro; y estas modificaciones pueden afectar por la correlación la estructura del adulto. Así también, por el contrario, las modificaciones en el adulto pueden afectar la estructura de la larva; pero en todos los casos la selección natural asegurará que dichas modificaciones no serán nocivas, porque si lo fuera la especie se extinguiría.
 La selección natural modificará la conformación del joven con relación al padre y del padre con relación al joven. En los animales sociales adaptará la estructura de cada individuo al provecho de toda la comunidad, si la comunidad gana con el cambio seleccionado. Lo que la selección natural no puede hacer es modificar la estructura de una especie sin darle ninguna ventaja y en provecho de otra especie; y aunque hay en las obras de historia natural manifestaciones que tienden a probarlo, no he podido encontrar un solo caso que salga bien de la investigación. Una conformación usada solamente una vez en la vida de un animal puede ser modificada algún tanto por la selección natural si es de alta importancia para aquel; por ejemplo, las grandes quijadas que poseen ciertos insectos y que las usan exclusivamente para abrir el capullo, o la extremidad endurecida del pico de los pájaros que no han salido del cascarón, y que es por ellos usada para romper el huevo.»

   [El texto pertenece a la edición en español de Ciro Ediciones, 2011, en traducción de Enrique Godínez. Depósito legal: M-7406-2011.]

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Realiza tu comentario: