domingo, 4 de marzo de 2018

"Bienestar, justicia y mercado".- Amartya K. Sen (1933)

 
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Conferencias "Dewey" de 1984
 La libertad y la condición de ser agente
 2.-Pluralidad, bienestar y ser agente

«Usted está disfrutando comiendo un bocadillo en un hermoso día de primavera, sentado a la orilla del río Avon. Mientras tanto, lejos de allí, un hombre que no sabe nadar se está ahogando. Usted no puede hacer nada para salvarle -está a cientos de millas de donde está usted. Considérese ahora una situación contrafáctica en la que ese hombre en vez de estar ahogándose solo en un lugar distante, está ahogándose justo en frente de usted. ¿Cómo le afectaría este cambio contrafáctico? Su libertad de ser agente se ve, de un modo notable, incrementada. Probablemente usted pueda ahora salvarlo. Supongamos que usted valorase esta oportunidad altamente y decidiese salvarlo y, además, que usted lo lograse. Tirará su bocadillo, se zambullirá en la corriente fría del río y sacará al hombre. Su libertad de ser agente habrá sido bien usada y el estado resultante habrá sido mejor, tal y como usted lo juzga.
 Pero posiblemente su bienestar se ha reducido. Naturalmente, es posible que usted goce salvando una vida y, así, una parte de su bienestar ciertamente se puede ver positivamente afectada por la oportunidad de hacer el bien. Pero es posible que si se considera todo, su propio bienestar no sea mayor y supongamos (para seguir con los contrastes) que realmente es menor -al cambiar una comida tranquila por un baño en la corriente helada, arriesgando su propia vida en la operación de salvarle la vida a otra persona. Una ampliación de la libertad de ser agente puede ir acompañada de una reducción de su bienestar real, por su propia elección y aunque a usted no le sea ningún modo indiferente su propio bienestar.
 ¿Y qué ha pasado con su "libertad de bienestar"? Que ciertamente no se ve aumentada por el cambio contrafáctico. La oportunidad añadida de salvar al que se ahoga no le dio un modo mejor (ni siquiera tan bueno) de buscar su propio bienestar. De hecho, de un modo notable, el cambio contrafáctico realmente redujo su libertad de bienestar. Ya no era libre de comerse su bocadillo sin ansiedad, y en términos de las realizaciones "refinadas" -examinadas en la conferencia anterior- hay una pérdida genuina de oportunidad para buscar su propio bienestar.
 Puesto que su libertad de ser agente incluye entre otras cosas la libertad de buscar su propio bienestar, se puede decir evidentemente que en ese aspecto su libertad de ser agente habría sido también perjudicada. Pero si es el caso (como hemos supuesto) que, dada tal elección, usted preferiría tener la oportunidad de salvar a la persona que se está ahogando a comerse el bocadillo sin ansiedad y que sus valoraciones como agente confirman la corrección de esa elección, entonces hay una clara ganancia neta en términos de su libertad de ser agente. Como agente, usted valora la nueva oportunidad (salvar a una persona) más que la oportunidad perdida (comerse el bocadillo sin ansiedad). Pero en términos de su libertad de bienestar, hay una pérdida neta, puesto que la oportunidad perdida es más valiosa que la nueva oportunidad desde la  -estrecha- perspectiva de su propio bienestar. En este sentido, se puede argumentar que incluso aunque la libertad de ser agente "incluya" la libertad de bienestar, esta última puede disminuir mientras que la primera aumenta (y viceversa, claro está). El ordenamiento de las oportunidades alternativas desde el punto de vista del ser agente no tiene por qué ser el mismo que el ordenamiento hecho en términos de bienestar; y de este modo es como los juicios de la libertad de ser agente y los de la libertad de bienestar pueden llevarnos por caminos opuestos. Así, aun cuando la libertad de ser agente sea "más amplia" que la libertad de bienestar, la primera no puede subsumir a la segunda.
 En la medida en que el provecho que saca cada persona exige atención y respeto en el cálculo moral, la faceta de bienestar de las personas tiene que ser considerada directamente. Este papel no se puede echar sobre las espaldas de la información del agente. Aunque la faceta de ser agente y la de bienestar son importantes, son importantes por razones bastante diferentes. Bajo una perspectiva, la persona es considerada como alguien que actúa y juzga, mientras que bajo la otra se considera a esa misma persona como un beneficiario cuyos intereses y ganancias han de ser tenidos en cuenta. No hay ningún modo de reducir esta base de información plural a una monista sin que se pierda algo importante.
 La faceta de bienestar puede ser especialmente importante en algunos contextos específicos, por ejemplo, al hacer provisiones públicas para la seguridad social o al planificar la satisfacción de las necesidades básicas. Al juzgar lo que una persona puede esperar de las estructuras sociales, las exigencias de bienestar (y, en el caso de adultos responsables, también de libertad de bienestar) pueden ser de gran importancia. Por otro lado, en muchos asuntos de moral personal, la faceta de ser agente y la propia responsabilidad hacia los demás pueden ser esenciales. Tanto la faceta de bienestar como la de agente exigen atención, pero lo hacen de modos diferentes, con varia importancia según los diferentes problemas.»
 
 [El extracto pertenece a la edición en español de la editorial Ediciones Paidós, en traducción de Damián Salcedo. ISBN: 84-493-0362-1.]
 
 

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