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«Tuve miedo de decir lo que pensaba de verdad, pero no podía quedarme callada.
-Por otra parte, de momento no aparecen referencias del síndrome de muerte súbita infantil. De su primer hijo. El registro no consigue encontrar nada al respecto en California. No creo que ese hijo haya existido nunca, y tal cosa encajaría con el perfil.
-¿Qué perfil?
-Benton -murmuré-, no sabemos a ciencia cierta que Denesa Steiner no matara a su propia hija.
Wesley exhaló un profundo suspiro.
-Tienes razón. No lo sabemos a ciencia cierta. No sabemos gran cosa, en general.
-Y Mote señaló en la reunión que Emily era una niña enfermiza.
-¿Dónde quieres ir a parar?
-Podríamos estar ante un caso de síndrome de Munchausen...
-Kay, nadie querrá dar crédito a algo así. Yo mismo no estoy seguro de querer creerlo...
Me refería a un síndrome casi increíble en el que quienes se ocupan de los cuidados primarios (madres, por lo general) maltratan a los niños en secreto y con astucia para llamar la atención. Les producen cortes, les rompen huesos, los intoxican y los sofocan hasta casi matarlos. Después, esas mujeres corren a la consulta del médico o al servicio de urgencias y explican historias lacrimógenas sobre cómo se ha puesto enfermo o se ha lastimado el pequeño, y el personal sanitario se compadece de la madre y le presta tanta atención como al niño. La mujer se convierte en maestra de la manipulación de los profesionales médicos y el pequeño puede llegar a morir.
-Piensa en la atención que ha conseguido atraer Danesa Steiner gracias al asesinato de su hija -dije a Benton.
-Eso no lo discuto, pero, ¿cómo encaja en un síndrome de Munchausen la muerte de Ferguson o lo que sostienes que le sucedió a Lucy?
-Una mujer que le hiciera eso a Emily podría hacerle cualquier cosa a cualquiera. Además, tal vez Danesa Steiner se esté quedando sin parientes que matar. Me sorprendería que su marido muriese realmente de un ataque cardíaco. Probablemente, lo mató también de alguna forma disimulada y sutil. Esas mujeres son mentirosas patológicas. Son incapaces de sentir remordimientos.
-Lo que insinúas va mucho más allá del síndrome de Munchausen. Ahora estamos hablando de asesinatos en serie.
-Los casos no son siempre una sola cosa, porque las personas tampoco lo son, Benton. Lo sabes muy bien. Y las asesinas en serie suelen serlo de maridos, parientes y otras personas importantes para ellas. En general, sus métodos son diferentes de los utilizados por los asesinos en serie varones. Las mujeres psicópatas no violan y estrangulan. Prefieren los venenos, o asfixiar a una víctima que no puede defenderse porque es demasiado pequeña o demasiado anciana o está incapacitada por alguna razón. Las fantasías son distintas porque las mujeres son distintas de los hombres.
-Nadie que conozca a la señora Steiner querrá creer lo que planteas -respondió Wesley-. Y aunque tengas razón, será complicadísimo demostrarlo.
-En casos como éste, siempre es complicadísimo encontrar pruebas.
-¿Sugieres que le exponga esta posibilidad a Marino?
-Espero que no se te ocurra hacerlo. Desde luego, no quiero que la señora Steiner se entere de lo que pensamos. Tengo que interrogarla y necesito su colaboración.
-Estoy de acuerdo -asintió Wesley, y comprendí que tenía que ser muy duro para él cuando añadió-: La verdad es que ya no podemos mantener a Marino trabajando en el caso un minuto más. Como mínimo, existe una relación personal con una posible sospechosa. Puede que esté acostándose con la asesina.»
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