martes, 30 de agosto de 2016

"Middlemarch. Un estudio de la vida provinciana".- George Eliot (1819-1880)


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Capítulo XLVI

 "-Farebrother dice que no cree que Brooke fuera elegido si se presentara la oportunidad. Los hombres que realmente dicen estar a su lado se sacarían otro miembro de la manga en el momento oportuno.
 -No hace daño el intentarlo. Es necesario tener miembros que vivan en esta zona.
 -¿Por qué? -dijo Lydgate, quien acostumbraba a usar esta expresión de forma brusca e inconveniente.
 -Porque representan mejor a la estupidez local -dijo Will riendo y haciendo mover sus rizos-, y así se comportan mejor en la vecindad. Brooke no es un mal tipo pero ha hecho algunas mejoras en su propiedad que no hubiera hecho de no haber sido por su empeño en meterse en el Parlamento.
 -No está hecho para ser un hombre público -dijo Lydgate con gran decisión-. Desilusionaría a todo el mundo que contara con él; puedo verlo en el hospital. Simplemente allí, Bulstrode coge las riendas y lo domina.
 -Eso depende de cuál sea su idea sobre un hombre público -dijo Will-. Es suficientemente válido para esta ocasión; cuando la gente está empezando a animarse no quieren un hombre, quieren un voto.
 -Eso es lo que sucede con ustedes los escritores políticos, Ladislaw, que lanzan al aire una medida como si fuera un remedio universal y cantan las alabanzas de ciertas personas que no son sino una parte de la enfermedad que necesita curación.
 -¿Por qué no? Los hombres pueden cambiar la faz de la tierra sin darse cuenta siquiera -dijo Will, quien de improviso era capaz de encontrar razones para una cuestión que no se había planteado anteriormente.
 -Esa no es excusa para alentar la superstición exagerando las esperanzas sobre esta medida en particular, ayudando a que lo que pregonan arrase con todo, mientras que mandan a votar a unos don nadie que no valen para nada excepto para depositar su voto. Van contra la podredumbre y no hay nada más profundamente podrido que el hacer creer a la gente que la sociedad puede curarse con un "abracadabra" político.
 -Eso está muy bien, querido amigo. Pero su curación debe comenzar por alguna parte y piense que las mil cosas que degradan a la población nunca pueden ser reformadas sin comenzar por esta reforma en particular. Mire lo que dijo Stanley el otro día: que la Cámara no hacía sino alargar inútilmente, durante mucho tiempo, los debates sobre pequeñas cuestiones de soborno, investigando sobre si este o aquel votante había conseguido una guinea, cuando todo el mundo sabe que los escaños habían sido vendidos en bloque. Esperar encontrar cordura y conciencia en los agentes públicos, ¡qué estupidez! En lo único que en conciencia podemos confiar es en el reconocimiento común de un error de clase, y el criterio más acertado y ventajoso para todo el mundo será el de escuchar las exigencias de la gente. Mi lema es: ¿qué lado es el perjudicado? Yo apoyo a los hombres que reclaman sus derechos, no al virtuoso portador de la mentira.
 -Ese discurso general sobre un caso en particular es una forma de levantar polémicas, Ladislaw. Cuando yo digo que busco la dosis que sea capaz de curar no quiere decir que vaya a dar opio en un caso determinado de gota.
 -Yo no estoy intentando polemizar sobre lo que estamos discutiendo; ¿cree que no debemos empezar hasta que encontremos hombres intachables con los que trabajar? ¿Es eso lo que usted haría? Si hubiera un hombre que le propusiera una reforma médica y otro que no lo hiciera, ¿preguntaría cuál de ellos tiene mejores argumentos o quién posee un cerebro más lúcido?
 -Oh, desde luego -dijo Lydgate, viéndose atrapado en una jugada que él mismo había a menudo utilizado-; si uno no trabajara con los hombres que hay a mano todo se quedaría en un punto muerto. Suponga que aquellos que opinan negativamente acerca de Bulstrode estuvieran en lo cierto, no es tampoco menos cierto que tiene opinión y decisión para hacer lo que creo que debe hacerse en aquellos aspectos que más conozco y más me preocupan; pero ese es el único punto que comparto con él -añadió Lydgate con orgullo acordándose de los consejos del señor Farebrother".  

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