sábado, 6 de agosto de 2016

"Gala de caballeros. Blasón de paladines".- Ibn Hudayl (s. XIV)


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Capítulo XX: Armas y equipo de guerra en general

 "La práctica de las armas es un deber que va implícito en el de la Guerra Santa. Dice el Corán (VIII, 62/60): "Preparad contra ellos la fuerza que podáis", lo cual Ibn Abbas ha comentado diciendo que "la fuerza" son las armas y los equipos militares puestos al servicio de Dios, que cada uno debe adquirir, en toda ocasión, según su celo y su ambición de ventajas y recompensas.
 Transmite Abd Allah ibn Zayar que el Profeta dijo: "Quien empuñe un arma en servicio de Dios, contado le será, cada mañana, en la balanza de sus méritos". Y transmitido por Abd Allah ibn Sawdab: "Las obras de los hombres serán examinadas cada lunes y cada jueves. Quien haya aumentado sus armas, verá incrementados sus méritos. Quien las reduzca, los verá disminuidos."
 Del equipo depende la fuerza, y es ayuda para lograr el triunfo: cuanto mayor sea la victoria posible, tanto mayor ha de ser el equipo preciso.
 Al Profeta le preguntaron en cierta ocasión: "¿Conoces algún remedio que nos sirva, algún amuleto con el que guardarnos, susceptible de desviar el decreto de Dios?" Y contestó: "Las armas forman parte de Sus decretos."
 Los árabes solían decir: "La espada es la sombra de la muerte, la lanza es la cuerda del Destino, las flechas no se someten al que las dispara, la cota de mallas fatiga aunque sea un resguardo, el escudo es una protección".
 Preguntaba un día Umar ibn al-Jattab a Amr ibn Madikarib, que exclamó: ¡Pregúnteme el emir de los creyentes lo que quiera! Y aquél le preguntó sobre la lanza. Amr respondió: "Es como un hermano, pero puede traicionarte y romperse." Luego le preguntó sobre las flechas. "Son como el Destino, unas veces dan, otras no." Luego sobre el escudo. "Es un arma defensiva redonda, a cuyo corro gira la rueda de las vicisitudes." Luego sobre la cota de mallas. "Cansa al que combate a pie, y enreda al jinete, pero es protección eficaz." Luego sobre la espada. "Por ella ha tocado a tu madre el azar de no tener hijos. Tú no has tenido madre." Umar entonces le pegó con un látigo, y le dijo: "Eres tú quien no ha tenido madre". Respondió el otro: "Tu intocabilidad me obliga a humillarme ante ti."
 Al-Alawi ha reunido en un poema todo el temario de las armas y de los caballos. Su parte más afortunada es la que dice:

Entre todos mis bienes destaco a los caballos,
al de patas perfectas, de órbitas huesudas, bien pelado.
Estimo también a una espada hindú de prístino acero,
y a una lanza de nudos vibrantes y de gran tamaño,
y a una loriga, como vena de agua, tan cumplida y amplia
que debo ceñírmela con mi talabarte estriado,
y un arco de puntas combadas que es grueso y flexible,
y de curva fácil, amarillo, de madera de Sawhat.
Y ojalá mis bienes no sólo fueran los que ya he reunido,
gracias a mi espada, recorrida de olas de plata.
Y ojalá, al correr el tiempo, pueda yo encontrarme
que ya no dependo de la tiranía de señor ninguno".    

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