VI.- Se conocen personalmente
"Ki-ki-ri-kí", ya estoy aquí
«Erich Baeumer, médico, zoólogo y, quizá, quien mejor conoce cuanto acontece en un gallinero, ha descrito magníficamente un enfrentamiento entre dos gallos. Tras una espectacular pelea, Zar, el "aspirante", logra vencer a Peter, que hasta ese momento era el jefe indiscutible del gallinero. El derrotado esconde la cabeza entre un trozo de cartón y la pared y no hace siquiera ademán de responder a los picotazos que aún le propina el vencedor, Zar, que se aleja con la cabeza erguida. Un cuarto de hora más tarde, Peter sigue en su rincón. ¿Qué consecuencias podemos extraer de todo ello? ¿Tendrá este comportamiento algún significado biológico? En primer lugar, el acto de esconder la cabeza en el pequeño hueco existente entre el cartón y la pared equivale a proteger la parte más vulnerable del cuerpo contra los ataques del vencedor, pero ello no explica por qué este último pierde de repente todo su interés y se aleja de su adversario.
¿Podría interpretarse en el sentido de que el gallo derrotado "pierde la cara" al esconder la cabeza? Cuando el vencedor no pudo ver "la cara" de su rival fue como si éste hubiera dejado de existir para él, lo que significaría que los gallos se reconocen fundamentalmente por el rostro.
Para comprobarlo, Erich Baeumer pintó la cabeza a varios gallos con un color diferente al suyo. Durante algún tiempo, los restantes miembros del gallinero no respetaron la posición que hasta entonces habían ocupado, es decir, no los reconocieron debido a la pintura. Mediante otros experimentos y observaciones se ha comprobado que las gallinas se reconocen efectivamente por los rasgos del rostro.
Erich Baeumer describe también otra peculiaridad. En cierta ocasión compró una gallina de dos años y la colocó en un recinto reservado especialmente para ella. A continuación hizo entrar en él a las restantes gallinas una por una y al instante se entabló una pelea para establecer las posiciones. La recién llegada venció a diez rivales y fue derrotada en dos ocasiones. En ambos casos mostró una conducta peculiar; en primer lugar, escondió la cara y luego plegó las alas, como si quisiera hacerse más pequeña a los ojos de la vencedora, aleteó débilmente dos o tres veces, titubeó, repitió el aleteo y, por último, se retiró "resignada" a su rincón, donde procedió a limpiarse las alas hasta que, en un momento dado, inclinó la cabeza ante la vencedora y adoptó la postura típica del apareamiento. ¿Cómo cabe interpretar este comportamiento? El acto de esconder la cabeza inhibe claramente la agresividad del adversario.
Por otra parte, las gallinas suelen aletear en presencia de un "superior", lo que los investigadores interpretan como una huida simbólica, como un gesto de sometimiento con el que vienen a decir: "Yo soy de rango inferior y, por tanto, estoy dispuesta a apartarme de tu camino." El aseo, en cambio, es insólito en estas circunstancias, pues, por lo general, las gallinas se dedican a él cuando están tranquilas o descansando; sin embargo, en esta ocasión la derrotada procedió a limpiarse al terminar la pelea en presencia incluso de la vencedora. Los investigadores interpretan esta actitud como una manifestación del desconcierto del animal: la gallina vencida no sabe muy bien lo que ha de hacer a continuación y responde al deseo de actuar desarrollando una actividad más o menos conveniente, como es el aseo personal.
Por último, el acto de inclinar la cabeza puede interpretarse del modo siguiente: la gallina derrotada confunde a la vencedora con un gallo debido a su mayor fortaleza y como muestra de su sumisión le indica que está dispuesta a dejarse cubrir.
Tal como se desprende de las observaciones de Erich Baeumer, los gallos y las gallinas se entienden mediante movimientos, gestos y actitudes determinados, por lo que su lenguaje puede definirse perfectamente como "corporal". Baeumer ha observado, como mínimo, seis mensajes que las gallinas transmiten valiéndose del lenguaje corporal. ¿Qué significado tienen entonces las conocidas señales acústicas?
Los polluelos pían constantemente, pues de otro modo su madre no les hace el menor caso. Si se encierra a un pollo debajo de una campana de cristal aislada contra el ruido de forma que la gallina pueda verlo, pero no oírlo, ésta le ignora por completo, lo que demuestra que los polluelos mantienen el contacto con sus madres piando. Cuando sienten frío, pían con mayor frecuencia y en un tono más alto para que la gallina les cobije bajo sus alas. Cuando se extravían emiten un sonido mucho más penetrante, como si "lloraran", para llamar la atención de su madre.
Cuando están excitadas, se sienten amenazadas o han puesto un huevo, las gallinas cacarean; en otras ocasiones, en cambio, el cacareo sirve para congregar a los individuos dispersos. Cuando divisan algo que se mueve por el suelo, por ejemplo, un perro, un gato o una persona, el gallo o las gallinas cluecas (no tanto las otras) emiten sonidos breves y agudos con los que alertan al resto del gallinero.
Sobradamente conocido es también el "cloclo" con que los gallos acostumbran llamar a las hembras y las gallinas cluecas a los polluelos para alimentarlos y que se diferencia claramente del sonido que emiten cuando "salen de paseo".
La llamada para comer la provoca el descubrimiento de una fuente de alimento, aunque de vez en cuando el gallo "miente" e imita este sonido para llamar a las gallinas.
Asimismo, el gallo o las cluecas, y muy raramente las demás gallinas, emiten una voz de alarma, que suena como un "kiu" breve y apresurado, cuando perciben algún peligro en el aire. Al oírlo, los pollos corren a refugiarse en el rincón más cercano o debajo de las alas de su madre, de donde no se mueven hasta que ha pasado el peligro.
Cada varios segundos, la clueca emite un "orr" apagado con el que indica a los polluelos que permanezcan en su sitio sin moverse. Una vez restablecida la calma, cloquea normalmente, poniendo así fin a la alarma.
Si el peligro no es excesivo, los gallos emiten un "reeh" o "raah", igual que para expresar susto o sorpresa.
Cuando varias gallinas coinciden en un mismo lugar, producen unos sonidos característicos con los que indican a las de rango inferior que se aparten de su camino. Si éstas no obedecen, reciben sus correspondientes picotazos. Las gallinas emiten con frecuencia un autoritario "aac", "agac", "equec". Significa: "¡Sitio!". Estos cacareos hacen apartarse a las más débiles. Si no se hace caso a la advertencia, la gallina dominante picotea a las demás.»
[El extracto pertenece a la edición en español de Salvat Editores, 1994, en traducción de DIORKI traductores. ISBN: 84-345-8951-6.]
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Realiza tu comentario: