lunes, 2 de enero de 2017

"El patio de los niños de piedra".- Eleanor Cameron (1912-1996)

Resultado de imagen de eleanor cameron escritora
Capítulo quince
 
 «La Sra. Kendrick estaba sentada sobre una caja, tomando el sol, que llevaba todo el día entrando y saliendo, mientras Nina, en un paroxismo de felicidad, esparcía pintura de color de sol por las paredes del salón con un rodillo. Dorado de Etruria, decía el bote de pintura. Nina tenía a su cargo las paredes, porque era más fácil, y su padre se ocuparía del esmalte de las puertas y de las maderas.
 La sra. Kendrick le estaba contando lo que buscaba en el espejo el día que se conocieron. Era su otro yo, su yo real, su yo joven.
 -A veces me parece que siempre he sido así -dijo-, contrahecha, nada atractiva...
 -¡Oh, no! -no era verdad que no fuese atractiva, quería tranquilizarla Nina, ni siquiera ahora. Y quería decirle a la Sra. Kendrick que antaño debió ser muy bella, sólo que eso no se le puede decir a una mujer: antaño.
 -Y otras veces, sin embargo, cuando casi consigo olvidarme de mis penas y de la pinta que tengo, se me ocurre que es imposible que aquella niña se haya perdido para siempre. Enterrada e irreconocible, pero allí sigue. Sí, Nina, allí sigue... igual de joven que tú, querida -la Sra. Kendrick se quedó un rato callada, mientras Nina seguía pintando, y después-, he subido el libro del que te hablé esta mañana, el que mi hermana me dio en el hospital, el que tiene una parte que se refiere al espejo, a la búsqueda. Pensé especialmente en ti por ese amigo que tienes que se interesa tanto por el tiempo. ¡Escucha!: "El espejo siempre me ha encantado porque cualquier cosa que en él se refleje parece hundirse en sucesivas capas de tiempo, como si fuese en agua, con lo que la propia cara se convierte en la cara de otra persona de hace mucho tiempo, y las flores que pongo delante, especialmente las peonías y las amapolas, se llenan en el reflejo de una transparencia mágica, como si flotaran a través del tiempo, lo que en verdad hacen..."
 La pintura resbalaba por el brazo de Nina, que se la quitaba distraída con una camiseta vieja y rota de su padre. Estaba de pie, en el último escalón de una escalera de mano, pintando la parte inmediatamente inferior a la moldura del cielo raso, el último pedazo con el que el salón quedaría listo. Miraba a su alrededor de vez en cuando, sin acabar de creerse que ella, Nina Harmsworth, ella sola, había conseguido tan prodigiosa transformación. Hasta el techo había pintado.
 -¿Y ha encontrado ya su otra cara, Sra. Kendrick? ¿Su otro yo... su yo más joven?
 -No, querida, todavía no. Pero es que se necesita mucho valor para seguir mirando con todo el deseo y la fuerza de que se dispone. Puede que sea demasiado para mí. Y puede que el pasado simplemente no esté ahí. Pero... escucha esto: "Katrine ha muerto estando yo aquí, por lo que ella es una de las presencias que van y vienen por esta extraña intersección en la que no vivo en el tiempo, en la que pasado y futuro derivan juntos hasta el presente, dulces como las corrientes de aire que a veces hacen que las cortinas se muevan como si una mano las hubiera tocado". Ya ves, Nina, hay alguien que siente lo que yo siento. Quizás pienso que puedo llegar a esa extraña intersección... la del espejo.
 Nina metió el rodillo en el bote de pintura y bajó la vista para posarla intensamente en la Sra. Kendrick.
 -Una de las presencias que hay en esa extraña intersección en la que no vivo en el tiempo -eso se refiere a nuestro tiempo, tal como nosotros lo pensamos. Y eso es lo que Domi es: una presencia en una extraña intersección. Tengo que decírselo. Le gustará.
 -¿Y quién es Domi?
 -Una amiga mía del museo. Alguien a quien estoy tratando de ayudar.
 -¿Y por qué es una presencia en una extraña intersección? ¿Es como Katrine?
 -En cierto modo, pero también distinta. Las dos existimos, dice, sólo que a diferentes niveles.
 -Sí, eso me ha ocurrido a mí. El dolor me ha llevado a una zona del pensamiento en la que antes nunca me había atrevido a entrar: que puede haber diferentes niveles de conciencia, de existencia. Aunque, como es natural, me doy cuenta de que es perfectamente posible que al final no haya más que oscuridad y silencio y no ser. Sí, está tu Domi. Algún día tienes que contarme cosas de ella y si la pudiste ayudar..
 Nina reflexionó un instante, sin dejar de mirar a la Sra. Kendrick. Después bajó de la escalera para ir a lavarse los brazos y las manos.
 -Tengo que verla. Tengo la impresión de que debe estar ahí, en el museo. De pronto, precisamente ahora, me ha venido esa impresión, y hay algo que he estado pensando y que tengo que contarle.»

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Realiza tu comentario: