miércoles, 8 de febrero de 2017

"Sistemas políticos actuales".- Theo Stammen (1933)


Resultado de imagen de theo stammen
 Bélgica

 «En 1830 únicamente la actual Bélgica, hasta entonces perteneciente a los Países Bajos como provincia de Brabante, en un acto revolucionario se separó con su población preponderantemente católica de los Países Bajos, esencialmente protestantes, para constituirse en Estado independiente. Este Estado halló entonces su base constitucional en la famosa Constitución del 17 de febrero de 1831, que fue esbozada por católicos liberales belgas con la decisiva colaboración del francés Lamennais, según el modelo de la Constitución francesa de 1791 y de la Carta francesa de 1830, directamente contemporánea. La influencia de las condiciones constitucionales inglesas es igualmente apreciable. Esta Constitución ha tenido -y de ahí proviene su fama- una importancia y ejemplaridad para el movimiento liberal y constitucional europeo de principios de marzo difíciles de sobreestimar; todavía la Constitución prusiana de 1850 acusa esta influencia. En la historia de esta Constitución, ahora de más de 130 años, ha habido pocas revisiones, las cuales se refieren especialmente a la composición de las dos Cámaras del Parlamento y al derecho de voto, o sea, que dependían de las tendencias de democratización.
 La Constitución de 1831 fundó entonces un sistema monárquico-constitucional como correspondía enteramente al gusto de la época liberal: la estructura constitucional era dualista; frente al rey y a su gobierno se encontraba la Cámara de representación popular: el Parlamento dividido en dos Cámaras. Mientras el rey tenía en sus manos el poder gubernamental y lo ponía en práctica a través de su gobierno, el Parlamento tenía el derecho legislativo y como facultad especialmente importante la de aprobar el presupuesto y las cuentas del Estado.
 Sin embargo, también en Bélgica, en el transcurso del siglo XIX todavía, se formó la estrecha relación entre Parlamento y gobierno característica  en un sistema parlamentario de gobierno, teniendo en cuenta que, según la Constitución actual, al rey le corresponden todavía derechos políticos bastante amplios. Es así como, de acuerdo con la Constitución, tiene en su mano el poder ejecutivo central, y en  unión de las dos Cámaras del Parlamento, colabora en la promulgación de leyes. Que incluso hoy estos derechos no tienen un carácter simbólico únicamente lo muestra el hecho de que hasta 1946 no se estableció un Consejo de Estado para el rey. Este "Conseil d'Etat" dispone de una Comisión legislativa y una administrativa.
 A pesar de todo, para Bélgica también rige el principio de que el rey reina, eso sí, pero no gobierna, y que el verdadero poder gubernamental se encuentra en las manos del gabinete, que proviene del Parlamento y es responsable ante él. Si bien es cierto que el gobierno es nombrado y disuelto por el rey, no obstante su verdadero soporte es la confianza de la mayoría parlamentaria.
 Como ya hemos mencionado, el Parlamento belga consta de dos Cámaras: del Senado ("Sénat"), la primera Cámara, y de la Cámara de Representantes ("Chambre de Représentants"), la segunda Cámara. Es elegida directamente por el pueblo y es la verdadera Cámara de representación popular, correspondiendo un diputado a cada 40.000 habitantes. Para la elección de los miembros del Senado se tiene un procedimiento extraordinariamente complicado, y hemos de decirlo: artificioso; aquí hay tres clases de miembros:
 1.-Los que son elegidos de nuevo directamente por el pueblo, pero por un procedimiento algo diferente.
 2.-Aquellos que son elegidos por los consejeros provinciales; es decir, indirectamente.
 3.-Finalmente aquellos que se eligen todavía por los miembros del Senado designados según las dos primeras maneras.
 A esto hay que añadir que también los hijos del rey, o parientes masculinos con derechos sucesorios, siempre que sean mayores de dieciocho años, tienen un escaño en el Senado.
 En Bélgica participan también una pluralidad de partidos políticos en el proceso de formación de la voluntad política. [...] La necesidad de las coaliciones ha hecho a menudo bastante difícil en Bélgica -de manera semejante a los Países Bajos- la formación de un gobierno.
 Desde la fundación del moderno Estado belga, la escisión de la población en valones de habla francesa y flamencos de habla flamenca ha estado amenazando continuamente la unidad de este Estado. Al principio dominaba claramente el elemento francés, pero desde la segunda mitad del siglo XIX el "Vlaamse Beweging" (el movimiento flamenco) pudo conseguir poco a poco la igualdad lingüística y cultural de derechos para la parte flamenca de la población numéricamente superior. Por eso, los partidos políticos y el gobierno, así como las instituciones estatales, se han visto en la necesidad de respetar la consideración proporcional de los dos grupos nacionales. Sin embargo, hasta hoy no puede decirse que los conflictos nacidos de la duplicidad idiomática del país -algo así como el modelo de la Confederación helvética- hayan podido ser solucionados; al contrario, hace muy poco tiempo tan sólo se han producido constantes y violentos enfrentamientos entre valones y flamencos, por medio de los cuales se ve seriamente amenazada la unidad del país.»

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Realiza tu comentario: