"Sabios filósofos de nuestra raza, que han vivido y florecido mucho antes de estos tiempos, opinaban que este vasto mundo no podría subsistir más de dieciocho horas; y creo que esta opinión no carecía de fundamento, ya que el movimiento aparente de la gran luminaria que da vida a toda la naturaleza y que en mis tiempos ha declinado considerablemente hacia el océano que limita a esta tierra, es preciso que acabe su curso en esta época, se apague en las aguas que nos rodean, y entregue el mundo a hielos y tinieblas que traerán consigo inevitablemente una muerte y una destrucción universales. Yo he vivido siete horas de estas dieciocho; es una edad muy avanzada; nada menos que cuatrocientos veinte minutos: ¡qué pocos de nosotros llegan tan lejos! he visto generaciones nacer, florecer y desaparecer. Mis amigos actuales son los hijos y los nietos de los amigos de mi juventud, que, ¡ay!, ya no existen, y a los que yo tengo que seguir muy pronto; pues, siguiendo el curso ordinario de la naturaleza, y aunque tengo buena salud, no puedo esperar vivir más de siete u ocho minutos. ¿Para qué me sirven ahora todos mis trabajos, todas mis fatigas, destinados a fabricar sobre esta hoja una provisión de ligamaza que durante el resto de mi vida no podré consumir? ¿Para qué me sirven los debates políticos en que me comprometí en provecho de mis compatriotas, habitantes de este matorral? ¿Para qué me sirven las investigaciones filosóficas, consagradas al bien de nuestra especie en general? En política, ¿qué pueden las leyes sin las costumbres? El curso de los minutos hará a la generación actual de efímeras* tan corrompida como la de los matorrales más antiguos y, por tanto, igual de desdichada. Y en filosofía, ¡qué lentos son nuestros progresos! ¡Ay! El arte es largo, pero la vida es corta. Mis amigos quisieran consolarme con la idea del nombre que según ellos dejaré detrás de mí. Dicen que he vivido bastante para mi gloria y para la naturaleza; pero, ¿para qué le sirve la fama a una efímera que no existe? Y, ¿qué será de la historia, cuando a las dieciocho horas el mundo entero haya llegado a su fin para no ser más que un montón de ruinas?
En cuanto a mí, después de tantas investigaciones activas, no me queda de positivo más que la satisfacción de haber pasado mi vida con la intención de ser útil, la conversación amable con algunas buenas señoras efímeras y la esperanza de vivir unos segundos más en sus recuerdos, cuando haya desaparecido".
*Efímera: sinónimo de Cachipolla: insecto de unos dos centímetros de largo, de color ceniciento, con manchas oscuras en las alas y tres cerdas en la parte posterior del cuerpo. Habita en las orillas del agua y apenas vive un día.
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