miércoles, 20 de abril de 2016

"La esencia del cristianismo".- Ludwig Feuerbach (1804-1872)


Resultado de imagen de feuerbach   
Capítulo XI: El secreto de la Providencia y de la creación proveniente de la nada

 "La demostración de la providencia es el milagro. La creencia en la providencia es la creencia en un poder que tiene a su libre disposición y uso todas las cosas y, frente a su poder, toda la fuerza de la realidad es una nada. La providencia suspende las leyes de la naturaleza; e interrumpe la marcha de la necesidad, el vínculo de hierro que inevitablemente liga la consecuencia a la causa; en una palabra, es la misma voluntad ilimitada y omnipotente que ha creado el mundo de la nada. El milagro es una creatio ex nihilo, una creación de la nada. Quien hace vino de agua, hace vino de la nada, pues la sustancia que forma el vino no se encuentra en el agua, de lo contrario, la producción del vino no sería milagrosa, sino un acto natural. Pero sólo en el milagro demuéstrase la providencia comprobando su existencia. Lo mismo que nos dice la creación proveniente de la nada, nos dice por lo tanto también la providencia. La creación proveniente de la nada sólo puede concebirse y aclararse en unión con la providencia y el milagro; pero el milagro no quiere decir de por sí otra cosa sino que la persona milagrosa es la misma que ha producido las cosas por su propia voluntad, de la nada - Dios, el creador. 
 Pero la providencia se refiere esencialmente al hombre. Por el hombre, la providencia hace de las cosas todo lo que quiere, por amor a él, suspende la validez de la ley, por lo demás omnipotente. La admiración de la providencia en la naturaleza, especialmente de la fauna, no es otra cosa sino una admiración de la naturaleza, por cuya razón sólo pertenece al naturalismo, aunque sea religioso; porque en la naturaleza manifiéstase también solamente la providencia natural, no la divina, o sea la providencia tal como es objeto de la religión. La providencia religiosa manifiéstase sólo en el milagro -ante todo en el milagro de la encarnación, que es el centro de la religión. Pero no leemos en ningún lugar que Dios se haya convertido en un animal por amor a los animales -la sola idea de esto es, a los ojos de la religión, una idea blasfema y atea- ni tampoco leemos que Dios jamás haya hecho un milagro por los animales o las plantas. Al contrario: leemos que una pobre higuera, porque no tenía frutos en un tiempo en que no podía tenerlos, es maldecida sólo para dar al hombre un ejemplo de lo que puede hacer la fe sobre la naturaleza: además leemos que los demonios fueron expulsados por los hombres, pero les fue permitido entrar en los animales. Por cierto, dice la Sagrada Escritura: Ningún gorrión cae del techo sin la voluntad del Padre; pero estos gorriones no tienen más valor o significado que los cabellos en la cabeza del hombre, en la que todos han sido contados. El animal no tiene -si prescindimos de su instinto- ningún otro ángel protector, ni tampoco ninguna otra providencia que sus sentidos o, en general, sus órganos. El pájaro que pierde sus ojos ha perdido su ángel protector; forzosamente perece, si no se produce un milagro. En cambio, leemos que un cuervo ha llevado comida al profeta Elías pero no leemos (por lo menos en cuanto yo sepa) que un animal haya sido preservado de un peligro sólo con el objeto de servirlo. Ahora bien, cuando un hombre cree que él tampoco tiene ninguna otra providencia sino las fuerzas de su especie, sus sentidos, su inteligencia, entonces, a los ojos de la religión y de todos aquéllos que son adictos a la religión, es un hombre irreligioso, porque sólo cree en una providencia natural, providencia que a los ojos de la religión es tanto como nada. Por eso, la providencia se refiere esencialmente sólo al hombre -y hasta entre los hombres sólo a los religiosos. Dios es el Salvador de todos los mundos, pero especialmente del de los fieles. La providencia pertenece, así como la religión, sólo al hombre -ello debe expresar la diferencia esencial entre el hombre y el animal, y debe arrebatar al hombre a las fuerzas de la naturaleza. Jonás en el vientre de una ballena, Daniel en la jaula de los leones, son ejemplos de cómo la providencia distingue entre el hombre religioso y el animal".   

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Realiza tu comentario: