15.-Primavera [del libro Olvidanzas]
«¡Qué me importa nada, / teniendo mi cuerpo y mi alma!
¿Pasado? ¡Que caiga! / ¿Presente? ¡Sí, pasa!
¿Futuro?...
Nada me ha quitado nadie, nada; nada / le he dado yo a nadie, le daré yo a nadie,
si tengo mi cuerpo y mi alma.
¿Perdido? ¡A las alas! / ¿Guardado? ¡No hay cajas!
¿Ansiado?...
¡Qué me importa nada, / teniendo mi cuerpo y mi alma!
31.-Lo que Vos queráis, Señor [del libro Arte Menor]
Señor, matadme si queréis... / ¡Pero, Señor, no me matéis!
¡Oh, Señor! Por el sol sonoro, / por la mariposa de oro,
por la rosa y por el lucero, / por los vilanos del sendero,
por el trino del ruiseñor, / por los naranjales en flor,
por la perlería del río, / por el dulce pinar umbrío,
por los suaves labios rojos / de ella, y por sus grandes ojos;
¡Señor, Señor, no me matéis! / … Pero matadme, si queréis...
44.-El viaje definitivo [del libro Poemas agrestes]
...Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros / cantando;
y se quedará mi huerto, con su verde árbol, / y con su pozo blanco.
Todas las tardes, el cielo será azul y plácido; / y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.
Se morirán aquellos que me amaron; / y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado, / mi espíritu errará, nostáljico…
Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol, / verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido... / Y se quedarán los pájaros cantando.
119.-Intelijencia, dame [del libro Eternidades]
¡Intelijencia, dame / el nombre exacto de las cosas!
...Que mi palabra sea / la cosa misma,
creada por mi alma nuevamente. / Que por mí vayan todos
los que no las conocen, a las cosas; / que por mí vayan todos
los que ya las olvidan, a las cosas; / que por mí vayan todos
los mismos que las aman, a las cosas... / ¡Intelijencia, dame
el nombre exacto, y tuyo, / y suyo, y mío, de las cosas!
130.-Yo no soy yo [del libro Eternidades]
Yo no soy yo. Soy éste / que va a mi lado sin yo verlo;
que, a veces, voy a ver, / y que, a veces, olvido.
El que calla, sereno, cuando hablo, / el que perdona, dulce, cuando odio,
el que pasea por donde no estoy, / el que quedará en pie cuando yo muera.
141.-La gloria [del libro Piedra y cielo]
Ser, sólo ser. No más, ni menos / que nadie. Y sin saberse.
Y hablar con los demás / de otras cosas... Gozar, desde uno solo,
todo, y traerlo a uno, el dueño / callado, verdadero e ignorado
del mundo.
197.-Cuando yo era el niñodiós [del libro Dios deseado y deseante]
Cuando yo era el niñodiós, era Moguer, este pueblo, / una blanca maravilla; la luz con el tiempo dentro.
Cada casa era palacio y catedral cada templo; / estaba todo en su sitio, lo de la tierra y el cielo;
y por esas viñas verdes saltaba yo con mi perro, / alegres como las nubes, como los vientos, lijeros,
creyendo que el horizonte era la raya del término.
Recuerdo luego que un día en que volví yo a mi pueblo / después del primer faltar, me pareció un cementerio.
Las casas no eran palacios ni catedrales los templos, / y en todas partes reinaban la soledad y el silencio.
Yo me sentía muy chico, hormiguito de desierto, / con Concha la Mandadera, toda de negro con negro,
que, bajo el tórrido sol y por la calle de Enmedio, / iba tirando doblada del niñodiós y su perro;
el niño todo metido en hondo ensimismamiento, / el perro considerándolo con aprobación y esmero.
¡Qué tiempo el tiempo! ¿Se fue con el niñodiós huyendo? / ¡Y quién pudiera ser siempre lo que fue con lo primero!
¡Quién pudiera no caer, no, no, no caer de viejo; / ser de nuevo el alba pura, vivir con el tiempo entero,
morir siendo el niñodiós en mi Moguer, este pueblo!»
[El texto pertenece a la edición en español de Ediciones Cátedra, 1979, en edición de Vicente Gaos. ISBN: 84-376-0035-9.]
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