viernes, 12 de agosto de 2016

"Tres diálogos entre Hylas y Philonus".- George Berkeley (1685-1753)


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Primer diálogo

 "Hylas: Estoy contento al constatar que no había verdad alguna en los informes que he oído acerca de ti.
 Philonus: Te ruego me digas cuáles eran.
 Hylas: Tú fuiste presentado en la conversación de la noche pasada como una persona que sostenía la opinión más extravagante que nunca se haya introducido en mente humana; a saber, que una cosa tal como la substancia no existe en el mundo material.
 Philonus: De que no exista tal cosa, como lo que los filósofos llaman substancia material, estoy seriamente convencido, pero si se me hiciese ver que había algo absurdo o escéptico en eso, tendría la misma razón para renunciar a ella que la tengo ahora para rechazar la opinión contraria.
 Hylas: ¡Cómo! ¿Puede haber algo más fantástico, más contrario al sentido común, o una muestra más clara de escepticismo que creer que no existe una cosa tal como la materia?
 Philonus: Despacio, buen Hylas. ¿Y si demostrase que tú que sostienes que existe eres un escéptico mayor en virtud de esa opinión y mantienes paradojas mayores y afirmaciones más opuestas al sentido común que yo, que creo que no hay tal materia?
 Hylas: Podrías persuadirme antes de que la parte es mayor que el todo que, para evitar el absurdo y el escepticismo, obligarme a abandonar mi opinión en este punto.
 Philonus: Bueno, pues, ¿estás preparado a admitir verdadera aquella opinión que, sometida a previo examen, aparezca más conforme con el sentido común y más lejos del escepticismo?
 Hylas: De todo corazón. Puesto que está en tu ánimo suscitar discusiones acerca de las cosas más claras de la naturaleza, estoy preparado, por una vez, a oír lo que tengas que decir.
 Philonus: Dime, Hylas, si te place. ¿Qué entiendes por un escéptico?
 Hylas: Entiendo lo mismo que todos los hombres, una persona que duda de todo.
 Philonus: Así pues la persona que no tenga ninguna duda sobre algún punto particular no se la puede considerar escéptica respecto a eso.
 Hylas: Estoy de acuerdo contigo.
 Philonus: ¿En qué consiste la duda? ¿En aceptar la parte afirmativa o negativa de una cuestión?
 Hylas: Ni en lo uno ni en lo otro, pues cualquiera que entienda el lenguaje no puede menos de saber que dudar significa una actitud suspensa entre ambas posiciones.
 Philonus: Así pues, de quien niegue algo no podrá decirse que duda de eso, lo mismo que no puede decirse de aquél que lo afirme con el mismo grado de seguridad.
 Hylas: Ciertamente.
 Philonus: Y, por consiguiente, no se lo ha de estimar más escéptico que el otro por esa negación suya.
 Hylas: Lo reconozco.
 Philonus: ¿Cómo puede ser, Hylas, que tú me declares escéptico porque niego lo que tú afirmas, a saber, la existencia de la materia? Pues tú puedes decir que soy tan concluyente en mi negación como tú en tu afirmación.
 Hylas: Un momento, Philonues; he cometido un pequeño error en mi definición, pero cualquier paso en falso que uno dé al discurrir puede repararse. Dije, pues, que escéptico es una persona que duda de todo, pero debería haber añadido, o que niega la realidad y la verdad de las cosas.
 Philonus: ¿Qué cosas? ¿Quieres decir los principios y los teoremas de las ciencias? Pero tú sabes que estos son conceptos intelectuales universales y, por consiguiente, independientes de la materia; así pues, la negación de ésta no implica la negación de aquéllas.
 Hylas: Lo concedo. ¿Pero no hay otras cosas? ¿Qué piensas tú de desconfiar de los sentidos, negar la existencia real de las cosas sensibles o pretender que no se sabe nada acerca de ellas? ¿No es esto suficiente para llamar escéptico a un hombre?"   

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