lunes, 18 de abril de 2016

"Anábasis".- Jenofonte (c. 430 a.C. - c. 355 a.C.)


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Libro primero.
I

 "Darío y Parisátile tuvieron dos hijos: el mayor, Artajerjes; el menor, Ciro. Enfermó Darío, y sospechando que se acercaba el fin de su vida quiso que los dos hijos estuviesen a su lado. El mayor se encontraba ya presente, y a Ciro lo mandó a llamar del gobierno del que le había hecho sátrapa, nombrándole al mismo tiempo general de las tropas que estaban reuniendo en la llanura de Castolo. Acudió, pues, Ciro llevando consigo a Tisafernes, a quien tenía por amigo, y escoltado por trescientos hoplitas griegos a las órdenes de Jenias de Parrasia. Muerto Darío y proclamado rey Artajerjes, Tisafernes acusa a Ciro ante su hermano diciéndole que conspiraba contra él. Créelo el rey y prende a Ciro con la intención de darle muerte. Pero la madre consiguió con súplicas que lo enviase de nuevo al gobierno. Y Ciro, de vuelta, después de haber corrido tal peligro y con el dolor de la afrenta, se puso a pensar en la manera de no hallarse en adelante a merced de su hermano y aun, si fuese posible, ser rey en su lugar. Su madre, Parisátile, le era favorable porque le quería más que al rey Artajerjes y él, por su parte, trataba de tal suerte los que a él venían de la corte, que retornaban más amigos suyos que del rey. Procuraba al mismo tiempo que los bárbaros a su servicio estuviesen bien preparados para la guerra, y se esforzaba por ganar sus simpatías. Con el mayor sigilo fue reuniendo tropas griegas a fin de coger al rey todo lo más desprevenido posible. La manera que tuvo de reunirlas fue la siguiente: en todas las ciudades donde tenía guarnición ordenó a los jefes que alistasen el mayor número de soldados peloponenses, y los mejores posibles, pretextando que Tisafernes pensaba atacar las ciudades. Pues las ciudades jamás habían sido antes de Tisafernes, dadas por el rey, pero entonces se habían pasado a Ciro; todas, excepto Mileto. En Mileto, Tisafernes, presintiendo que pensaban hacer lo mismo -pasarse a Ciro-, mató a unos y a otros los expulsó. Y Ciro, tomando bajo su protección a los desterrados, reunió un ejército y puso sitio a Mileto por tierra y por mar, con el propósito de que los expulsados volvieran a sus hogares. Esta empresa le servía también de pretexto para reunir tropas. Y al mismo tiempo envió mensajeros al rey pidiéndole le concediese a él, que era su hermano, el gobierno de las ciudades con preferencia a Tisafernes. La madre le apoyó en esta súplica; de suerte que el rey no advertía las maquinaciones de Ciro y pensaba que, en guerra contra Tisafernes, el sostenimiento de las tropas le obligaría a grandes gastos. Por eso no veía con disgusto que los dos estuviesen en guerra. Ciro, además, tenía cuidado de enviarle los tributos de las ciudades que estaban bajo la jurisdicción de Tisafernes.
 Mientras tanto, iba reuniendo otro ejército en Quersoneso, enfrente de Abidos, por el siguiente procedimiento: Clearco era un desterrado lacedemonio. Ciro tuvo ocasión de tratarlo y, lleno de admiración por él, entrególe diez mil daricos. Clearco aceptó el dinero, levantó con él un ejército y tomando el Quersoneso como base de operaciones entró en guerra con los tracios que habitaban por encima del Helesponto. Y como en estas luchas resultaban favorecidos los griegos, las ciudades helespontinas proporcionaban voluntariamente recursos para sostener las tropas. De esta forma mantenía ocultamente aquel ejército, sin suscitar sospechas.
 Sucedió también que un amigo suyo, Aristipo, de Tesalia, apretado en su ciudad por un partido contrario, acudió a Ciro pidiéndole dinero para alistar durante tres meses a dos mil mercenarios, con los cuales pensaba vencer a sus enemigos. Ciro le dio para cuatro mil durante seis meses pero bajo la condición de no llegar a un acuerdo con los adversarios sin antes consultárselo. Y también de este modo mantenía el ejército de Tesalia sin suscitar sospechas". 

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