miércoles, 19 de febrero de 2020

Lo que Einstein le contó a su barbero.- Robert L. Wolke (1928)

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7.-Casos y cosas
El poder de la fruta

«En un catálogo de novedades he visto un "reloj accionado por fruta". Se pinchan dos cables en una naranja o un limón, y esto hace funcionar un pequeño reloj digital a partir de la "energía natural de una fruta o vegetal fresco". ¿Dónde está el truco?

 La "energía natural" es una de las frases favoritas de los vendedores ambulantes y chiflados que tratan de vender desde curas para la artritis hasta comunicación con los muertos. Parece que existe esta idea de que la "energía natural" está en todas partes, para ser extraída del aire con baratijas mágicas como pulseras de cobre (para la artritis), o con esos amuletos de cristal que se llevan en el cuello o en el bolsillo para ahuyentar lo que sociedades supuestamente menos sofisticadas llaman "espíritus malignos". Si una cualquiera de esas cosas suministrase una milésima de la energía de la que sus vendedores gastan en pregonarlas, ya no tendríamos que quemar carbón o petróleo.
 En lo que respecta a las frutas y vegetales, su única "energía natural" está en forma de las calorías que se obtienen al comerlas: la energía que se obtiene cuando se metaboliza, o "quema", la comida, igual que se puede liberar energía al quemar un pedazo de carbón. Comer carbón, en cambio, no funciona porque nuestros cuerpos no tienen el mecanismo para digerirlo y metabolizarlo, es decir, para extraer su energía química.
 Las naranjas y los limones contienen sólo un poco de energía, como puede adivinarse a partir del hecho de que no arden al quemarlos (excepto los aceites de la corteza). Incluso si se pudiera convertir toda su energía nutricional en electricidad en lugar de en energía muscular, las quince calorías de un limón mantendrían una luz nocturna de 7,5 vatios encendida durante sólo un par de horas.
 Aparte de esto, la única forma de obtener energía útil de un limón sería lanzándolo desde lo alto de un edificio.
 ¿Funciona realmente el reloj de frutas? Asombrosamente, sí. Funcionará durante semanas o meses con sus cables pinchados en una fruta o vegetal (prácticamente cualquier fruta o vegetal). Los relojes "accionados por patatas" son bastante populares, presumiblemente porque no hay nada tan tonto y amuermado como una patata, y obtener energía de ella atrae el sentido del ridículo de la gente.
 He aquí cómo funciona el reloj vegetal.
 Los cables que se pinchan en la fruta están hechos de dos metales diferentes, normalmente cobre y zinc. Junto con los jugos de la fruta, estos dos metales crean una genuina batería eléctrica (más correctamente llamada una célula voltaica, pero la denominaremos igual que todo el mundo). Todo lo que hace falta para formar una batería son dos metales diferentes con algún tipo de líquido conductor de electricidad en medio de ellos.
 Ya sabe que una corriente eléctrica es un flujo de electrones que se mueven de un lugar a otro: a través de un cable, de una bombilla, de un motor o, en este caso, de un reloj digital electrónico. La cuestión es: ¿cómo se atraen a los electrones para que se muevan de un lugar a otro a fin de que puedan hacer funcionar un reloj?
 Una batería induce a los electrones a moverse porque contiene dos tipos diferentes de átomos que se aferran a sus electrones con distintos niveles de fuerza. Por ejemplo, los átomos de cobre abrazan sus electrones con más fuerza que los de zinc. Así que si les da la oportunidad a los electrones del zinc, abandonarán su hogar y migrarán al cobre, donde se sienten más queridos.
 Los humanos, listos como somos, ofrecemos a los electrones una sola ruta desde el zinc hasta el cobre: a través de nuestro reloj digital. Si quieren llegar al cobre, simplemente tendrán que atravesar el reloj, haciéndolo funcionar al pasar a través de sus circuitos.
 Entonces, ¿por qué son necesarios la fruta o el vegetal? El jugo que hay en el interior es lo que los químicos llaman electrolito: un líquido que conduce la electricidad. Completa el circuito de los electrones, restaurándolos al zinc, que de otro modo quedaría tan escaso de electrones que todo el proceso se detendría.
 ¿De dónde viene realmente la "energía natural"? Es inherente a la constitución de los átomos de zinc y cobre: a la diferencia natural de su capacidad para mantener los electrones.
 Una batería es tan fácil de construir que al menos una puede haber sido construida por los partianos, un pueblo que vivió hace 2.000 años en lo que ahora es Irak. En 1938, un arqueólogo alemán describió una pequeña jarra de barro de ese período, en el Museo Nacional de Bagdad. La jarra contenía una vara de hierro en el interior de un cilindro de cobre; sólo hacía falta llenar la jarra con zumo de frutas (o vino) a fin de que tuviera suficiente potencia como para hacer funcionar un antiguo reloj digital de pulsera partiano.
 De acuerdo, nadie sabe realmente para qué se usaba.
 Si realmente era una batería.
 Si no era una patraña.
 Si...»

   [El texto pertenece a la edición en español de Editorial SWING, 2007, en traducción de Luis Crespo Mejía y revisión técnica de Pedro Crespo. ISBN: 978-84-96746-21-3.]

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