Escena segunda
"Stanley: (asiendo a Stella del brazo.) Escucha... ¿has oído hablar del código Napoleón?
Stella: (liberándose, se sienta ante el tocador y se empolva la nariz.) No, Stanley. No he oído hablar del código Napoleón.
Stanley: (acercándose al tocador, se apoya en él y contempla a Stella.) Permíteme que te explique un par de cosas.
Stella: ¿Cuáles?
Stanley: En el estado de Louisiana, tenemos lo que se llama el código Napoleón, de acuerdo con el cual lo que le pertenece a la esposa también le pertenece al marido y viceversa. Si yo tuviese una propiedad, por ejemplo, o si la tuvieses tú...
Stella: (insistiendo en usar el cisne, que Stanley le arrebata con firmeza y pone sobre el tocador.) ¡Estoy mareada!
Stanley: Perfecto. Esperaré a que Blanche termine de tomar su baño caliente y le preguntaré si ella conoce el código Napoleón. (Entra en la sala.) Me parece que te han estafado, nena. Y cuando te estafan a ti, bajo la vigencia del código Napoleón, también me estafan a mí. Y a mí no me gustan que me estafen.
Stella: (se le acerca.) Ya te sobrará tiempo para hacerle esas preguntas, pero si lo haces ahora Blanche volverá a enfermarse. No entiendo qué ha pasado con Belle Rêve, pero no te imaginas qué ridículo estás al insinuar que mi hermana, o yo, o cualquier otra persona de nuestra familia, podamos haber estafado a alguien.
Stanley: Entonces, si vendieron la propiedad... ¿dónde está el dinero?
Stella: ¡No la vendieron!... ¡Se perdió, se perdió! (Vuelve al tocador. Stanley la sigue rápidamente, la aferra y la obliga a volver a la sala junto al baúl de Blanche. Protestando.) ¡Stanley!
Stanley: (sacando tres vestidos del baúl y arrojándolos junto al sofá.) ¿Quieres molestarte en mirar estas cosas? ¿Crees que Blanche las ha comprado con su sueldo de maestra?
Stella: (levantando los vestidos.) ¡Baja la voz!
Stanley: (sacando más prendas de vestir del baúl.) ¡Mira estas plumas y pieles que viene a lucir aquí! ¿Qué es esto? ¡Mira, parece que es un vestido de oro macizo! (Levanta un vestido recamado de oro. Stella se lo quita.) ¿Y éste? (Saca otro.) ¿Qué es esto? ¿Zorros? (Saca una piel de zorro blanco. Stella quiere arrebatárselo, él la aferra del brazo y le dice en la cara.) ¡Pieles de zorro auténticas, de medio kilómetro de longitud! ¿Dónde están tus pieles de zorro blanco?
Stella: (tomando la piel.) Son pieles de verano baratas que Blanche posee desde hace mucho.
Stanley: (va hacia la derecha. Stella se acerca al baúl y comienza a poner los vestidos en su lugar.) Tengo un amigo que trabaja con estas cosas. Le haré venir para que las valore.
Stella: No seas estúpido, Stanley. (Le quita la piel y la reintegra al baúl.)
Stanley: (siguiendo con la mirada sus movimientos.) Apostaría a que se han invertido mil dólares en esas prendas. (Ve el joyero con el rabillo del ojo y se vuelve hacia la mesa.) ¿Y qué tenemos aquí? ¿El cofre de un pirata? (Se acerca a la mesa y abre con un chasquido el joyero en forma de corazón.)
Stella: (acercándose precipitadamente.) ¡Oh, Stanley!
Stanley: (apartándola con el brazo izquierdo, saca joyas del estuche.) ¡Perlas! ¡Sartas de perlas! ¿Qué es tu hermana? ¿Un buzo? (Alzando un brazalete después de haber tirado las perlas sobre la mesa.) ¡Brazaletes de oro macizo! ¿Dónde están tus perlas y tus brazaletes de oro?
Stella: (le arrebata el brazalete, se acerca a la mesa y lo guarda en el joyero.) ¡Sssst! ¡Cállate, Stanley!
Stanley: (tomando una diadema.) ¿Y esto qué es? ¿Diamantes? ¿La corona de una emperatriz?"
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