martes, 10 de abril de 2018

El círculo de los mentirosos. Cuentos filosóficos del mundo entero.- Jean-Claude Carrière (1931)


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El niño idiota
«A veces son los maestros quienes tienen que desconfiar de los alumnos, porque una educación también puede darse al revés.
 En El jardín de las rosas, Saadi nos presenta a un hombre poderoso, un visir, que desgraciadamente tenía un hijo bastante retrasado. Lo llevó ante un maestro de renombre, y le dijo:
 -Ocúpate de mi hijo. Quizá con tu ayuda se vuelva inteligente.
 El maestro tomó al hijo bajo su tutela y le enseñó obstinadamente durante varios meses. Tras lo cual, lo condujo ante su padre y le dijo:
 -Tu hijo sigue siendo igual de idiota. Y además yo también me he vuelto idiota. [...]

La vejez
Rumi ha contado este diálogo entre un médico y un anciano que se hace examinar.
 -Ya no estoy en mis cabales -dijo el anciano-. Pierdo la memoria, olvido las cosas.
 -Es por tu avanzada edad -dijo el médico.
 -También estoy perdiendo la vista.
 -Sí, porque eres viejo.
 -Siento dolores muy fuertes en la espalda. Sigo teniendo deseos, pero ya no puedo satisfacerlos.
 -Es la vejez.
 -Y me cuesta digerir lo que como. Tengo el estómago estropeado.
 -Tienes más de setenta años. Ésa es la razón.
 -Cuando respiro, siento una opresión en el pecho.
 -Es normal, eres viejo.
 De repente, el anciano se enfada:
 -¡Idiota! ¿Pero qué me cuentas? ¡Eres más ignorante que un burro! ¡Dios ha creado remedio para todas las enfermedades pero tú los ignoras! ¡Todo lo que me dices es que soy viejo!
 -Sí -dijo el médico-, eres viejo. Y por eso te enfadas. [...]

El origen de las pulgas
En Francia, en la región de Velay, se cuenta una versión bastante curiosa del origen de las pulgas.
Dios se paseaba un día por las gargantas del Loira, acompañado por San Pedro, cuando de repente vieron a una mujer desharrapada tendida en la arena, al sol. Joven todavía, parecía aburrirse mucho.
 -He aquí una mujer que sufre aburrimiento -dijo Dios-. Se aburre porque no hace nada. Y yo no conozco nada peor que la ociosidad.
 Entonces sacó de su bolsillo un puñado de pulgas y las echó encima de la mujer, para darle algo en que ocuparse. [...]

Compensación divina
Existe una historia, con variantes geográficas, que los pueblos de casi todas partes adoran contar. Fue en México donde la oí por primera vez, y allí es donde la sitúo.
 Los hechos ocurren unos momentos después de la creación del mundo. El arcángel San Gabriel acude a Dios volando y le dice, señalando desde arriba el México recién hecho:
 -Pero, por favor, Señor, ¿en qué piensas? ¡Acabas de crear un país absolutamente magnífico! ¡Le has dado dos océanos, altas montañas, bosques frondosos, lagos, ríos! ¿No has puesto demasiado en un solo país?
 -No te preocupes -le contesta Dios-. También pondré a los mexicanos. [...]

¿Y si la palabra fuese imposible?
El escritor japonés Shunryu Suzuki ha contado el breve diálogo de dos amigos que hablan del camino correcto que hay que seguir.
 -Aunque un sabio tuviese malos deseos -dijo uno de ellos-, Buda no cambiaría su discurso, porque no tiene dos tipos de palabras. Pronuncia palabras, pero no palabras dualistas.
 -Incluso con esa precisión -le contestó su amigo-, tu declaración es imperfecta.
 -Entonces, ¿cómo entiendes tú las palabras de Buda?
 -Ya hemos discutido bastante. Tomemos una taza de té. [...]

La ropa de mármol
Sin embargo, todas las tradiciones están de acuerdo en este punto, la astucia es el arma más sutil y más eficaz que el hombre puede oponer al ejercicio del poder.
 La siguiente historia marroquí ofrece una estructura clásica a menudo utilizada.
 Un sultán ordenó a un pobre sastre de Fez que le fabricase un traje de mármol y le advirtió que, si no lo hacía, le cortarían la cabeza.
El pobre hombre, al ver que estaba perdido, se puso a llorar. Pero su hija, de espíritu agudo, vino en su ayuda. Cuando el sultán reclamó el traje de mármol, el pobre hombre hizo que le dijeran:
 -La ropa está lista. Pero necesito hilos de arena para coserla. ¿Puedes enviármelos? [...]
 
El buen pensamiento
Un joven inglés, completamente borracho fue un día a ver a Norman Vincent Peale, autor de un libro entonces célebre: The Power of Positive Thinking. El joven borracho le preguntó al autor qué diferencia había, según él, entre un pensamiento positivo y un pensamiento negativo.
 Peale, consciente del estado en que se encontraba el joven visitante, le dijo:
 -Vuelva a verme cuando esté sobrio y estaré encantado de responderle.
 -Se lo agradezco -contestó el joven-, pero, cuando estoy sobrio, me importa un bledo.»
  
[El extracto pertenece a la edición en español de Editorial Lumen, en traducción de Néstor Busquets. ISBN: 84-264-1277-7.]

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