La cigarra y la hormiga
"Cantando la cigarra / pasó el verano entero,
sin hacer provisiones / allá para el invierno;
los fríos la obligaron / a guardar el silencio
y a acogerse al abrigo / de su estrecho aposento.
Viose desproveída / del preciso sustento:
sin mosca, sin gusano, / sin trigo, sin centeno.
Habitaba la hormiga / allí, tabique en medio,
y con mil expresiones / de atención y respeto
la dijo: "Doña hormiga, / puesto que en vuestro granero
sobran las provisiones / para vuestro alimento,
prestad alguna cosa / con que viva este invierno
esta triste cigarra / que, alegre en otro tiempo,
nunca conoció el daño, / nunca supo temerlo.
No dudéis en prestarme / que fielmente prometo
pagaros con ganancias, / por el nombre que tengo."
La codiciosa hormiga / respondió con denuedo,
ocultando a la espalda / las llaves del granero:
"¡Yo prestar lo que gano / con un trabajo inmenso!
Dime, pues, holgazana, / ¿qué has hecho en el buen tiempo?"
"Yo, dijo la cigarra, / a todo pasajero
cantaba alegremente, / sin cesar ni un momento."
"¡Hola! ¿Con qué cantabas / cuando yo andaba al remo?
Pues ahora, que yo como, / baila, pese a tu cuerpo".
La zorra y las uvas
Es voz común que a más del mediodía, / en ayunas, la zorra iba cazando;
halla una parra, quédase mirando / de la alta vid el fruto que pendía.
Causábala mil ansias y congojas / no alcanzar a las uvas con la garra,
al mostrar a sus dientes la alta parra, / negros racimos entre verdes hojas.
Miró, saltó y anduvo en probaduras, / pero vio el imposible ya de fijo.
Entonces fue cuando la zorra dijo: / "No las quiero comer. No están maduras."
No por eso te muestres impaciente / si se te frustra, Fabio, algún intento:
aplica bien el cuento, / y di: No están maduras, frescamente.
Los dos gallos
Habiendo a su rival vencido un gallo, / quedó entre sus gallinas victorioso,
más grave, más pomposo / que el mismo Gran Sultán en su serrallo.
Desde un alto pregona, vocinglero, / su gran hazaña; el gavilán lo advierte,
le pilla, lo arrebata y, por su muerte, / quedó el rival señor del gallinero.
Consuele al abatido tal mudanza; / sirva también de ejemplo a los mortales
que se juzgan exentos de los males / cuando se ven en próspera bonanza".
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