sábado, 19 de diciembre de 2015

"Enquiridión (Máximas)".- Epicteto (55-135)


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VIII
 "El verdadero medio de no estar sujeto a turbación es considerar las cosas que son de nuestro gusto o nuestra utilidad, o aquellas que amamos, como ellas son en sí mismas. Se ha de comenzar el examen por las que importan menos. Por ejemplo: cuando manejas una olla de barro, piensa que es una olla de tierra la que manejas, y que puede quebrarse fácilmente. Porque, habiendo hecho esta reflexión, si acaso se quebrare, no te causará alteración. Asimismo, si amas a tu hijo o tu mujer, acuérdate que es mortal lo que amas y por este medio te librarás del impensado sobresalto cuando la muerte te los arrebate.

 X
 No son las cosas las que atormentan a los hombres, sino las opiniones que se tienen de ellas. Por ejemplo: la muerte (bien considerada) no es un mal; porque, si lo fuera lo habría parecido a Sócrates como a los demás hombres. No, no; la opinión falsa que se tiene de la muerte la hace horrible. Por lo cual, cuando nos hallamos turbados o impedidos, debemos echar la culpa a nosotros mismos y a nuestras opiniones.

XIV
 Nunca pidas que las cosas se hagan como quieres; mas procura quererlas como ellas se hacen. Por este medio todo te sucederá como lo deseas.

XVIII
 Si quieres adelantar en el estudio de la virtud, aparta del entendimiento estos pensamientos: "Si no tengo cuidado de mis negocios, no tendré con qué subsistir; si no castigo a mi hijo, saldrá malo". Advierte que vale más morir de hambre y conservar la grandeza del ánimo y la tranquilidad del espíritu hasta los postreros suspiros, que vivir en la abundancia con un alma llena de inquietud y tormento. Advierte, te digo, que vale más sufrir que tu hijo salga malo que hacerte tú mismo desdichado. Al fin, el sosiego del espíritu se ha de preferir a todo; mas para tenerlo es menester desde luego que te ensayes en las cosas menores. Por ejemplo: si se derrama tu aceite o te roban el vino de la cueva, haz esta reflexión y di en ti mismo: "A este precio se compran la tranquilidad y la constancia". En efecto, nada se adquiere de gratis y necesariamente nos ha de costar alguna cosa. Haz lo mismo cuando llamas a tu criado; piensa que no está pronto a tu voz y que, cuando lo esté, puede ser que no haga nada de lo que deseas que haga. Sea lo que fuere, no permitas jamás que  tenga el poder de enojarte y de turbarte el espíritu cuando él quiera.

XX
 Si quieres que tus hijos, tu mujer o tus amigos vivan siempre, has perdido el entendimiento. Porque es querer que dependa de ti absolutamente lo que no depende en manera alguna y que lo que es ajeno, te pertenezca. Asimismo, si pretendes que tu hijo no cometa falta alguna, también eres ridículo, porque quieres que el vicio no sea vicio. Por lo cual, si tienes gana de no ser jamás frustrado en tus deseos, no desees sino aquello que depende de ti.

XXVIII
 Acuérdate que no te ofende el que te injuria ni el que te golpea, sino la opinión que has concebido. Cuando alguno, pues, sea causa de que hayas encolerizado, sabe que no es él, sino tu opinión la que te irrita; por lo cual conviene estar atento a no dejarte llevar de tu pasión. porque cuanto más presto lo hicieres tanto más fácilmente la domarás".

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