II.- Diferencia esencial entre el hombre y el animal
Ejemplos de categorías espirituales: sustancia; espacio y tiempo como formas vacías
"Un perro vivirá durante años en un jardín y recorrerá frecuentemente todos los parajes del mismo, sin lograr nunca una imagen total del jardín y de la disposición que los árboles, arbustos, etc. tienen independientemente de la situación de su cuerpo, cualesquiera que sean las dimensiones de dicho jardín. Para el perro sólo existen espacios ambientes, que cambian cuando el perro se mueve, y el perro no logra coordinar esos espacios ambientes en el espacio total del jardín, independiente de la posición de su cuerpo. La razón de ello es que el animal no puede convertir su propio cuerpo y sus movimientos en objetos; no puede incluir la situación de su propio cuerpo, como elemento variable, en su intuición del espacio y aprender a contar instintivamente, por decirlo así, con la contingencia de su posición, como hace el hombre sin necesidad de ciencia. Esto que primariamente hace el hombre es el principio de lo que luego prosigue la ciencia. La grandeza de la ciencia humana consiste justamente en esto: que el hombre aprende en ella a contar cada vez en mayor medida consigo mismo y con toda su organización física y psíquica, como si fuese una cosa extraña, que se encontrase en rigurosas relaciones de causalidad con las demás cosas; merced a lo cual el hombre ha sabido forjarse una imagen del mundo en donde los objetos son independientes en absoluto de la organización psicofísica, de los sentidos (y de sus umbrales) de las necesidades (y de los intereses que éstas sienten por las cosas) humanas y, por consiguiente, permanecen constantes en medio del cambio de posición, de estado y de vivencia sensorial en el hombre. El hombre -en cuanto persona- es el único que puede elevarse por encima de sí mismo -como ser vivo- y partiendo de un centro situado, por decirlo así, allende el mundo tempo-espacial convertir todas las cosas y entre ellas también a sí mismo en objeto de su conocimiento.
Ahora bien: este centro a partir del cual realiza el hombre los actos con que objetiva el mundo, su cuerpo y su psique, no puede ser "parte" de ese mundo, ni puede estar localizado en un lugar ni momento determinado. Ese centro sólo puede residir en el fundamento supremo del ser mismo. El hombre es, por tanto, el ser superior a sí mismo y al mundo. Como tal ser, es capaz de ironía y de humor -que implican siempre una elevación sobre la propia existencia-. Ya Kant, en su profunda teoría de la apercepción trascendental, ha explicado en lo esencial esta nueva unidad del cogitare, la cual "es condición de toda experiencia posible y por tanto también de todos los objetos de la experiencia" -no sólo de la externa, sino también de esa experiencia interna mediante la cual nos es accesible nuestra propia vida interior-. Con esta teoría ha elevado Kant por primera vez el "espíritu" sobre la "psique", negando expresamente que el espíritu sea sólo un grupo de funciones pertenecientes a una supuesta alma sustancial, cuya ficción es debida sólo a una injustificada sustancialización de la unidad actual del espíritu".
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