domingo, 22 de mayo de 2016

"Catálogo de las ciencias".- Al-Farabi (872-950)


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Artículo II: Sobre la utilidad de la lógica

 "[...] las especies de silogismo y las especies de elocución que pueden emplearse para demostrar una opinión o cuestión cualquiera, y las especies de las artes cuya función propia (cuando son perfectas) consiste en servirse del silogismo elocutivo pueden reducirse, en suma, a cinco: apodícticas, polémicas, sofísticas, retóricas y poéticas.
 Las elocuciones apodícticas son aquéllas cuya función consiste en producir un conocimiento cierto acerca de la cuestión cuya resolución se busca; y esto, tanto si el hombre las emplea dentro de su propio espíritu para investigar él mismo dicha cuestión, como si se sirve de ellas para demostrársela a otro, como si otro las usa para demostrársela a él. En todos estos casos la función propia de estas elocuciones es dar por resultado un conocimiento cierto. El conocimiento es cierto cuando lo conocido no cabe absolutamente que sea de otro modo, cuando no cabe en modo alguno y por ninguna causa que el hombre que lo posee se retracte de él ni que él mismo conciba como posible tal retractación; cuando no cabe que le ocurran sospechas de error, ni le venga a las mientes sofisma alguno que le obligue a rechazar lo que ya conoce, ni dudas ni conjeturas.
 Las elocuciones polémicas se emplean dos casos: 1º, cuando uno arguye con afirmaciones de común sentir, de esas que todos los hombres admiten, tratando sólo de vencer al adversario sobre una tesis de cuya verdad éste responde, o defender contra él otra tesis con afirmaciones de aquel mismo género. Si el que arguye se propone vencer al defensor, pero con afirmaciones o medios que no sean de común sentir, y si el defensor intenta sostener su tesis o propugnarla, pero con afirmaciones que no sean tampoco de común sentir, entonces la función de ambos no pertenece al ámbito polémico; 2º, cuando el hombre se sirve de afirmaciones de común sentir como medios para sugerir sospechas vehementes de error en su propio ánimo o en el de otra persona, respecto de una opinión cuya verdad intenta comprobar, llegando hasta imaginar que es cierta sin que, en realidad, lo sea.
 Las elocuciones sofísticas son aquéllas cuya función propia consiste en inducir a error al entendimiento, extraviarlo y confundirlo, a fin de que llegue a sospechar que es verdad lo que no lo es y recíprocamente; que es un eminente sabio el que no lo es en realidad y que no es un filósofo verdadero y un sabio el que realmente lo es.
 Este nombre, sofística, designa la habilidad técnica que da al hombre la facultad de engañar, de adulterar la verdad, de falsificarla mediante la palabra hasta el punto de hacer pensar a los demás una de estas cosas: o que él está en posesión de la ciencia, de la filosofía y de la perfección y que los otros son imperfectos, sin que realmente sea así; o que una tesis cualquiera es falsa siendo verdadera, y recíprocamente.
 Es una palabra griega compuesta de sofía, que es la sabiduría, y de isthv, que significa falsificado. Viene, pues, a significar sabiduría falsificada. De modo que todo el que posee la facultad de adulterar la verdad y de engañar mediante la palabra, acerca de cualquier asunto, se le designa con este nombre. [...]
 Las elocuciones retóricas son aquéllas cuya función propia consiste en conseguir persuadir al hombre acerca de cualquier opinión, haciendo que su espíritu se incline a confiar en la verdad de lo que se dice y a otorgar a ello su asentimiento, con intensidad mayor o menor; porque las adhesiones fundadas en la mera persuasión, si bien son inferiores en intensidad a la opinión muy probable, admiten entre sí varios grados, siendo unas más firmes que otras, según que lo sean las elocuciones que las producen, puesto que, indudablemente, ciertas elocuciones persuasivas son más eficaces, más elocuentes, más fidedignas que otras; [...]
 Las elocuciones poéticas son aquéllas que se componen de elementos cuya función propia consiste en evocar en el espíritu la representación imaginativa de un modo de ser o cualidad de la cosa de que se habla, sea esta cualidad excelente o vil, como por ejemplo, la belleza, la fealdad, la nobleza, la abyección u otras cualidades semejantes a éstas". 

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