sábado, 10 de octubre de 2015

"Epístolas".- Horacio (65 a.C.- 8 a.C.)


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VI
 
 "No idolatrar nada es casi la única cosa, Numicio,
 
la sola que puede hacerle y conservarle a uno feliz.
 
Este sol y las estrellas y estaciones que a su tiempo
pasan hay quien las contempla impermeable al miedo.
¿Qué piensas de los dones de la tierra? ¿Qué de los del
mar que enriquece a los lejanos árabes e indos? ¿Y de los
juegos, aplausos y honores del amigo Quirite? ¿Cómo
crees que se deben contemplar, con qué impresión o cara?
Quien teme el infortunio casi se embelesa igual que
el ambicioso; las dos ansiedades son molestas
y a la vez consterna a ambos la impresión imprevista.
¿Goce o duela, desee o tema, qué hace al caso,
si cualquier cosa que ve mejor o peor que su esperanza,
le deja parado, fijos los ojos, el ánimo y el cuerpo?
Al sabio llamaríamos insensato, al justo injusto,
si buscara la virtud misma más allá de lo bastante.
 
 Hala, embóbate con la plata, el mármol viejo, bronces y
obras de arte, admira los colores tirios con las gemas.
Disfruta de que te contemplen mil ojos, mientras hablas.
Ve diligente al Foro por la mañana, de tarde a casa,
para que no coseche más trigo en los campos de la dote
Muto (y cosa indigna, y que es de peor estirpe)
éste sea más admirable para ti que tú para él.
Cuanto está bajo tierra lo sacará al solecito el tiempo,
soterrará y esconderá lo que brilla. Por muy famoso
que el Pórtico de Agria, la Vía de Apio te hayan visto,
te queda ir adonde bajaron Numa y Anco. 
 
 Si tus riñones o pulmones están afectados por agudo mal,
busca escapar a la enfermedad. Quieres vivir bien, ¿verdad?
Si la virtud es lo único que puede ofrecer esto, ea,
sé valiente, abandona los caprichos. Crees que la virtud es
una palabra, el bosque leña: cuida que otro no ocupe
los puertos, no perder negocios en Cíbira y Bitina;
redondea la suma de mil talentos, después otros tantos,
venga una tercera tanda y la que cuadre el montón.
Normal: don Dinero regala mujer con dote,
influencias y amistades, alcurnia y hasta belleza, y al
que está forrado adornan las diosas Seducción y Gracia.
Rico en esclavos, el rey de los capadocios carece de
efectivo. No seas tú así. Lúculo, según cuentan,
preguntado si podía proporcionar cien clámides para una
función, dijo: "¿Tantas? Lo dudo, pero buscaré y cuantas
tenga te enviaré." Poco después le escribe que tenía en casa
cinco mil clámides, que se llevara parte o todas.
Yerma es la casa sin un gran excedente que pase
inadvertido al dueño y aproveche a cacos. Conque,
si sólo el dinero puede hacerle y conservarle a uno feliz,
ponte a ello el primero y sé el último en dejarlo.
 
 Si apariencia e influencia traen la fortuna, compremos
un esclavo que nos sople nombres, nos dé un codazo
en el costado izquierdo y nos obligue a tender la mano
al cruzar la calle: "Éste influye mucho en la tribu Fabia,
aquél en la Velina. Éste sin inmutarse dará fasces y quitará
marfil curul a placer". Añade "hermano" o "padre":
sé donoso al meter a cada uno por edad en la familia.
 
 Si quien cena vive bien, está todo claro: vayamos
adonde lleva la gula, pesquemos, cacemos, como antaño
Gargilio, que mandaba a trampas, venablos, criados cruzar
por la mañana el Foro y el Campo atestados, para que uno
de sus muchos mulos volviera con un jabalí comprado
para pública contemplación. Bañémonos inflados por
la digestión, olvidando qué es decente y qué no, dignos de
la cera de Cere, viciosa tripulación de Ulises de Ítaca,
para quienes mejor fue el placer prohibido que su patria.
 
 Si, como juzga Mimnermo, sin los placeres del amor
no existe alegría, pues vive en los placeres del amor.
 
 Vive la vida, adiós. Si sabes mejores preceptos que éstos,
sé tan amable de compartirlos; si no, usa de éstos conmigo".
 

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