jueves, 27 de abril de 2017

"El Concejo y Consejeros del Príncipe".- Fadrique Furió Ceriol (1527-1592)


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Capítulo II: Del Consejero i primeramente de sus calidades en cuanto al alma

«Esta suficiencia se conosce por quinze calidades, que son las siguientes:
 La primera es que sea el Consejero de alto i raro ingenio; porque el grande ingenio es principio, es medio i fin de grandíssimas i más que humanas empresas. Todas quantas virtudes se hallan, i hallar se pueden, en un hombre (si el mismo no es de grande ingenio) son baxas, pierden su fuerça i casi son nada. [...]
 La segunda calidad, que muestra la suficiencia del alma en el Consejero, es que sepa las artes de bien hablar; porque como los hombres nos diferenciamos de todas las alimañas con el entendimiento i palabra, de creer es que entre los hombres, aquéllos son más ecelentes que saben mejor i con más gracia hablar i razonar. [...]
 La tercera calidad, que muestra la suficiencia del alma en el Consejero, es que sepa muchas lenguas i principalmente las de aquellos pueblos que su Príncipe govierna, o tiene por aliados, o por enemigos. Esto se entenderá mejor con un exemplo. Sea pues de un Rei de España, según está el presente. El Consejero deste Rei, allende de su lengua natural, es bien que sepa Latín, Italiano, Arávigo, Francés i Alemán; [...]
 La quarta calidad, que muestra la suficiencia en el alma del Consejero, es que sea grande historiador, digo, que haia visto i leído con mui grande atención i esaminado sotilmente las historias antiguas i modernas, i principalmente las de su Príncipe, las de sus aliados, las de sus vecinos y las de sus enemigos. [...]
 La quinta calidad, que muestra la suficiencia del alma en el Consejero, es que sepa bien i perfetamente el fin, la materia, el cómo, quándo i hasta quánto se estienda cada virtud. Porque es cosa en que se ierra a cada passo i, si el Consejero sigue el vulgo en ello, dará terribles porradas. [...]
 La sexta calidad, que muestra la suficiencia del alma en el Consejero, es que sea político, digo, que sea plático en el gobierno de paz i de guerra i cosas a ello pertenescientes. Porque siendo el oficio i obligación del Príncipe puesto en estas dos cosas, en el gobierno i protección; lo uno i lo otro se refieren a paz i a guerra, pero más propiamente el govierno es de la paz, i la protección de la guerra; i si no entiende estas dos cosas cómo i en qué manera se suelan guiar, es impossible que pueda el Consejero hacer cosa que vala. [...]
 La séptima calidad, que muestra la suficiencia del alma en el Consejero, es haver andado i visto muchas tierras i entre ellas la de su Príncipe señaladamente, las de sus contrarios, las de sus aliados i las de sus vecinos. Esta peregrinación ha de ser curiosa i prudente, no descuidada i nescia, como suele ser la de hombres ociosos i vagabundos, [...]
 La otava calidad, que muestra la suficiencia del alma en el Consejero, es que sepa las fuerças i poder de su Príncipe, de sus aliados, de sus enemigos i vecinos. [...]
 La novena calidad, que muestra la suficiencia del alma en el Consejero, es que no solamente ame el bien público, pero que en procurarlo, se olvide de su propio provecho i reputación; de tal manera que, do se pueda aprovechar al bien común, el Consejero se debe emplear en ello con todas sus fuerças i diligencia, aunque de allí se le haia de recrescer daño propio en fama, vida i bienes. [...]
 La décima calidad, que muestra la suficiencia del alma en el Consejero, es que sepa curar todo el cuerpo del principado i no que, curando una parte, desampare otra; que es como si un médico, fuera propósito, por aprovechar a un miembro, dañasse a otro. Portanto el buen Consejero se debe despojar de todos los interesses de amistad, parentesco, parcialidad, bandos i otros qualesquier respetos; [...]
 La onzena calidad, que muestra la suficiencia del alma en el Consejero, es que sea justo i bueno; porque el tal es amigo de pagar a cada uno según sus méritos, que es castigar al malo i remunerar al bueno; i en  lo uno i en lo otro guarda la devida mediocridad, que ni en el castigo es cruel o floxo, ni en el galardonar corto o sobrado o vano. [...]
 La dozena calidad, que muestra la suficiencia del alma en el Consejero, es que sea franco i liberal; porque el pueblo se paga mucho de la franqueza, la ama i aun la adora. [...]
 La trezena calidad, que muestra la suficiencia del alma en el Consejero, es que sea benéfico, digo, amigo de hazer bien. Esta virtud es la que en Latín se llama beneficentia, i no se refiere a dar dinero, o algo de la hazienda, como lo da la liberalidad, sino en aiudar a la República (digo al bien común) i a todos sus miembros particulares [...]
 La quatorzena calidad, que muestra la suficiencia del alma en el Consejero, es que sea manso i afable; porque el tal da audiencia a grandes i pequeños, a ricos i pobres, recójelos con clara i suave frente, oie sus razones atenta i diligentemente, responde con amor, promete con gravedad, niega i quita sin pesadumbre, reprehende sin injurias, despide con respeto i sin altivez. [...]
 La quinzena i última calidad, que muestra la suficiencia del alma en el Consejero, es que sea fuerte; i esta fortaleza no se entiende de las fuerças del cuerpo, sino del pecho interior, que es aquélla por do se llaman los hombres heróicos, es saber, más que hombres; [...]
 Aquí se acaban las quinze calidades por las quales se suele conocer la suficiencia del Consejero en quanto al alma, que es ver i entender perfetamente si es idóneo, o no, para ser elegido en el Concejo: porque el que tuviere todas las quinze no hai duda sino que es suficientíssimo; i el que menos dellas tuviere o más, así será más o menos suficiente.»

 

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