sábado, 17 de diciembre de 2016

"Cárcel de amor".- Diego de San Pedro (1437 - 1498)


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  «[...]; y dando comienço a la intención tomada, quiero mostrar quinze causas por que yerran los que en esta nación ponen lengua; y veinte razones por que les somos los hombres obligados; y diversos enxenplos de su bondad.
 Y cuanto a lo primero, que es proceder por las causas que hacen yerro los que mal las tratan, fundo la primera por tal razón: todas las cosas hechas por la mano de Dios son buenas necesariamente, que según el obrador han de ser las obras: pues siendo las mugeres sus criaturas, no solamente a ellas ofende quien las afea, mas blasfema de las obras del mismo Dios.
 La segunda causa es porque delante dél y de los hombres no hay pecado más abominable ni más grave de perdonar quel desconocimiento; ¿pues cuál lo puede ser mayor que desconocer el bien que por Nuestra Señora nos vino y nos viene? Ella nos libró de pena y nos hizo merecer la gloria; ella nos salva; ella nos sostiene; ella nos defiende; ella nos guía; ella nos alunbra; por ella, que fue muger, merecen todas las otras corona de alabança.
 La tercera es porque a todo hombre es defendido segund virtud mostrarse fuerte contra lo flaco, que si por ventura los que con ellas se deslenguan pensasen recebir contradición de manos, podría ser que tuviesen menos libertad en la lengua.
 La cuarta es porque no puede ninguno decir mal dellas sin que a sí mismo se deshonrre, porque fue criado y traído en entrañas de muger y es de su misma sustancia, y después desto por el acatamiento y reverencia que a las madres deven los hijos.
 La quinta es por la desobediencia de Dios, que dixo por su boca que el padre y la madre fuesen honrrados y acatados, de cuya causa los que en las otras tocan merecen pena.
 La sesta es porque todo noble es obligado a ocuparse en autos virtuosos, assí en los hechos como en las hablas, pue si las palabras torpes ensuzian la limpieza, muy a peligro de infamia tienen la honrra de los que en tales pláticas gastan su vida.
 La sétima es porque cuando se estableció la cavallería, entre las otras cosas que era tenudo a guardar el que se armava cavallero era una que a las mugeres guardase toda reverencia y honestad, por donde se conosce que quiebra la ley de nobleza quien usa el contrario della.
 La otava es por quitar de peligro la honrra; los antiguos nobles tanto adelgazavan las cosas de bondad y en tanto la tenían, que no havían mayor miedo de cosa que de memoria culpada, lo que no me parece que guardan los que anteponen la fealdad a la virtud, poniendo mácula con su lengua en su fama, que cualquiera se juzga lo que es en lo que habla.
 La novena y muy principal es por la condenación del alma; todas las cosas tomadas se pueden satisfazer, y la fama robada tiene dudosa la satisfación, lo que más conplidamente determina nuestra fe.
 La dezena es por escusar enemistad; los que en defensa de las mugeres despienden el tiempo, házense enemigos dellas y no menos de los virtuosos, que como la virtud y la desmesura diferencian en propiedad, no pueden estar sin enemiga.
 La onzena es por los daños que de tal auto malicioso se recrecía, que como las palabras tienen licencia de llegar a los oídos rudos tan bien como a los discretos, oyendo los que poco alcançan las fealdades dichas de las mugeres, arepentidos de haverse casado, danles mala vida o vanse dellas, o por ventura las matan.
 La dozena es por las murmuraciones que mucho se deven temer, siendo un hombre infamado por disfamador en las plaças y en las casas y en los campos y dondequiera es retratado su vicio.
 La trezena es por razón del peligro, que cuando los maldicientes son havidos por tales, tan odiosos son a todos que cualquier les es más contrario, y algunos por satisfacer a sus amigas, puesto que ellas no lo pidan ni lo quieran, ponen las manos en los que en todas ponen la lengua.
 La catorzena es por la hermosura que tienen, la cual es de tanta ecelencia que, aunque copiesen en ellas todas las cosas que los deslenguados les ponen, más hay en una que loar con verdad que no en todas que afear con malicia.
 La quinzena es por las grandes cosas de que han sido causa; dellas nacieron hombres virtuosos que hizieron hazañas de dina alabança; dellas procedieron sabios que alcançaron a conocer qué cosa era Dios, en cuya fe somos salvos; dellas vinieron los inventivos que hizieron cibdades y fuerças y edificios de perpetual ecelencia; por ellas huvo tan sotiles varones que buscaron todas las cosas necesarias para sustentación del linaje humanal.»

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