Cuando en tus brazos, Filis, recogiéndome
«Cuando en tus brazos, Filis, recogiéndome,
el pecho me descubres, hermosísimo,
allí donde el tocar es sabrosísimo
estás un breve rato entreteniéndome.
Y cuando lo que quiero concediéndome,
un beso das sabroso, otro dulcísimo,
y en aquel deleite süavísimo,
deleite das y tomas respondiéndome,
las hojas de los árboles meneándose,
al céfiro mil vientos sucediéndole,
serían perezosas, imitándonos.
Mas cuando el dulce fin viene llegándose,
la noche se hace día bendiciéndole,
y la luna se alegra contemplándonos.
El vulgo comúnmente se aficiona
El vulgo comúnmente se aficiona
a la que sabe que es doncella y moza,
porque ansí le parece al que la goza
que le coge la flor de su persona.
Yo, para mí, más quiero una matrona
que con mil arteficios se remoza,
y, por gozar de aquel que la retoza,
una hora de la noche no perdona.
La doncella no hace de su parte,
cuando la gozan, cosa que aproveche,
ni se menea ni da dulces besos.
Mas la otra lo hace de tal arte,
y amores os dirá, que en miel y leche
convierte las médulas de los huesos.
Una nueva locura se ha asentado
Una nueva locura se ha asentado
en los entendimientos desta era,
que no hay quien a la hermosa dama quiera,
si no es discreta y sabia en sumo grado.
Por la hermosura no dan un cornado,
y adóranla si es fea y es parlera,
como si en el aviso consistiera
tener la dama el cuerpo bien formado.
¡O necio humor, no amor, mas devaneo!
¡Como, porque es astuta, la raposa
y no como, por simple, la gallina!
Cualquiera vaya, pues, tras su deseo,
que de mujeres quiero la hermosa,
pues hermosura busco y no dotrina.
Ninguna mujer hay que yo no quiera
Ninguna mujer hay que yo no quiera,
a todas amo y soy aficionado;
de toda suerte, condición y estado,
todas las amo y quiero en su manera.
Adoro la amorosa y la austera,
por la discreta y simple soy penado,
y por morena y blanca enamorado,
ora sea casada, ora soltera.
Todo lo que Dios cría es buena cosa,
tan mujer es aquésta como aquélla,
lo que tiene la una, la otra tiene.
Agora sea fea, agora hermosa,
siempre es tenella por hermosa y bella,
que en la mujer el hombre se conviene.»
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