jueves, 22 de diciembre de 2016

"El desafío de los años 90".- Willis W. Harman (1918-1997) y otros


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  La sociedad informática: el próximo desafío de la sociedad industrial

  «Ahora hemos de enfrentarnos con la cuestión más crucial de todas, ¿qué razones tenemos para pensar que la "sociedad educativa" constituye un futuro plausible, si consideramos que implica una transformación fundamental del orden presente?
 Expondremos brevemente las dos más importantes: a) tendrá que haber cambios fundamentales porque no es viable un futuro mundial basado en la continuación de las tendencias actuales y b) existen muchos indicios de que ya se están produciendo cambios en las creencias y escalas de valores, en un sentido que coincide con los propósitos de la "sociedad discente".
 El constante aumento del desempleo en todo el mundo, tanto en los países en desarrollo como en los desarrollados, es sólo uno de los muchos problemas mundiales. Los años dedicados a estudiar estos problemas me han convencido de que la inflación persistente, el creciente proteccionismo, la tambaleante estructura crediticia internacional, los síntomas cada vez más claros de depresión mundial, las crisis ambientales que se ciernen sobre el planeta, la insolubilidad de los problemas de exceso de población y de miseria en el Tercer Mundo y la gravosa carrera armamentista, son síntomas de una crisis, profunda y duradera de los sistemas económicos y sociales en todo el mundo.
 La ciencia médica moderna hace maravillas en el organismo humano, recomponiendo órganos desgastados y combatiendo diversas clases de enfermedades. Y, sin embargo, en muchas ocasiones la causa subyacente de estos males reside en unas actividades y un estilo de vida que propician el stress. Cuando tal es el caso, de poco sirven las composturas; si se cura una parte del cuerpo, los síntomas acaban por manifestarse en alguna otra. Pero al final se encuentra una solución que implica una modificación drástica del estilo de vida. Por extraño que parezca, una vez que decidimos considerar los problemas en su perspectiva más profunda y el cambio total de sistema se convierte en una opción posible, resulta que, en cierto modo, es más fácil enfrentarse a todos los síntomas juntos que atacarlos uno a uno y las probabilidades de éxito son, además, mayores.
 El problema del sistema global es similar en cierto modo. El mundo no alcanza a vislumbrar un futuro global viable. Las imágenes del futuro del mundo imperantes hoy en día, parecen apuntar inexorablemente hacia la persistencia de la miseria y los conflictos generalizados, a causa de las grandes disparidades existentes entre los privilegios de los ricos y la desesperación de los pobres; de las presiones que empujan a los campesinos a abandonar la tierra para trasladarse a los suburbios de las ciudades; del desgarramiento de las sociedades causado por las tentaciones e imperativos de la modernización; de la deforestación, la contaminación del agua, la destrucción del suelo y otro centenar de formas de expoliación ambiental; de las fáciles riquezas que se pueden obtener de los recursos naturales codiciados por todos los países; de los cambios irreversibles experimentados en algunas especies vegetales y animales, en la composición del suelo, en el clima, etc.
 La situación se puede remediar en parte mediante componendas temporales de los daños al entorno, la miseria regional, la lluvia ácida, las concentraciones peligrosas de armas nucleares, la deforestación, la desertización, la contaminación de las fuentes del agua o la degradación del suelo a largo plazo resultante de los modernos métodos agrícolas. Pero al final el veredicto aparece claro. Estos problemas no se resuelven como "chapuzas tecnológicas" o mejoras de la gestión: es necesario un cambio mucho más drástico del sistema. Por tremenda que pueda parecer esta conclusión lo cierto es que, en este momento de la historia, un cambio total del sistema parece algo claramente viable.
 Jonathan Schell aborda un punto crucial en su libro The Fate of the Earth cuando llega a la conclusión de que para el dilema de las armas nucleares "...no existe otra solución que reinventar el mundo". De modo similar, tampoco para el dilema subempleo/desempleo existe ninguna otra solución que no implique un cambio fundamental. Lo mismo podríamos decir de las zonas de miseria masiva repartidas por el mundo y la destrucción sistemática del entorno causada por la actividad económica. Y, sin embargo, por sorprendente que parezca se están produciendo unos cambios que podrían  resolver toda esta serie de problemas.
 La dirección de este cambio viene indicada, en términos generales, por las reivindicaciones más importantes de la gran variedad de movimientos sociales aparecidos en los últimos veinte años.»

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